"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

20 de abril de 2008

Humo


Foto: Esteban Martirena
El 13 de marzo, Marcelo Rodríguez pensaba ir a ver Estudiantes - River al Estadio Ciudad de La Plata. Pero había pasado una mala noche y la mañana estaba complicada. Respiraba con dificultad. Pensaba que tenía una crisis bronquial y se puso aerosol -Salbutral-, pero el malestar no se le pasaba. A media mañana decidió hacerse unas nebulizaciones, pero tampoco salía del cuadro. Terminó internado con respirador artificial. Y así pasó cuatro días. Hoy, sufre el humo y se protege con un barbijo.
Aquel día que Estudiantes y River empataron en cero, se enteró que sufría asma crónico. Y estuvo cerca de sufrir un paro cardíaco. "Tenía 135 pulsaciones. Y me dijeron que el riesgo de infarto era de 140. Me dieron 8 inyecciones, pero no me podía sacar y me mandaron a la Clínica Integral", contó a Diagonales.
Marcelo tuvo asma desde siempre, pero en lugar de ir al médico tomó la medicación que le recetaban a su papá. Jamás fue a ver a un especialista. "La cagada -reconoció- es que ahora es irreversible".
Ya el año pasado había tenido un aviso. Marcelo trabajaba en un depósito al aire libre y el asma lo molestaba: "tenía una bronquitis”.
Cómo la enfermedad lo obligaba a faltar al trabajo, fue a ver al médico clínico de la empresa para la que aún trabajaba (ahora en un depósito cubierto, aunque bastante húmedo). El médico le dijo que podía ser el asma, pero le recomendó un tratamiento por alergia. Ahora sabe que tendría que haber ido al neumonólogo, a un médico especializara en pulmones y respiración.
"Tenés problemas con la enfermedad si no la tratás", explicó Marcelo a Diagonales. Y agregó que el asma crónico no tiene solución. "Voy a estar medicado de por vida, no puedo hacer fuerza, no puedo pasar frío, no puedo aspirar polvillo, pero con el remedio puedo controlarlo", aseguró.
Mientras se recupera, toma una pastilla -Deltisona-, que podrá suspender en unos 20 días más, y aspira dos aerosoles -Salbutral y Seretide-. "Me dijeron que me iba a costar mucho recuperarme", aseguró.
El viernes, Marcelo tuvo que ir a la clínica a hacerse una espirometría para conocer su capacidad pulmonar. La ciudad estaba cubierta de humo. Salió a la calle con barbijo.
Cuando se encontró con su médica le preguntó si era lo correcto. "Me dijo que tenía que aplicarme los remedios, tal cual me los indicó. Si estoy muy ahogado, que corra al hospital y me haga poner oxígeno. Me dijo que use el barbijo", contó. La médica también le dijo que se quedara tranquilo, que el humo no es tóxico.

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