"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

30 de junio de 2008

Territorios



El recorrido platense de Rodolfo Walsh la noche que comenzó la Operación Masacre

Versión para No Publicable, poco más extensa que la publicada en Diagonales. Corregida.

Calle 54 entre 3 y 4, casi en la esquina, en una casa sencilla que hoy ocupa un matrimonio de profesionales platenses vivió Rodolfo Walsh. En las veredas del barrio intercambiaba textos con un profesor de Literatura Latinoamericana que vivía a la vuelta. Walsh ya había sido lavacopas, limpiavidrios y comerciante de antigüedades. En esos años publicaba sus primeros cuentos y deslumbraba a Jorge Luis Borges, que formaba parte del jurado que le otorgó su primer premio literario por Las tres noches de Isaías Bloom, poco antes del debut literario con Variaciones en rojo, que obtuvo el Premio Municipal de la ciudad de Buenos Aires. Cuando llegó a La Plata, Walsh ya era escritor, periodista e intelectual, pero iba a ser en esa calle 54 que viviera el hecho que lo iba a transformar de un escritor/ periodista antiperonista en un militante montonero. En un revolucionario.
Walsh vivió en La Plata entre 1951 y 1957. Terminó la escuela secundaria y comenzó a estudiar Filosofía y Letras en Humanidades. Era católico nacionalista y antiperonista, pero la represión a la que fue sometida la revolución de Valle transformó su vida y la de su familia.
El 9 de junio de 1956, a los 29 años, Rodolfo pasaba la noche en un bar de La Plata cuando el general Juan José Valle se sublevó contra el gobierno de facto que había destituido a Juan Domingo Perón en setiembre de 1955. El levantamiento fue reprimido brutal e ilegalmente por la Revolución Libertadora: Aquella noche, sin juicio previo, ni derecho a defensa de ningún tipo, pese a violar el artículo 18 de la Constitución Nacional, que abolió “para siempre la pena de muerte por motivos políticos”, el gobierno del general Pedro Eugenio Aramburu fusiló a los rebeldes. Entre ellos, a un grupo de amigos que se había reunido en una casa de la localidad de Florida, en Vicente López, en el gran Buenos Aires, en torno a una radio a escuchar la pelea de box que la noche del alzamiento mantenían por el título Latinoamericano de peso medianos Eduardo Lause y el chileno Mario Loayza. El box no sólo era popular, sino que muchos boxeadores, como José Gatica, se identificaban con el peronismo. Antes de la revolución un locutor decía que Lause sangraba sangre peronista.
Algunos de los civiles detenidos en la casa de Florida tendrían una vaga relación con la conspiración; los otros, ni la imaginaban. Los civiles y militares que esperaban participar del alzamiento aguardaron que la proclama se escuchara durante la transmisión de la pelea, en un mensaje en clave que nunca llegó.
En La Plata, en Florida, en Rosario y en cada uno de los puntos del país en los que se había organizado el alzamiento irrumpió la policía para abortarlo. En los cuarteles fueron los propios militares. Hubo fusilamiento de civiles en Lanús y de militares en la Escuela de Mecánica del Ejército, en el Regimiento 7 de Infantería de La Plata y en cuarteles de La Pampa. Soldados conscriptos de ambos bandos murieron en los tiroteos que hubo en las calles.
A Walsh, la revolución frustrada la noche del 9 al 10 de junio, lo encontró jugando al ajedrez en La Plata. Él era, a esa hora, antiperonista: Su primera nota periodística fue un homenaje a un aviador naval, muerto en setiembre del 55, luchando contra las tropas leales al gobierno peronista.
El 23 de diciembre del 56 iba a comenzar a recordar aquella noche del 9 de junio en la que, según escribió luego, no le interesaba Valle, ni Perón, ni la revolución y sólo era capaz de preguntarse: “¿Puedo volver al ajedrez?”.
Para Walsh, tuvieron que pasar seis meses para que la revolución de Valle tomara sentido: “Recuerdo cómo salimos en tropel, los jugadores de ajedrez, los jugadores de codillo y los parroquianos ocasionales, para ver qué festejo era ése, y cómo a medida que nos acercábamos a la plaza San Martín nos íbamos poniendo más serios y éramos cada vez menos, y al fin cuando crucé la plaza, me vi solo, y cuando entré a la estación de ómnibus ya fuimos de nuevo unos cuantos, inclusive un negrito con uniforme de vigilante que se había parapetado detrás de unas gomas y decía que, revolución o no, a él no le iban a quitar el arma, que era un notable Mauser del año 1901”.
Y más: “Recuerdo que después volví a encontrarme solo, en la oscurecida calle 54, donde tres cuadras más adelante debía estar mi casa, a la que quería llegar y finalmente llegué dos horas más tarde, entre el aroma de los tilos que siempre me ponía nervioso, y esa noche más que otras. Recuerdo la incoercible autonomía de mis piernas, la preferencia que, en cada bocacalle, demostraban por la estación de ómnibus, a la que volvieron por su cuenta dos y tres veces, pero cada vez de más lejos, hasta que la última no tuvieron necesidad de volver porque habíamos cruzado la línea de fuego y estábamos en mi casa. Mi casa era peor que el café y peor que la estación de ómnibus, porque había soldados en las azoteas y en la cocina y en los dormitorios, pero principalmente en el baño, y desde entonces he tomado aversión a las casas que están frente a un cuartel, un comando o un departamento de policía.
Tampoco olvido que, pegado a la persiana, oí morir a un conscripto en la calle y ese hombre no dijo: ´Viva la patria´ sino que dijo: ´No me dejen solo, hijos de puta´”.

LA PLATA DE WALSH. Walsh aún hoy vive en La Plata. Y se puede ver en las muestras que sobre su vida organizó estas semanas la Municipalidad, en el nombre de una agrupación política de la Facultad de Periodismo o en la admiración que sienten muchos de los periodistas locales, aunque poco y nada se sabe sobre su paso por la ciudad.
El prólogo de Operación Masacre permiten esbozar algunas hipótesis. Walsh cuenta que vivía en una casa de calle 54. La vivienda está al 418, entre 3 y 4, dato confirmado a Diagonales por el escritor platense Jorge Goyeneche, cuyos padres vivieron en una casa de enfrente. Hacia esa casa de calle 54 es que intentaba llegar cuando escuchó los disparos y salió del bar en el que jugaba al ajedrez. ¿Dónde quedaba ese bar si Walsh cruzó Plaza San Martín en su intento por llegar a su casa? ¿A qué estación de ómnibus entra luego de cruzar la plaza (y luego regresa)?
El escritor Ramón Tarruella investigó el paso de Walsh por La Plata. En su libro “Crónicas de una ciudad”, de Ediciones La Comuna, escribió: “El bar, durante las noches, se poblaba de jugadores de ajedrez inmersos en intensas partidas. Rodolfo comenzó a visitar el bar Rivadavia, en calle 50, entre 7 y 8, después de cenar con Elina, dispuesto a encontrar algún adversario, un estudiante noctámbulo, un funcionario del gobierno bonaerense, un bohemio, un compañero de tragos para atravesar la madrugada”. Es posible, entonces, que Walsh hubiera estado en ese bar la noche de la revolución de Valle.
Tarruella también menciona otro bar que “quedaba en un subsuelo, al que se llegaba por una escalera que descendía desde la puerta que daba a diagonal 80”.
¿Y la estación de ómnibus? La estación de ómnibus a la que sus piernas lo llevan una y otra vez estaba en diagonal 79, 5 y 54 y era usada sólo por una de las empresas de micros que hacía el recorrido La Plata - Buenos Aires. Parece incontrastable, entonces, que Walsh corría de un lado a otro sin atinar a llegar a su casa, en la zona de influencia del Departamento de Policía, en 3 y 53, la sede de 54 entre 4 y 5 (hoy Museo de la Memoria) y la propia sede del gobierno provincial (que ocupa la manzana de 6 a 7 y de 51 a 53).
Hay quien, de manera automática, tal vez por ser el sitio que sobrevivió al paso del tiempo, ubica a Walsh en el Club de Ajedrez La Plata. Los detractores dicen que en ese caso hubiera llegado a su casa sin cruzar la Plaza San Martín. Sin embargo, los que defienden esa teoría afirman que salió a ver qué pasaba y quedó en medio de una situación que le impidió volver a su casa.

SEGURO. Lo que ya es un hecho concreto es que una tarde de diciembre el intelectual que escribía en la revista antiperonista “Fenix”, cuyo armado compartía con otros estudiantes de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), como María Celia Agudo, Rubén Córcico, Saúl Yurkievich y Arnaldo Calveyra, conoció a “el muerto que habla”: Juan Carlos Livraga había sido detenido junto a otras 14 personas en la casa de Florida antes de que fuera decretada la ley marcial y fusilado junto a sus compañeros en un basural de José León Suárez. Tal vez por inmoral, injusta y cruel, la orden fue cumplida a regañadientes por un grupo de policías que disparó a la distancia. Hubo siete muertos y siete sobrevivientes.
Según Eduardo Jozami, autor de Rodolfo Walsh, la palabra y la acción, “Walsh, como periodista de raza, como él decía que era, se siente realmente impactado con esta noticia, quiere conocer a ese sobreviviente tan especial. Después relata que queda impresionado con la cara de ese hombre, que todavía tiene las marcas de los tiros y la mirada perdida”.

TEXTUAL.
–¿Qué nos van a hacer? –pregunta uno.
–¡Camine para adelante! –le responden.
–¡Nosotros somos inocentes! –gritan varios.
–No tengan miedo –les contestan–. No les vamos a hacer nada.
¡NO LES VAMOS A HACER NADA!
Los vigilantes los arrean hacia el basural como a un rebaño aterrorizado. La camioneta se detiene, alumbrándolos con los faros. Los prisioneros parecen flotar en un lago vivísimo de luz. Rodríguez Moreno baja, pistola en mano.
A partir de ese instante el relato se fragmenta, estalla en doce o trece nódulos de pánico.
–Disparemos, Carranza –dice Gavino–. Yo creo que nos matan.

INVESTIGACION. Los primeros encuentros con Livraga y los otros sobrevivientes fueron publicados en forma de notas en el diario "Mayoría" y, poco después, como libro: Operación Masacre es la primera novela de "no ficción" escrita en castellano y se anticipó en nueve años al Nuevo Periodismo, es decir, la aplicación de procedimientos propios del género novela al relato de hechos verdaderos.
Su hija, Patricia Walsh, aseguró que “Operación Masacre cambió su vida y la de toda la familia porque a raíz de las denuncias periodísticas y de las consecuencias de esas denuncias periodísticas a mí padre lo empezaron a buscar: ´Me tuve que ausentar de casa escribe en una carta a un amigo´. Esa situación de periodista perseguido por los contenidos de sus denuncias es algo que lo va a acompañar a lo largo de prácticamente el resto de su vida”.
Walsh comienza la investigación viviendo en La Plata, pensando en un premio Pulitzer, pero pronto se ve obligado a cambiar de identidad y a refugiarse en una casa del Tigre. Según Miguel Bonasso, “Walsh va tejiendo en su cabeza algo parecido a lo que podía ser la novela negra, a lo que podía ser las películas de la serie B, el periodista como detective, el periodista que investiga, que se convierte en Pulitzer, que vende su historia a la Revista Life, es decir, que puede hacer un gran suceso. Nada que ver con lo que realmente le ocurriría. A medida que él se va adentrando en lo que fue realmente esa masacre, la conciencia les va cambiando, es un poco como yo digo siempre, como pedía Sartre, Walsh se hace en el hacer”.
Después de Operación Masacre, Walsh escribe, junto a Rogelio García Lupo, El caso Satanosky (1958), donde investiga el asesinato del abogado del diario La Razón Marcos Satanowsky cometido por el Servicio de Inteligencia del Estado (SIDE).
Con el triunfo de la revolución cubana en enero de 1959, nació Prensa Latina, una agencia de noticias con la que compensar el peso que en el mundo periodístico tenían las agencias norteamericanas United Press, la Associated Press y la International New Service. Allí trabajó Walsh. Y descubrió un mensaje en clave enviado desde una agencia llamada Tropical Cable por la CIA hacia un campo guatemalteco en el que se entrenaban los cubanos mercenarios de la CIA que iban a participar más tarde en la invasión de Bahía de los Cochinos. Según García Lupo, “ese matenarial era indescifrable. Indescifrable para las personas normales, no para Rodolfo”.
Walsh renunció a Prensa Latina en marzo de 1961 y volvió a Argentina, donde continuó con sus investigaciones periodísticas. Y comenzó a acercarse al peronismo con “Esa Mujer”, un cuento homenaje a Evita, a quien no nombra. Según Jozami “Walsh no era peronista todavía, pero lo que sí había comprendido es que el antiperonismo era la ideología antipopular por excelencia en la Argentina”. El cuento fue publicado en Los oficios terrestres, en 1965.

PERONISTA. Walsh comenzó a trabajar en el Semanario CGT el primero de mayo de 1968. Y un año después empezó a militar en el Peronismo de Base. En 1973 comenzó a formar parte de la organización Montoneros con el grado de Oficial 2° y el alias de Esteban. Creó un sector del Departamento de informaciones de Montoneros, del que estuvo a su cargo. Tiempo después, fundo, el diario Noticias junto a su amigo, el poeta Francisco Paco Urondo.
El historiador Felipe Pigna escribió sobre la época: “A principios de 1974, dejó constancia por escrito de sus diferencias de concepción, tácticas y estrategia con la cúpula de Montoneros, en un último intento de cambiar el rumbo, que, de seguir así, llevaba a una segura derrota. No fue escuchado”.
Cuando en marzo de 1976 se produjo el golpe de Estado encabezado por Jorge Rafael Videla, Walsh creó la Agencia Clandestina de Noticias (ANCLA). Fueron tiempos difíciles: en septiembre su hija Vicky, militante de montoneros, murió en un enfrentamiento cuando apenas había cumplido los 26 años. Poco después, Paco Urondo decidió tragarse la pastilla de cianuro con la que cargaban los militantes perseguidos.
El 24 de marzo de 1977, al cumplirse un año del golpe, envió a las redacciones de todos los diarios su Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar. Aunque entonces no fue publicada, la carta le sobrevivió. Un día después de haberla presentado, el 25 a la tarde, Walsh fue emboscado por un grupo de Tareas de la ESMA. Llevaba un revolver calibre 22 con el que pudo enfrentar a sus captores. Fue herido de muerte. Quedaron su obra y su carta, que lo ratifica como un hombre lúcido e insobornable: "fiel al compromiso de dar testimonios en tiempos difíciles". Su compromiso todavía camina por La Plata.

25 de junio de 2008

Cultura web: vaticinios de un diario desde el más allá

Ingeborg Hellige no existe. Y sin embargo, es periodista. Una periodista alemana muy informada sobre la política internacional, especialista en América Latina. Argentinóloga. Escribe para los alemanes preocupados por la situación política argentina en las páginas del Berliner Tageblatt, que tampoco existe. O, mejor dicho, que existió y dejó de imprimirse en 1939. Como para empezar a pensar los porqués de la calumnia, la difamación y la incitación a la violencia, vía mail, vía blog o vía .com.
“Artículo del diario alemán Berliner Tageblatt sobre la Argentina...”, el usuario Ernestog lo publicó en el diario La Nación. Y en la página de internet de Radio Miami hasta le pusieron foto a la nota. Lo reproduce de cabo a rabo un nuevo Agrodiario, también en la web. Pero el post fue eliminado de Taringa, donde ya descubrieron la falacia.
“Los gobernantes actuales pertenecen a un reducido grupo de terroristas de ultra izquierda muy activos en los años ‘70 que han instaurado hoy en dicho país un modelo autoritario y meramente electoralista, basado en la corrupción político-sindical que está llevando a este país sudamericano al límite de su propia autodestrucción”, dice el artículo en cuestión.
“ESTA NOTA PUEDE COMPARTIRSE O NO, PERO ES UN TESTIMONIO DE COMO NOS VEN EN EUROPA”, escribió un engañado (o un engañador) en otra web. Y continuaba: “Algunos de los datos mencionados en el articulo no se corresponderían con la realidad (el tipo de cambio, etc.) pero sí el cálculo real de la inflación en nuestro país. En cualquier caso, así se ve a nuestro país y a sus perspectivas en el diario de la capital de Alemania, la cuarta economía del mundo (en tren de ser superada, ya, por China). Que Dios nos proteja... en primer lugar de nosotros mismos, de la viveza criolla, de la chantada y de la chantocracia, de la soberbia completamente infundada, de la corrupción, mayor y menor de cada día”. Dijo otro despistado/despistador: “Realmente esta radiografía de nuestro país da miedo. Ojalá sirva este diagnóstico para revisar el tratamiento, porque si no nos augura un mal pronóstico”.
Es curioso un blog donde se reproduce el artículo y recién en los mensajes se aclara que es falso. Antes de ser alertado del origen fraudulento de la nota, el administrador, identificado como José Rafael Fluixá Carrió, dice: “He querido transcribir un artículo de un prestigioso diario alemán y creo que todos tenemos el derecho de opinar y NO porque OPINEMOS diferente somos GILES... Esa metodología autoritaria es la que nos esta llevando a la AUTODESTRUCCIÓN”. A lo que un usuario le respondió que “cuando tuve la idea de buscar en internet ese artículo en su idioma original encontré que no existía tal prestigioso diario ni tampoco el prestigioso periodista. Lo que hace evidente que alguien que no tiene la valentía de poner su nombre para decir su opinión lo ha disfrazado en un diario y un periodista que no existe”. El pobre usuario tuvo que aclarar: “No soy oficialista precisamente, ni tengo ningún puesto en el gobierno, no recibo ningún plan social, ni tampoco recibo subsidios de ningún tipo”.
Dice la falsa nota del falso periodista del falso diario alemán: “Ya es sabido que el gobierno de la Sra. Kirchner no llegará a su término y será violentamente despojada de su cargo a corto plazo por fuerzas civiles integradas por ciudadanos comunes y miembros activos del sector agropecuario”.
El Berliner Tageblatt era, en efecto, un diario que se publicó en Berlín desde 1872 hasta 1939.
Según los registros de circulación ofrecidos por Wikipedia, emitía entre 130 y 240 mil ejemplares cuando desapareció, 75 años atrás.
Hace un par de años otro diario alemán opinaba sobre la Argentina. Era Politik und Mitteilung (Política y participación), que decía: "Si no toman conciencia los argentinos del estado catastrófico por el cual está pasando Argentina solamente un milagro podrá salvarla de su desintegración geográfica".

24 de junio de 2008

El coro del Argentino


"Ahora ir a la ópera es como ir al cine, porque las obras son subtituladas. Es más, ni siquiera es un problema muy grave llegar tarde, porque mientras el público espera que lo dejen entrar a la sala, cuando ya comenzó la obra, puede seguir la escena desde el hall del teatro, donde un monitor le muestra lo que está pasando puertas adentro". Hace tiempo que el público le perdió el miedo a las óperas. Las 15 mil entradas vendidas durante lo que va de la temporada operística del Teatro Argentino de La Plata, para las obras Tosca y Don Pasquale, vienen a confirmarlo. Los que comparan al teatro con el cine son algunos de los integrantes del Coro Estable del Teatro Argentino, entusiasmados por el reconocimiento de la crítica, que los acaba de galardonar con un premio, y del público, que mantuvo la sala lírica llena en cada una de las presentaciones de la temporada.
En la sala de ensayo del coro, en el segundo subsuelo del teatro de 9 y 53, su director, Sergio Giai y algunos de los integrantes del Coro adelantaron el horario del ensayo para poder contarle a Diagonales algunas de las particularidades que tiene formar parte de este colectivo que acaba de ganar el premio al "Mejor Coro" nacional del año, otorgado por la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina; mientras preparan dos obras que presentarán juntas en julio: Cavalleria Rusticana de Pietro Mascagni e I Pagliacci de Ruggero Leoncavallo.

TRABAJO. El coro es el primer cuerpo estable en comenzar a preparar las obras. Tiene que hacerlo con al menos un año de antelación. "Hace dos semanas ensayábamos Nabuco, que va en octubre, pero ahora estamos con I Pagliacci, que se estrena en unos días", explicó Giai. Y puntualizó: "para llegar al estado actual, empezamos a ensayar esta obra a finales del año pasado. Hicimos un refuerzo a principio de año y retomamos ahora para el final de la preparación".
Giai piensa, y los coreutas coinciden, que su trabajo es uno de los más complejos. "En la ópera, el coro tiene que memorizar la obra porque, a diferencia de los músicos, que pueden leer la partitura, el coro tiene que actuar. Su trabajo es dramático, por lo que la preparación musical incluye conocer la obra expresivamente y poder actuar el texto".
Hay varias alternativas para organizar los ensayos. Se pueden hacer por cuerdas (sopranos, contraltos, bajos, entre otras) o por secciones (femenina o masculina) o a coro completo.
La aislación de la sala de ensayos es tremenda. "Aquí, el ruido se corta con un cuchillo", explica Giai y, tal vez aprovechando la presencia de algunos coreutas, bromea: "se escucha todo, algunas veces escucho cosas que no quiero escuchar. Pero el lugar absorbe tanto el sonido que algunas veces es muy ingrato, porque el coro está dando todo de sí y parece que va a media máquina".
Entre los aspectos difíciles está la pronunciación, pues el coro casi nunca canta en castellano. Las óperas son en ruso, en húngaro o en los más comunes –para ellos– italiano, francés o alemán, los tres idiomas sobre los que deben aprobar una prueba cuando ingresan al cuerpo.

AL ESCENARIO. Aún en la sala de ensayos, el coro recibe la visita del Director de Orquesta, que en vivo será el encargado de tomar la batuta. Y, antes de subir al escenario, donde el director de escena se le puede ocurrir que el coro corra de lado a lado del escenario, que baile o que haga figuras, el reglamento exige un ensayo a la italiana. Una oportunidad única para que el coro y los músicos amalgamen su trabajo, se escuchen y armonicen alguna indicación musical.
En el ensayo a la italiana, el coro practica con partitura, con la posibilidad de tomar alguna nota en sus papeles y sin la necesidad de someterse a un ir y venir sobre las tablas. "Es un trabajo en equipo en el que todo es importante", describió Giai. "Desde dónde para al coro el director de escena hasta cuál es la ropa que hay que usar, si es de invierno o de verano, si tiene cuello alto o bajo. Y también la cantidad de coreutas, porque alguna vez el director del coro cree que tienen que ser 90 y el director de escena sólo quiere 60. Hay que discutirlo todo, porque es importante que el coro esté bien distribuido, en diferentes planos", enumeró después.

PREMIADOS. Los integrantes del Coro Estable reconocen a La Plata como una de las ciudades con más coros vocacionales. "Debe haber unos 80", estiman. Y aseguran que el coro es una de las herramientas más útiles para cualquier cantante. Que cuando estás estudiando canto te das cuenta que podés y entonces sólo hay que animarse.
Mientras disfrutan del premio de la crítica, destacan que son un coro joven, con un promedio de edad que anda por los 40 años, en plena actividad, que si sigue trabajando como hasta ahora sumará cada vez más calidad y presencia.
Son ellos los que recuerdan que hace 10 años no tenían casa. Y destacan que quisieran acompañar el crecimiento del Teatro Argentino.
"Cada vez que el coro va a estar en el escenario, ya dos días antes no se pueden conseguir entradas", destacaron sus integrantes. "A nosotros nos gustaría hacer más sinfónicos corales y girar por la provincia, porque sabemos que viene gente de todos lados a escucharnos", pidieron. Público, parece que hay.


Un poco de historia
El Coro y la Orquesta estables del Teatro Argentino debutaron el 27 de junio de 1938 con la ópera La Bohème, de Giacomo Puccini, bajo la batuta de Aquiles Lietti. Además de una gran cantidad de óperas que fue presentando a lo largo de su extensa trayectoria, tiene en su repertorio zarzuelas, operetas, oratorios y otras piezas sinfónico-corales.
La formación actual, sin embargo, sólo se presenta en óperas, porque la dirección no ha programado zarzuelas ni operetas, mientras que los sinfónicos corales son una exigencia del coro que aún se negocia.
Desde 1977, cuando se incendió el histórico edificio del teatro construido en 1890, el Coro y los integrantes de las distintas compañías estables del teatro comenzaron un derrotero por diversos escenarios de la ciudad; hasta que se inauguró el nuevo edificio, el 13 de octubre de 1999.
Desde que están en el edificio de 9 y 53, el grupo ganó el premio al Mejor Coro Nacional dos veces. La última fue este año, pero los críticos ya lo habían catalogado como el "Mejor Coro" del país en la edición 2001.

20 de junio de 2008

Batuqueros playeros made in La Plata

Son más de las 10 de la noche y en la sala de ensayo suena algo así como una canzonetta italiana y un poco de ska. Toca Grande Cuore, un cuarteto que debe andar entre Tonino Carotone y Mano Negra. Fiestero. Mauro, el dueño de la sala, hace como si mirara la repetición del partido de Italia y Francia. En su televisor, los jugadores son fantasmas que aparecen detrás de una lluvia copiosa. Es a color, pero algo debe andar mal con la antena. Se ve blanco y negro.
Néstor Cubas Toledo (Cubas, o el Cubano) es el primero en llegar. Lo hace en una bici roja por avenida 7, a contramano y sin problemas: en la calle no anda ni el loro. Hace frío y no hay nadie pidiendo la suspensión de las retenciones, ni defendiendo al gobierno K.
El Cubas lleva a cuestas su redoblante. Forma parte de Batuqueros playeros, un grupo platense que creció al calor de la batucada en Villa Gesell, y del que no formó parte sino hasta que la banda estuvo de regreso en La Plata. “Es que empezaron este verano. Se fueron a la costa y tocaban en la playa, en la peatonal, en cualquier lado. Como algunos también están en Batuquelé, decidieron tocar otros ritmos, tener un repertorio diferente. Empezaron a tocar canciones”. Hoy, aún en formación, Batuqueros playeros toca bossa, samba y cumbia.
–¿Cuál es la influencia para tocar batucada?
–En mi caso llego a partir de la murga Tocando Fondo, cuando tenía 19 años. Me encantó por la vida, la alegría y el color. Empecé bailando y enseguida agarré el redoblante.
Cuando llegaron a la sala, sus compañeros también opinaron sobre el tema: “Diría que la mayoría venimos de las murgas. Y en el caso de Batuquelé hay una relación muy fuerte con Tocando Fondo, donde estuvimos varios de nosotros” dice Leonardo, que es de Gualeguaychú y carga con toda una herencia del carnaval.
“Hace 10 años, la onda eran las murgas y ahora son las cuerdas de candombe y las batucadas”, agrega Martín.
Como dice el blog de la banda, el de Batuqueros “es un espectáculo de samba, que utiliza la instrumentación típica de batucada brasilera y, fusionando con otros ritmos, desarrolla una propuesta visual inspirada en una situación de fiesta carioca en una playa. El show ofrece varios climas, desde secciones rítmicas hasta canciones brasileras, utilizando el canto y la guitarra que agregan color y matices al show. También la presencia de la bailarina, completando así una interacción con el público en un clima de fiesta”. El grupo tiene dos voces solistas, una femenina y otra masculina y también canta a dúo si la canción lo pide.
Cuando piensan en un nuevo tema para sumar al repertorio, intentan imaginar qué les gustaría tocar en una playa. Así surge una cumbia de los Cinco del ritmo o alguna canción infantil brasilera que se cuela en la lista.
En La Plata, los Batuqueros reconocen que la murga, el candombe y la batucada tienen una fuerte impronta de los estudiantes, de los militantes universitarios, los chicos de la agrupación HIJOS, reivindicando movidas sociales contra la dictadura, con un muy fuerte compromiso social, diferente a otras murgas de Buenos Aires, que son más barriales.
Es que tocar tambores tiene varias lecturas. Por ejemplo: “Está buenísimo: flasheamos”, dice el Cubas. “Se siente la fuerza de tocar en grupo”, agrega Leonardo.
“Cuando estamos conectados se siente el diálogo entre los tambores”, interviene Martín.
Y sigue Leonardo: “Hay encuentros entre la gente. Hay veces que estamos todos eufóricos y otras veces que andamos más tranquilos. Como en los diálogos, se ve que hay gente que quiere hablar por encima de los demás y otros que son más sumisos. Hay quien grita y quien murmura”. O, como cierra Martín: “Lo que es seguro, es que nos conectamos”.


Recuadro:
LA OTRA BANDA
Batuquelé es la banda que dio origen a Batuqueros Playeros. Se trata de un grupo de percusión fundado en el año 1998, que funde toques en formato de batucada con mucha energía y un despliegue escénico vertiginoso. Su último espectáculo es Sucurucutum, un show dividido en tres partes, donde se combinan ritmos como samba reggae, tango, disco, rock, flamenco, rumba y merengue.
Recuadro:
Carnaval y acá nomás
De todas las murgas de la región, los Batuqueros reconocieron la impronta de la Escuela de Samba La Sonora de Atalaya, que cuenta con un cuerpo de entre 150 y 200 personas. El grupo se formó hace 14 años y viene de la comparsa Los CAT, abreviatura del apellido Caterbetti, formada por los padres de los actuales líderes de La Sonora. Hacen samba y tiene profesores de percusión, baile y confección de trajes. Con la participación de la Sonora y las otras dos comparsas que actúan durante el carnaval, Atalaya se transforma en una pequeña Gualeguaychú todos los meses de febrero.

18 de junio de 2008

Mensajes de texto

Nuestros celulares sonaron al mismo tiempo. Ana, que tiene 18 años, recibió un mensaje de un ex compañero de la escuela, de 17. Yo, el de un ex compañero de trabajo que se siente ideológicamente cercano al Gobierno Nacional. "El 17 del 6 los estudiantes de todo el país hacemos paro, sumate, no vayas a la escuela, es por lo que le pasa al país, no rompas la cadena, tenemos que GANARLE al gobierno", decía el mensaje para Ana. "Hoy hace 53 años, los mismos golpistas que hoy desabastecen y golpean cacerolas, bombardeaban Plaza de Mayo y asesinaban civiles para defender los mismos privilegios. Que la memoria circule", decía el mío.
Los blogs, los e-mails y los mensajes de texto son tres herramientas que ninguno de los grupos enfrentados en el llamado "conflicto del campo" quiere ceder. El cacerolazo del lunes por la noche, sin ir más lejos, fue organizado por mensajes de texto. Mientras la justicia investiga si una banda de ciberespías formada por ex militares retirados, agentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y otros expertos en Inteligencia estuvieron detrás de la primera convocatoria a la Marcha Federal a Plaza de Mayo, cuando apenas asomaba el conflicto con el campo, los caceroleros aseguran que "no hay nada orquestado por parte de algún partido político".
Las contramarchas, en tanto, son organizadas por las organizaciones K más intransigentes, que no quieren ceder las plazas a los piqueteros ruralistas. Más: ahora apareció un tercer grupo en discordia, http://niknicampo.blogspot.com, que asegura que "la disputa entre el gobierno nacional y las entidades patronales del campo es una pelea entre dos sectores capitalistas que defienden intereses completamente ajenos a los trabajadores". Más de 400 intelectuales firmaron la carta.
Quienes estén interesados en navegar el conflicto en Internet pueden ver, además: http://scolaro.blogspot.com/ o en http://www.todosgronchos.blogspot.com/, en contra del gobierno, y una página a favor: http://www.generacionk.org/ en el que la "consigna es "donale una hora de tu tiempo al proyecto nacional difundiendo por internet". Increíble.

16 de junio de 2008

Sometimiento

Los cartelitos de los micros son todos iguales, claro. "Sr pasajero, evite accidentes, viaje tomado del pasamanos". Y también hay otro de "Prohibido fumar". O, "descienda con precaución. Mire hacia atrás". Algunos, son un poco más particulares: por 526 a 19, puede decir en el Norte. En esa misma línea, hay un interno en el que sorprende una calcomanía que invita a navegar por internet: www.tusplaceres.com, dice.

13 de junio de 2008

Pintor


Foto: Nicolás Acuña
El artista plástico Remo Bianchedi está en La Plata. Hoy, a las 19.30, dejará inaugurada una obra que tiene más de 25 años y nunca antes fue exhibida en Argentina. El Museo de Arte y Memoria ya tiene colgada la exposición, que se llama Papeles del destierro y está compuesta por dibujos y grabados que Bianchedi realizó mientras vivía en Alemania y se convertía en discípulo de uno de los grandes artistas del siglo veinte: Joseph Beuys.
Bianchedi nació en Buenos Aires en 1950. Vivió en la provincia de Jujuy desde 1969 hasta 1976, año en que ganó la beca alemana Albrecht Durer y se fue a Kassel, a estudiar diseño gráfico y comunicación visual en la Escuela Superior de Artes. Allí conoció a Beuys y estudio hasta 1981, cuando se mudó a España, para vivir en Madrid. El 2 de abril de 1982, a las 14.30 iba a regresar a la Argentina, pero un amigo lo llamó para preguntarle si había escuchado la radio. Bianchedi dijo que no, encendió el aparato y se enteró de la nueva tragedia argentina. No sólo había una dictadura militar que gobernaba a sangre y fuego, sino que el país estaba en guerra. Regresó en noviembre de ese año, con sus cuadros alemanes a cuesta, envueltos en el nylon que recién ayer abrió, para exhibirlos en La Plata.
Bianchedi vivió en Buenos Aires hasta que en 1991 se instaló en las sierras cordobesas, en Cruz Chica, muy cerca de La Cumbre, donde propaga el concepto ampliado del arte de Beuys y de la Universidad Internacional Libre de Berlín. "El artista tiene que inventar –o crear–, producir, difundir y comercializar", enumera. Y explica: "no hay artista libre si no hay ciudadano libre".
La muestra de dibujos y grabados que inaugura hoy cuenta con un agregado. Pequeños textos que surgieron de una charla que Bianchedi tuvo en su madriguera de las sierras cordobesas con la curadora platense Laura Ponisio y que el escritor y periodista Juan Duizeide transcribió con el tono y el aire coloquial del relato oral.

CORAZÓN CLANDESTINO. En ese momento había comenzado la militancia también, eran como dos universos paralelos que no se tocaban nunca. En la clandestinidad tenía otro nombre, mi mujer nunca se enteró yo era un cuadro de inteligencia de la Juventud Peronista. Éramos cinco en esa célula y los únicos que sabíamos que estábamos en esa célula éramos nosotros cinco. Yo me llamaba Santiago Fernández, tenía libreta de enrolamiento, pasaporte, todo a nombre de Santiago Fernández. Nadie supo de mi militancia, yo no podía ir a manifestaciones, no nos podíamos dejar ser vistos en público en actos políticos. Éramos los que diseñábamos las políticas de la JP de la Regional Quinta del Noroeste: Salta, Tucumán. Viajábamos permanentemente, a mí me tocaba organizar el tema con las villas, que tuvieran agua potable, periódico. Mi familia no sabía qué hacía por un problema de seguridad. Me fui metiendo de a poco y después estaba metido hasta las orejas y no podía salir. Yo andaba armado por seguridad. Fueron años de muchísima intensidad. Llevaba una vida de dormir tres o cuatro horas por día. Laburaba a la mañana en la Universidad, volvía a casa, almorzaba, llevaba a los chicos al cole, a la tarde atendía la librería y después a la noche cosas de la militancia y recién más tarde me ponía a dibujar, me encontraba con mis imágenes surrealistas.

MADE IN ARGENTINA. Para participar de la beca que lo llevaría a Alemania, Bianchedi truchó el certificado analítico del colegio secundario, que todavía no terminó: “me lo hizo un compañero de militancia”, reconoció a Diagonales el artista, que fue militante de la tendencia revolucionaria del peronismo en Jujuy. Hoy, el compromiso de Bianchedi se asume en su obra plástica, que transita la indagación del poder, la violencia y la muerte.
Los textos de Duizeide fueron bautizados “la historieta de Bianchedi” y algunos serán publicados en el próximo número de la revista Puentes, aunque mientras tanto están adelantados aquí, en exclusiva.

MEMORIAS Y DESBALANCES. La militancia es parte de mi vida, no la voy a ignorar. Hoy me sostiene en otras cosas. En saber que la vida consiste en tácticas y estrategias, que si vos querés llegar ahí tenés que saber cómo llegar ahí. No porque tenés ganas, porque te dieron un premio, o tenés un papá que te lleva. Eso me quedó grabado. Y saber también que en este país o nos salvamos todos o no se salva nadie. Me quedó ese tipo de cosas incorporadas como parte de la vida cotidiana. A veces pienso que suerte que no llegamos al poder. Otras, siento que me queda por lo menos la satisfacción,
a pesar de todas las pérdidas, de haber sido lo que debía ser en mi tiempo, en lugar de estar pintando, porque la revolución no se hace pintando, eso lo sigo creyendo. Y conocí gente alucinante, verdaderos héroes que se jugaban la vida por los otros. No voy a dejar de desear un mundo mejor, porque crecí, me formé, me formaron para construir un mundo mejor, y no me voy a bajar de ésa, ésa es mi causa.


MUESTRA. Mientras abre los paquetes, Bianchedi advierte que los cuadros de los “papeles del destierro” aún no fueron exhibidos en Argentina. Están colgados por primera vez al público en el museo de calle 9 número 984, disponibles para ver de martes a viernes de 14 a 19 y los sábados de 16 a 20, con entrada gratuita.

APARTE:
La historia de aquellos artistas que aparecen por ahí
En La Cumbre, a pocos kilómetros de donde vive, Bianchedi impulsó la creación de la Fundación Nautilus, que reúne a un grupo de artistas, amigos y colaboradores que buscan generar una corriente de opinión y acción en favor de los inocentes, de los jóvenes vulnerables a la desocupación, la pobreza, la violencia y la exclusión social.
La estación de trenes del pueblo fue recuperada como Centro Cultural. Allí, el artista plástico se encuentra con los artistas y vecinos, la mayoría autodidacta y genial: "don Sosa me pidió que pasara por su casa. Cuando entré, vi un montón de frasquitos de dulce con tiritas de papel de colores, de todos los colores. Tenía la escala cromática sobre la mesa. Le pregunté qué era eso. Y el me dijo que recortaba de las revistas la parte que no tuviera figuritas y los clasificaba. Luego, con un alfiler, pincha la tirita y va armando paisajes. No sabés lo que son", dijo a Diagonales.
Además, contó la historia de Olga Zalazar. Una mujer cuya familia cayó con la crisis de Fernando de la
Rúa y para colmo de males le diagnosticaron cáncer. Pues bien, parece que la mujer empezó a ir al médico, que le contó sobre un amigo suyo que había empezado a pintar. Al regresar a La Cumbre, la mujer empezó a pintar y su marido, que estaba desocupado, a ayudarla. Hoy, "ella dice que la pintura la hace feliz y eso es arte. Y él fabrica marcos".
“Otro pibe me contó que pintaba algunas cosas raras en papel. Eran historietas en viñetas de un metro por un metro, que pintaba con tinta china, con un pincel que arma con la paja de la escoba", cuenta Bianchedi.
Manuel, el verdulero, también se destapó como un artista. Escribe monólogos para teatro, entre las que se encuentra uno que tituló Historias de un verdulero en La cumbre, que presentaron en la estación, cuando inauguraron una muestra de pinturas.

11 de junio de 2008

Lucía Cedrón enfrentó a sus fantasmas y parió Cordero de Dios, su primera película


Lucía tenía una convicción: primero madurar como cineasta y aún como ser humano antes de animarse a levantar la sábana, mirar cara a cara a sus fantasmas y conversar con ellos. Pensaba que iba a necesitar muchas horas de cámara antes de revisar la siniestra historia argentina y hurgar en la suya propia, aquella que la llevó a Francia cuando apenas tenía dos años, en 1976, y que la dejó sin su papá, Jorge Cedrón, cuando apenas cumplía seis, en circunstancias poco claras que se dieron a conocer como suicidio y se supone un crimen de agentes de la dictadura militar argentina que actuaban en París.
Es decir, Lucía Cedrón pensaba que Cordero de Dios sería su obra póstuma. Sin embargo, un día se dio cuenta que era al revés. Que, antes que nada, tenía que levantar esas sábanas y conversar con esos fantasmas. Si no, nunca iba a largarse a hacer lo que tenía que hacer. Así nació lo que ella llama su “ópera cero”: su primera película de ficción, un potente trabajo sobre la complejidad de los lazos humanos, el amor y la mentira, la política y la tragedia, la suya y la de todos.
"Creo que tenemos temas que nos importan y nos trabajan la cabeza durante los tres o cuatro años que se demora una película. Una película exige muchos años de soledad, de angustia, de inmenso trabajo. De alegrías, pero también de disgustos. Si no tenés muchas ganas de filmar te quedás en tu casa, eso es verdad. Entonces, pensé que de esos temas que tienen tanta potencia, no hay tantos en la vida...", dice Lucía Cedrón a Diagonales.
El primer largo de ficción de Lucía Cedrón se levanta el jueves de la cartelera platense. Pasó por Cinema City y ahora está en el Cinema Paradiso, donde hoy tendrá sus últimas funciones en una sala comercial. "Creo que al final de todo tendría que haber puesto una leyenda: Todos los hechos de la ficción son producto de la realidad", afirma Lucía.
A la directora de Cordero de Dios, a la hija de Jorge Cedrón, le gusta pensar qué es lo que hay que hacer con la herencia de "revolucionarios o milicos" y qué es lo que se dejará a los hijos: "Lo que ellos nos dejaron es nuestra herencia. Nosotros, como adultos, tenemos que saber qué hacemos con esta sociedad. Me parece importante juzgar a Alfredo Astiz. No tanto porque me lo pueda cruzar por la calle, que puede pasar porque vivo en Buenos Aires y que, además, me preocupa, y no sé si no lo voy a cagar a trompadas, aunque espero que no, por mi, espero poder apiadarme de él, pero no importa. Lo que importa es juzgar a Alfredo Astiz, porque si no lo juzgamos enseñamos que se puede secuestrar, torturar y matar. Y que no pasa nada. Por eso tenemos que juzgarlo. Tenemos que condenarlo y que cumpla su condena. Recién ahí puedo ofrecerles a mis hijos parámetros morales para que pueda crecer".
Dice Lucia que se está reponiendo del parto y se siente dichosa. Con la certeza de que su película está hecha con amor.

El padre
Jorge Cedrón es conocido por haber llevado al cine Operación masacre, el libro de Rodolfo Walsh.

La Película
Cordero de Dios tuvo 33 guiones. La versión definitiva que Lucía Cedrón llevó a la pantalla tiene una trama temporal que se desarrolla en 2002, con un secuestro extorsivo, y está puntuada por hechos ocurridos en 1978, durante la dictadura militar. El pasado encuentra eco en el presente y se resignifica con cada escena.
La película, que termina con “un rayito de sol en este mundo de brumas y tormentas en el que vivimos”, con un final feliz, cuenta con la actuación de Jorge Marrale, Mercedes Morán, Leonora Balcarce y Malena Solda.
Para escribir el guión, con tantas idas y vueltas, la directora se documentó con la idea de que ningún detalle quedara librado al azar. Cada línea de diálogo tiene una razón de ser y es el resultado de un largo desarrollo.
Cordero de Dios es el primer largo de ficción de Lucía, que apenas una semana antes de empezar a filmar terminó un documental sobre su tío Alberto Cedrón, al que describió como "un artista plástico maravilloso". Su documental se llama El azul del cielo.

10 de junio de 2008

Detención legal pero irrespetuosa de la libertad

Sin uno haber cometido delito alguno, es probable que la Policía le prive de la libertad en alguna ocasión. Esto puede ocurrirle a uno, desprevenido transeúnte platense, en cualquier esquina de la ciudad y ante la obligación ciudadana de ser testigos de una detención. Un trámite cualquiera que, por mínimo que sea el caso, requiere al menos cinco horas de paciencia. Si los diligencias continúan a la hora de la cena, se ameniza con pizza.

4 de junio de 2008

Negros de mierda


Foto: Alberto Direnzo

Afuera, ruge la leonera: "todos nos llaman los negros de mierda, la policía nos persigue sin cesar, pero la gente que sabe comprende: los compañeros sólo quieren trabajar". Adentro, en la sede de la Unión Obreros de la Construcción de la República Argentina (UOCRA) La Plata, pues de ellos se trata, Nancy Gómez atiende el teléfono. "Debe ser una vecina", le advierte una mujer. La vecina llama y pregunta si van a seguir con ese escándalo por mucho tiempo. "Lo que pasa es que le denegaron la excarcelación a (el Pata Juan Pablo) Medina", explica Nancy. Y pide paciencia.
El líder sindical está al micrófono, luego de una marcha por el centro platense, que dejó sus huellas en los cartuchos de las bombas de estruendo La Cebolla abandonados en la calle. Unas 5.000 personas escuchan y responden, con aplausos, con cánticos y con gritos: "vas a poder", le dicen cuando duda. "Te va a ayudar", le aseguran cuando, confiesa, le pide a Dios.
Con la posibilidad de volver a estar tras las rejas, como ocurrió durante tres meses en 2001, Medina organiza su sindicato para resistir cualquier embate que pueda surgir de la conducción nacional de la UOCRA. Si se confirma su detención, los compañeros tienen mandato para luchar contra una intervención. El Pata, además, no garantiza la “paz social”.
Sobre el escenario arenga a las bases: “lo que hacemos es luchar por el salario. Para que los trabajadores tengan aguinaldo, vacaciones. Y lo más importante, luchamos para cambiarles la cara. Porque los grandes políticos no se dan cuenta cuando miran a la cara a un trabajador si tiene o no empleo. Y yo veo su cara de sufrimiento. Y también veo cuando conseguimos un trabajo que se le nota la alegría en la cara”, dice. “Quiero seguir en esta lucha. Muerto me van a sacar de este movimiento”, grita. Y la leonera ruge más fuerte. Y Medina les pide a los trabajadores que no vayan al paro, que sigan trabajando. Y les dice que va a tener nietos, que Ezequiel le va a dar un nieto y que Agustín le va a dar un nieto y que tiene la certeza: “Ustedes van a proteger a mi familia”.
Y en la calle siguen los cantos: “Vamos la UOCRA, con huevo vaya al frente, que te lo pide , toda la gente. La banda quiere tener un buen laburo, ganarse unos mangos para poder morfar. Y ahí están, los putos empresarios, que se roban la plata y no paran de afanar”.

Un coya llamado Gregory


Foto: Nicolás Acuña

Los pueblos originarios reclamaron ayer al gobierno bonaerense la aplicación del decreto reglamentario que crea el Consejo Provincial de Asuntos Indígenas, que les da derecho a participar en las políticas relacionadas con sus intereses. Se fueron sin siquiera una promesa y advirtieron que volverán a marchar en dos semanas.
La movilización reunió a los pueblos indoamericanos de la región frente a la secretaría de Derechos Humanos, a las 10, mientras que Santos Mamani, de la comunidad Coya de Quilmes realizaba en la plaza San Martín una ceremonia a la madre naturaleza; una ofrenda a la Pacha Mama, para que los ayude en su reclamo.
Los amerindios exigen la puesta en funcionamiento del Consejo Indígena de Buenos Aires (CIBA), nacido al calor de la Ley Indígena, que declara “de interés nacional la atención y apoyo a los aborígenes y a las comunidades indígenas existentes en el país”. Y contempla “su acceso a la propiedad de la tierra y el fomento de su producción agropecuaria, forestal, minera, industrial o artesanal en cualquiera de sus especializaciones, la preservación de sus pautas culturales en los planes de enseñanza y la protección de la salud de sus integrantes”.
“Basta de manoseos y postergación”, piden los aborígenes. Según Gregory Sánchez, también Coya, y de Quilmes, “las comunidades indígenas esperamos demasiado tiempo”.

- ¿Su nombre es Gregory?
- Sí, con y griega. Nos invadieron de mal forma.
- ¿Por qué se lo pusieron?
- Mi padre, para cuidarme, para que no me discriminen o para destacarse en la comunidad, me puso Gregory. Y yo, hasta hace 10 años no reconocía mi identidad ni me identificaba con la causa indígena. Ahora no niego que soy coya.

Gregory tiene 46 años y trabaja de mozo en el restorante Carlitos, en Quilmes, desde hace tres años, aunque tiene los mediodías libres y los ocupa en la causa amerindia. Nació en Palpalá, Jujuy.
Mucho antes de abrazar la causa, se mudó a Buenos Aires y comenzó a trabajar como albañil, hace 25 años. Luego, se mudó a Quilmes, donde conoció a Dominga, con quien tiene tres hijos. Hoy, integra la Asociación Cultural Indoamericana de Quilmes, junto a referentes de varias comunidades, que cuenta con el apoyo de la primera Dirección Municipal de Pueblos Originarios.
“Para nosotros fue una decisión histórica que los asuntos indígenas sean contemplados por un gobierno local. Además, es muy simbólico que Quilmes haya dado el primer paso y nos demuestra un respeto que nunca antes habíamos visto”, explicó Gregory.

2 de junio de 2008

herencia de lucha


"Licha" murió sin conocer a Ana Libertad, su nieta, nacida en cautiverio en la comisaría Quinta de La Plata. Pero le dejó de herencia la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo y con ella un Banco de Datos en el que figuran los mapas genéticos de las familias con niños desaparecidos. Cuando Ana Libertad sea hallada, acudirán a ese banco para que pueda recuperar su identidad, sus raíces, su historia. Para que pueda recuperar a “Licha”, su abuela.


Alicia "Licha" de De La Cuadra fue fundadora de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo.
Murió en La Plata el domingo primero de junio.