"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

23 de noviembre de 2011

Asfalto récord: terminaron de colocarlo a la mañana y lo sacaron a la tarde


Un grupo de vecinos que ayer por la mañana estrenaba calle de asfalto, después de una obra de nueve meses, que comenzó con la apertura de un canal de tres metros de ancho y cuatro de profundidad, con un derrumbe de calzada incluido, observaron por la tarde, sorprendidos, la presencia de máquinas que levantaban el cemento recién colocado. Alguna causa desconocida en la construcción de la obra produjo la rotura de los caños de agua corriente en 61 entre 29 y 30, según trascendió de manera extraoficial.
Cuesta creerlo, dicen, pero la realidad golpea las puertas de sus casas con una mala noticia tras otra. Por eso, perdieron la paciencia: “Y es que menos al Dalai Lama y al Papa, llamamos a todos”, explicó Alicia, una de las vecinas más alarmadas por la situación.
Los empleados municipales consultados por Diagonales no dieron explicaciones, pero los vecinos afirmaron que se rompieron los caños plásticos que llevan el agua corriente de la red colocada bajo la vereda de los números impares a las viviendas de los números pares.
“Esto es un desastre. La obra empezó hace nueve meses y no paramos de tener problemas. Ahora levantaron el asfalto que recién terminaron de poner y hace dos días que estoy sin agua”, contó Noemí.
Los problemas comenzaron en abril con la construcción de un canal pluvial aliviador bajo la superficie de la calle 61, desde 31 hasta 25. En la esquina de 61 y 25, los caños subterráneos debían empalmar con el canal que desemboca en el Arroyo del Gato, para facilitar que se escurra el agua de lluvia que llega desde Los Hornos.
Nadie se opuso a la obra, que debía estar terminada en agosto, pero el 18 de julio, durante una lluvia, a la madrugada, los vecinos escucharon un estruendo. El cordón cuneta y parte de la vereda de algunas casas de 61 entre 28 y 30 se habían desmoronado.
“Esta obra es una pérdida de dinero y esfuerzo constante, además de que los inconvenientes de los frentistas no tienen explicaciones. Esto va de mal en peor”, resumió Mirta a Diagonales.
La cooperativa que comenzó la obra abrió el pozo a lo largo de todas las calles en simultáneo y empezó a colocar caños de plástico. Con el derrumbe, hubo zonas con caños colocados que sufrieron roturas y otros que fueron cerrados aún sin los caños, por temor a que hubiera más accidentes.
Ante el fastidio vecinal, la cooperativa dio un paso al costado y una empresa se hizo cargo de la colocación de caños de cemento. Es decir, explicaron los vecinos, que hay partes con caños de plástico y partes con caños de cemento. Parecía que las cosas tomaban un rumbo de normalidad y la obra podría llegar a su fin. Ayer la cuadra de 61 entre 29 y 29 estrenaba asfalto.
“Esta mañana me fui chocha, con el cordón colocado y ahora vengo y me encuentro que tuvieron que levantarlo todo. No puede ser que sean tan inútiles”, afirmó Alicia, cuyo nivel de furia la hacía comprender, de pronto, a los piqueteros.
Alarmados por la situación, con las veredas rajadas y el temor de que los cimientos de sus casas hayan sufrido daños por las obras, los vecinos evaluaban la posibilidad de realizar presentaciones judiciales contra el municipio y los funcionarios que no atendieron sus reclamos.

7 de noviembre de 2011

Aquel viaje sin retorno

La única certeza que tuvo cuando se enteró que estaba embarazada fue que no quería ser mamá. Habló con su novio y decidieron que podrían ir a un hospital a pedir ayuda. No sabían qué podían hacer, ni cómo, ni dónde. XX fue a varios hospitales platenses y terminó pagando $3.500 por un aborto clandestino que le realizaron en algún consultorio del que no sabe ni la dirección.
XX no tiene nombre, ni siquiera de fantasía. Sólo es una mujer de 27 años, que vive en La Plata y que aquel día de incertidumbre inició un recorrido por los hospitales donde el maltrato fue moneda corriente. Buscaba una guía, una ayuda. Las pastillas no habían funcionado. La falta de respuestas la llevaron a un hospital de Florencio Varela, donde tampoco pudieron ayudarla. Fueron los amigos los que la guiaron hasta un médico que la operó en un consultorio.
La operación se hizo en una especie de clínica, un consultorio con una sala de operaciones, con la intervención del médico de nombre desconocido, al que nunca antes había visto, con la ayuda de una enfermera a la que apenas vio, en un lugar también desconocido de la ciudad.
Luego de acordar el precio, XX esperó que la pasaran a buscar en una esquina de la ciudad. Su novio no podía acompañarla, sólo pudo dejarla sola en la esquina, y esperar, porque tampoco sabía dónde irían. El auto era conducido por el supuesto médico y la enfermera iba en el asiento del acompañante. “Mirá para abajo”, le pidieron. Ella hizo caso y se dejó llevar. No sabe dónde fue.
Cuando llegaron al consultorio le pidieron que siguiera con la vista en el piso y la tomaron del brazo para guiarla. La entraron al consultorio, acondicionaron la operación y la anestesiaron. Se durmió.
Cuando despertó, la enfermera le dijo que todo había salido bien, que se quedara tranquila, que tendría que esperar un rato para que se le pasara la anestesia.
XX esperó y cuando estaba un poco más despierta la subieron al auto, le pidieron que mirara para abajo y la llevaron a la misma esquina donde la habían levantado.
Fue a su casa, vomitó, se sintió mal, tuvo dolores y un pequeño desorden hormonal, pero todo salió bien. Esa fue su experiencia.

31 de octubre de 2011

Recuerdan a La Moma con un escrache a la ignorancia, el odio y la discriminación



Los amigos de la travesti que fue asesinada en La Plata hace dos semanas realizarán hoy al mediodía un escrache al odio, la ignorancia, la violencia, el miedo, el rechazo y la discriminación, y pedirán justicia por La Moma, en la esquina de 1 y 67, donde, sin más alternativas, se prostituía para parar la olla. “No sirve ya llorar, pero sí recordarla, y pedir justicia, e igualdad”, escribieron en sus muros de Facebook los amigos de Carolina, a quien todos llamaban La Moma.
Uno de sus mejores amigos la recordó en una extensa charla con Diagonales:
Carolina era una travesti atípica, que no exaltaba la femineidad, sino que jugaba con la ambigüedad que producía su figura. Medía más de un metro noventa y era muy llamativa porque se sentía una mujer. Además, a diferencia de las miles de travestis que sólo salen de noche, a ella le gustaba pasear por el barrio, ir al supermercado, charlar con los vecinos. De día, usaba un palazzo y una remera negra.
La Moma era una nena en un cuerpazo, zarpada de honesta, al punto de decir siempre lo que pensaba. Tenía 36 años y carecía de cierto sentido común, pero no tenía maldad. Era una persona totalmente feliz, dentro de su burbuja y pese a las condiciones económicas paupérrimas en las que tenía que vivir. Se reía de la tragedia, tenía un humor ácido. De puta. Y había logrado tejer relaciones de amistad genuinas.
Era platense, nieta de un juez, hija de padres separados y tenía dos hermanos varones. Se llevaba bien con todos en su familia, pese a que todavía la llamaban con su nombre de varón. El papá le pagaba el alquiler de su casa, pero no podía ayudarla más. En algún momento, intentaron poner un cyber para que pudiera trabajar, pero no pudo ser. Para comer, la prostitución era su única alternativa.
Aunque no hubiera sido una señora de su casa, con marido e hijos, sino tal vez, quién sabe, una travesti promiscua, libre, sufría cada vez que tenía que salir a la calle a trabajar. Para juntar fuerza, se tomaba uno o dos vasos de trago largo con licor Mariposa. Era esa la única vez que tomaba alcohol.
Tenía que estar muchas horas en la calle para ganar unos pocos pesos, aguantarse la violencia de los prostituyentes, tipos que se escapaban de su casa para ir a levantar a una esquina, que nunca querían pagar lo que les pedía, que iban borrachos o drogados. Era el único trabajo que ella podía tener.
La Moma pasó miles de situaciones de riesgo. La amenazaron con armas blancas y de fuego. Alguna vez, la obligaron a “atender” a una docena de tipos y, en Punta Lara, la dejaron desnuda.
A los 9 o 10 años sintió que no se correspondía con ella ese mandato de ser masculino, entonces, empezó a ir a los baños públicos de las estaciones de trenes, prostíbulos improvisados. Cuando empezó a vestirse de mujer le dio vergüenza entrar en los baños de los varones. Entonces empezó a salir a la calle. Tendría unos 20 años.
Paraba casi todos los días en la esquina de 1 y 67, aunque en los últimos años dejó de salir jueves y domingo para evitar a los motoqueros y sus novias, que son el terror de las travestis.
Había veces que, si no salía, no tenía para comer.
La Moma no tenía ningún tipo de dudas de que era una mujer, pero no se trucaba, no escondía sus genitales y no se había operado las tetas, aunque –cuando pensaba que para ser una travesti verdadera se tenía que hacer todo el cuerpo– se había inyectado aceite de avión esterilizado en la cola. Simplemente actuaba como mujer y era una mujer, aún estando desnuda.
Para sus amigos, la mataron por travesti, porque hay quienes se creen que tienen derechos sobre los cuerpos, el deseo y sobre la vida de las travestis.
El martes 19 de octubre los amigos y uno de sus hermanos la encontraron muerta en su departamento del barrio El Mondongo, junto a sus dos perros, Taylor y Pamela.
“La mató la desigualdad, la violencia continua en la que vivió siempre; porque una travesti en estos días no tiene otra opción que hacer la calle para sobrevivir. La recordamos bien, siempre riéndose y burlándose de las agresiones de los ignorantes que la insultaban y discriminaban por su género; mostrándose indiferente ante eso para poder seguir adelante”, recordaron sus amigos.
“No sirve ya llorar, pero si recordarla, y pedir justicia, e igualdad (…) porque la violencia no es solo matar y robar, sino agredir verbal, física y psicológicamente al otro; violencia es discriminar, despreciar, desconfiar, marginar. El hambre y la pobreza son violencia”, afirmaron los amigos, que organizan un acto, que realizarán hoy, en su memoria: “Para que esto no quede como un simple hecho, para que la gente pueda cambiar, para que podamos construir un pensamiento propio y critico, para no callarnos más. En memoria a ella, y exigiendo justicia, se va a realizar una intervención en 1 y 67, donde trabajaba. Invitamos a participar, entre amigos y amigas, organizaciones, música, stencileadas y escraches”.

18 de septiembre de 2011

“Perdimos la esperanza de encontrar vivo a mi viejo”


“Ver que hay cosas que no funcionan te golpea más”, dice Rubén, en un alto en su trabajo en la carpintería que tiene pegada a la casa de su infancia, aquella casa de la que su padre fue secuestrado el 27 de octubre de 1976 y de la que desapareció el 18 de septiembre de 2006, luego de poner en palabras sus recuerdos del horror vivido en el juicio por el que se condenó al ex comisario Miguel Osvaldo Etchecolatz a la pena de reclusión e inhabilitación perpetua “por delitos de lesa humanidad en el marco del genocidio que tuvo lugar en la Argentina entre 1976 y 1983”.

–¿Cómo está la familia frente al nuevo aniversario de la desaparición de tu papá?
–Como siempre: unidos, luchando y con la esperanza de saber qué pasó, porque perdimos la esperanza de encontrarlo con vida. Quisiéramos saber dónde está. Después, si tenemos suerte, que la Justicia encuentre a los culpables.
–Cuando tu papá desapareció los organismos de Derechos Humanos retomaron su consigna de “aparición con vida y castigo a los culpables”. ¿No te parece que el castigo o la justicia es una idea que hay que defender?
–A esta altura me conformo con saber dónde está mi viejo. Venimos muy decepcionados, porque hace ocho meses que no hay movimientos en la causa. Y el que hubo fue muy esporádico. La última novedad importante fue el rastrillaje en el parque Pereyra, que nos golpeó mucho anímicamente porque la aparición del supuesto testigo de identidad reservada fue una burla, una tomada de pelo. Nosotros pedimos que se procese al abogado (Alejandro) Sánchez Kalbermatten, porque, más allá de la falta ética, nos tomó el pelo. Su denuncia no era nada. Nos presentó un supuesto testigo de identidad reservada que nunca apareció. Peor aún, nos mandaba mensajes mediáticos diciendo que estábamos buscando mal. Se suponía que se estaba presentando como testigo de identidad reservada y aparecía en televisión hablando de espaldas ¿Ahí no lo iban a reconocer? Yo tomo como que la declaración la hizo él, porque el otro nunca apareció.
–Fue un momento complicado.
–Ver que hay cosas que no funcionan te golpea más. Yo recién ahora me estoy recuperando. Lo único bueno que generó lo del parque Pereyra fue que más gente tuvo presente lo que pasó y muchos llamaron al 911 y al 0800.
–¿Qué decían?
–Que lo vieron en un geriátrico, también en un hospital. Todas cosas que dieron resultados negativos, pero al menos el caso tomó algo de relevancia, porque en todo este año apenas se pudieron lograr dos o tres cosas.
–¿Cuáles?
–Después de tres años logramos que la Cámara de Casación Penal nos dé el visto bueno para que se investigue quién debería haber previsto que esto no pasara. Además, volvieron a procesar al ex comisario Eduardo Zaffino por el papelón de Atalaya, pese a que el fiscal Marcelo Molina pidió el desprocesamiento. Quedará demostrado que hubo una puesta en escena. Fue otra tomada de pelo, llevaron a un perro que no servía para hacer el rastrillaje (se sospecha que hubo ropa plantada para generar confusión en la investigación).
–¿Cómo iba tu papá al juicio?
–Cuando declaró lo acompañamos nosotros. Fue con mi hermano (Gustavo) y mi primo Hugo hasta el centro, donde se encontraron conmigo. El día de los alegatos lo iban a acompañar mi primo y mi hermano, que estaba viviendo en la casa de mis viejos en esa época. Ya el domingo al mediodía mi viejo había arreglado con mi primo que lo pasara a buscar a las 9. La audiencia era a las 10, pero él quería llegar antes. Estaba ansioso, pero bien. Supongo que fue muy difícil para él revivir todo lo que pasó…
–Ustedes dicen que no militaba…
–Claro… hizo trabajo social, nos llevaba a jugar al fútbol.
–Pero aquel día dijo: “no me da vergüenza decirlo, colaboraba con montoneros”.
–El día que escuché su declaración me quedé pasmado.
–Aquel día que vos lo acompañaste.
–Te imaginás que él tuvo 30 años eso en la cabeza. Una cosa es tenerlo y otra poder contarlo: te sacás un peso de encima pero te cae otro más pesado. Lo único que había hecho en todos esos años fueron unos dibujos. Nunca pudimos saber si alguien le aconsejó que lo hiciera para no perder la memoria o lo hizo porque quiso. Lo que sí se estableció fue que, dentro del desorden que tenían los textos y los dibujos -porque usaba los reversos de cualquier tipo de papel, las bolsas de cemento-, él tenía un orden para hacerlo. Había una lógica. Eso fue lo que nos dijeron los peritos. Si lo estudian pueden sacar una conclusión.
–Debe haber sido bueno para él.
–Evidentemente le sirvió para recordar muchas cosas, el stress a veces te hace perder la memoria, eso le sirvió para recordar. Incluso, cuando salió (de la Unidad 9, en donde estuvo detenido a disposición del Poder Ejecutivo Nacional) estuvo mucho tiempo averiguando, investigando, juntando datos.
–A los lugares los conocía como nadie.
–Los tenía bastante claro. El otro día estuve recorriendo la zona de Arana (el Centro Clandestino de Detención que funcionaba en la estancia La Armonía, en 137 y 640) con la gente de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) que está por hacer un documental. Él conocía el lugar porque había trabajado por ahí, pero nosotros también fuimos muchas veces. Siendo chiquitos, íbamos al puente de fierro de la calle 90 y salíamos a caminar por las vías (del tren que pasa por Arana e iba a Correa), como unos giles, a cazar pajaritos, y el tipo estaría haciendo su investigación, comprobando los lugares, tratando de recordar.
–Extraordinario.
–Sí, incluso logró señalar el lugar exacto, detrás del pozo de Arana, donde habían sido quemado con goma los cuerpos de muchos desaparecidos. Muchos dijeron que estaba delirando, pero no deliraba nada.
–Volviendo al día en que desapareció. No se sabe con certeza si se acostó a dormir.
–Mi vieja se había tomado una pastilla para dormir y no sintió si se acostó. Lo cierto es que al otro día vio que la cama estaba abierta, pero sin ninguna marca, por lo que tal vez no se haya acostado. Mi viejo siempre se quedaba hasta tarde mirando tele. Para cuando se iba a acostar, ella ya estaba dormida. Puede ser que no haya dormido. No se sabe.
–Pero sí lo vieron el domingo.
–A la tarde estuve con él, porque tenía que cargar la camioneta para ir a trabajar a Capital. Por eso te digo que estaba ansioso, pero bien.
–¿Qué pasó cuando tu hermano y tu primo se dieron cuenta que tu papá no estaba?
–Fueron para la Municipalidad (donde se desarrollaba el juicio, en el Salón Dorado) porque creyeron que se había ido solo. Hablaron con Nilda Eloy y cuando salen mi primo se encuentra con que le habían secuestrado la camioneta porque la había dejado mal estacionada y mi hermano se volvió solo en un taxi.
–¿Hizo la denuncia en el momento?
–Fue a la comisaría Tercera, pero le salieron con eso del protocolo de desaparición de personas adultas, que no existe, pero que usan de excusa para no tomar la denuncia. Le dijeron que tenía que esperar 48 horas. Generalmente pasa que las primeras 48 horas son tan vitales e importantes que cuando se perdieron, fuiste. Es lo que pasó en este caso, los testigos que decían haberlo visto (dicen que entre las 9.30 y las 10 del lunes 18 de septiembre) aparecieron a los 5 o 6 días.
–¿Creés que esos testigos son confiables?
–Creo que son ciertos. Es raro, porque mi hermano y mi primo se encontraron a las 9 y no lo vieron, pero 9.30 lo ven varios vecinos a una cuadra de la casa. ¿A qué hora se fue para estar a una cuadra?
–Se confundirán de día.
–Parece que no, porque cada uno de ellos asocia que lo vio y otro hecho puntual. Uno lo veía todos los días y está seguro que fue ese lunes y no el anterior, o el otro, porque se acordaba que habían jugado Gimnasia y Banfield. La otra chica, que es la primera que lo ve, recordó que su hijo no había ido a clases de educación física y que lo llevó al trabajo. Cinco personas lo vieron pasar.
–Es muy confuso.
–Evidentemente estaba con alguien conocido, sino, no tiene sentido.
–Los testigos lo vieron a él sólo…
–Solo.
–Ustedes tuvieron algún recuerdo de la primera desaparición, pensaron que tal vez lo hubieran secuestrado.
–Pensamos que le había pasado una cuestión… que le había pasado algo en la cabeza… que se le había saltado la térmica.
–Una autodefensa. Mejor pensar que se fue, aunque le haya saltado la térmica.
–Sí. Pensamos que había alguna cuestión de autodefensa y había tenido algún problema psicológico.
–Tal vez ustedes también hayan reaccionado con una cuestión de autodefensa. Era preferible que se fuera solo a que lo hubieran vuelto a secuestrar… No hay dudas que su desaparición fue porque declaró en el juicio.
–Algo en torno al juicio tiene que ver. Él quería que se haga justicia. Mi vieja estuvo mucho tiempo enojada con mi viejo porque si no hubiera ido al juicio… qué iba a pasar… no le hubiera pasado nada. Recién se lo pudo contar a mi mujer hace unos años.
–¿Tenés sospechas?
–Por más que tenga sospechas de alguien, nunca acusé, porque si yo digo: muchachos vengan que voy a acusar a alguien podría armar un lío bárbaro.
–¿Te han dicho?
–Tengo alguna idea, pero no tengo nada concreto, ni siquiera para presentarlo al juzgado. Fijate lo que pasó en el caso Candela (Rodríguez). Tengo un arma fuerte y no la uso, porque no quiero, no es mi estilo. Si él pudo esperar 30 años, yo no voy a ser menos. Voy a esperar.

FOTO: Alberto Direnzo

12 de septiembre de 2011

El mapa de la pobreza en La Plata


Andan en carro, cartoneando. Son los que cobran los planes, los desocupados, los albañiles, los cuidacoches, los limpiavidrios. La señora que limpia. Los que piden una moneda. Los niños desnutridos. Viven en tierras fiscales, lejos del centro, en barrios que se llaman como la fábrica que ya no fabrica, donde no entran la policía ni los camiones recolectores de basura ni los taxis. Ni las ambulancias. Las casas de madera y chapa son más comunes que las de material, aunque todas ocupan pequeños terrenos amurallados con alambre. En los asentamientos impenetrables, detrás de los alambres, abundan los perros feroces, guardianes. Si están abiertas, las calles son de tierra. Si están asfaltadas, quedaron muy altas, sin desagües, y la lluvia las inunda. Como no son propietarios, les niegan la luz y los obligan a colgarse de los cables. No tienen cloacas y en sus zanjas, cruzadas por los caños del agua que consumen, queda el agua estancada. La pobreza se extiende en las afueras de La Plata, donde sólo hacen pie las organizaciones sociales. Según el Censo, 2010, en La Plata 50.462 personas viven en ranchos o casillas.
Referentes del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) Darío Santillán y de la Agrupación María Claudia Falcone, describieron el trabajo que llevan adelante en la periferia platense y mostraron cómo son sus barrios. “Hay pocos recursos pero mucha voluntad”, coincidieron los militantes, a quienes los vecinos conocen como “los raros, los piqueteros”.
SANTILLÁN. La cita con el MTD Darío Santillán fue pautada el miércoles, mientras los vecinos de la Asamblea de Puente de Fierro, en Altos de San Lorenzo, reclamaban a la Secretaría de Tierras de la Provincia, la posesión precaria de los terrenos que ocupan y la flexibilización de la ley de usucapión. Aquel día, demandaron a Edelap la regularización del tendido eléctrico y la colocación de medidores a los vecinos que están en condiciones de tener su título de propiedad. Y a la Municipalidad, el mejorado de calles y la limpieza de los terrenos baldíos.
El jueves, Carmen, Hilda y Elisa recibieron a Diagonales en Puente de Fierro, en 29 y 80, a la vera de un terraplén por el que alguna vez transitó un tren y que bautizó a la villa con su mítico puente, detrás del cual hay un basural que incluye la quema de autos robados y donde la droga hace estragos. De las vías no hay rastros. Fueron desmanteladas para construir casillas, puentes para cruzar las zanjas o para reducir y vender.
La desocupación, la desnutrición infantil, las adicciones, la deserción escolar y la inseguridad, los robos y los homicidios, son los flagelos de los asentamientos, pero los hay unos más brutales que otros. Tal vez por eso, la Darío Santillán no es la única agrupación con trabajo territorial en esa zona de La Plata. A pocas cuadras, La Falcone y la Corriente de Trabajadores Desocupados (CTD) Aníbal Verón tienen sus propios locales. En un auto destartalado, pasa el delegado del intendente. Un camión con una propaladora ofrece 32 huevos a 10 pesos.
Hay casas de chapa y madera, pero también algunas de material. Los aguinaldos, si el trabajo es en blanco, son una buena oportunidad para comprar ladrillos, aunque luego queden unos meses amontonados en el patio, hasta que los hombres puedan poner manos a la obra para levantar su casa. “Acá no vienen empresas a construir”, afirmó Hilda.
“Nos ayudan, la verdad es que tanto el Municipio, como la Provincia y la Nación nos ayudan, pero nosotros también nos defendemos. Vamos y pedimos. Nos hacemos valer”, contó Carmen.
El MTD organiza a unas cien mujeres que cobran planes sociales de la Nación –$1.200– o el Municipio –$1.050– por trabajar en dos pequeñas quintas en las que cosechan habas, acelga, remolacha, arvejas, lechuga, perejil, rabanito, espinaca, ajos, repollo y cebolla de verdeo. Este año, además, experimentan con garbanzo y frutilla, para saber si las plantas tienen posibilidades de crecer y desarrollarse en La Plata.
Además, dan de comer a unos 260 chicos y cien mujeres, que todos los días se llevan una vianda. Los platos principales son la sopa, el guiso, la papa, los fideos y el arroz. En la cocina las paredes hablan: “Cuándo una mujer avanza, ningún hombre retrocede”, dicen. Gaby dirige a las compañeras que fritan, para que sean más sabrosos, fideos para una sopa. Empezaron a trabajar a las 8 y se quedarán hasta el mediodía.
Pegada a la cocina, levantan un aula para apoyo escolar, aunque sueñan con una escuela. El movimiento tiene experiencia: en el barrio Malvinas lleva adelante un bachillerato popular. “Los pibes más tímidos no quieren ir al colegio porque los cargan y discriminan”, cuenta Elisa.
Puente de Fierro es uno de los lugares más pobres y peligrosos de la ciudad, pero las agrupaciones trabajan para cambiar esa realidad. “Uno podría vivir mejor”, dijo Carmen. Y agregó: “Por eso luchamos. Y por los chicos, por eso estamos aferrados a nuestra tierra, para dejarles un lugar en el que puedan vivir. Que digan, por esto luchó mi abuela, por esto luchó mi madre”.

FALCONE. Si bien hay muchas cosas en común, cada barrio es un mundo, por eso La Falcone funciona en asambleas locales. “Cuando surgieron las cooperativas nos dijeron que podríamos construir cualquier cosa y nosotros pensamos en los baños. ‘¡Qué buena idea!’, pensamos.A la gente que vivía en las quintas le pareció absurdo. Necesitan baños, pero ellos viven en las casillas de los patrones, en los predios en los que trabajan: si hacíamos los baños, iban a quedar en las casas de los patrones. Lo que hicimos, en ese caso, fue priorizar la propiedad de la tierra y compramos un terreno en condiciones de ser urbanizado para construir viviendas frente a Parque Sicardi. Los vecinos no nos dejaron ocupar, pero estamos construyendo nuestro barrio en 18 y 610”, describió César, coordinador territorial de la agrupación.
Los patrones, afirma César, no quieren que los trabajadores tengan sus casas. Si viven en las quintas están disponibles para regar la lechuga a la mañana y a la tarde, levantar los laterales de los invernáculos de nylon si está lindo, bajarlos si de pronto se levanta el viento; cosechar el tomate dos veces por semana si están en temporada y, sobre todo, “si no tienen donde vivir, los empleados no pueden decir que no”, afirmó.
Los esposos María Eva y Jorge son los referentes barriales en Villa Montoro, donde funciona una sede de la Escuela Primaria Básica (EPB) Nº 706 –de Los Hornos–, una biblioteca y un comedor, a una cuadra la feria paraguaya. “Tenemos 38 alumnos inscriptos, pero muchos sólo vienen por los certificados de asistencia para cobrar el plan. Nosotros trabajamos para que los chicos vengan a estudiar y puedan terminar el colegio, porque la mayoría es repitente y no tiene cabida en otros colegios. Logramos que unos 15 o 20 pibes tomen las clases de manera responsable”, explicó la mujer.
El comedor funciona los viernes a la noche y los sábados al mediodía y da de comer a unas 90 personas, entre chicos y adultos. La gente pasa por el local y carga un bol con la comida que se lleva a su casa. “Hay quien tiene vergüenza y no viene aunque necesite. Y también hay gente que podría hacerse su propia comida y viene igual”, agregó María Eva. Conocedores del barrio y sus necesidades, porque son vecinos, José también se encarga de repartir la comida en algunas casas.

–Hay varias casas de material. La gente quiere progresar –comentó Diagonales.
–Antes sólo había casillas, pero cuando les dijeron que se podían quedar, empezaron a bajar ladrillos de todos lados –afirmó Cesar.
–Cuando la gente cobra el aguinaldo, hay ladrillos y bolsas de cemento en todas las casas –agregó María Eva.
Las casas de madera y chapa tienen piso de tierra o contrapiso, no hay cielorrasos y el baño desagota en un pozo. Antes de ir a dormir, calientan los dormitorios con una pantalla o enchufan una resistencia que calienta un ladrillo refractario. Los más pobres todavía se calientan con braseros.
–¿Cómo hacés cuando hace mucho frío?
–Hacemos fuego afuera y después entramos la ceniza –contó una vecina con su bebé en brazos.

RECUADROS
La necesidad de conectarse
La agrupación María Claudia Falcone tiene presencia en 17 barrios de La Plata, donde las acciones son decididas en Asambleas. Y no hay reparos a la hora de tratar los temas. Este año, a los vecinos de Arana no les alcanzaron los juguetes que les dieron los gobiernos, por lo que hicieron comida y organizaron fiestas en el local de la Agrupación para que todos los chicos tuvieran juguetes. En la Armonía, el hijo de una militante murió atropellado por un auto y ahora quieren iluminar la 137, se organizan para pintar los cordones y poner lomos de burro. En Romero, tienen un taller textil en el que cosen guardapolvos que la Nación paga $0.30 por unidad, pero están por hacer una feria para poder reparar algunas de las máquinas, que están rotas.
“Necesitamos conectar con gente de la universidad, porque tenemos cooperativas autogestionadas y estamos organizados como ONG, pero no tenemos quién nos haga los balances y hay que tener todos los papeles al día”, contó César.

La voluntad, la lucha y los oídos sordos
“Hay pocos recursos pero mucha voluntad”, coincidieron los militantes. Lo que necesitan, lo que reclaman, es que se aceleren los trámites para que todos aquellos que ya llevan más de diez años de ocupación puedan acceder a la propiedad de las tierras y que, al mismo tiempo, la ley se flexibilice con tenencias precarias para quienes tienen una antigüedad de cinco años.
Quieren viviendas dignas y exigen el acceso al Fondo Nacional de la Vivienda (FONAVI). Además, luchan por la apertura de calles, el asfalto o un mejorado, las cloacas y el alumbrado público. Muchos podrían pagar la luz de sus viviendas pero Edelap no les coloca el medidor porque no son propietarios. “Hay barrios enteros que fueron censados y finalmente no pudieron acceder a sus medidores.Tenemos nuestras dudas sobre la situación económica de la empresa y si está en condiciones de cumplir con los acuerdos que hace”, describió Eduardo, del Movimiento de Trabajadores Desocupados Darío Santillán.

CENSO 2010
Según el CENSO 2010, en La Plata hay 1.534 viviendas ranchos (1.700 hogares) y 10.794 viviendas casillas (11.821 hogares) en las que conviven 50.462 personas. 44.105 Personas viven en casillas / 6.357 Personas viven en ranchos.
El déficit habitacional alcanza también a unas 675 personas que viven en locales que no fueron construidos como habitaciones y otras 933 que viven en piezas de inquilinato. Otras 885 viven en hoteles o pensiones.
(Fuente: CENSO 2010)


Asentamientos y Villas de La Plata(Fuente: Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) Darío Santillán / Agrupación María Claudia Falcone / http://www.mapu.org.ar)
ZONA SUR: 1 - Los Chaques. 2 - Altos de San Lorenzo. 3 - Puente de Fierro. 4 - Villa Elvira. 5 - Las Palmeras. 6 - Santa Isabel. 7 - Elizalde. 8 - El Ombú. 9 - Villa Elvira I. 10 - Villa Montoro. 11 - Villa Montoro II. 12 - Los Robles. 13 - Villa Alba. 14 - El Palihe. 15 - Barrio Aeropuerto. 16 - Parque Sicardi. 17 - La Armonía. 18 - La Aceitera. 19 - La Acacias.
ZONA OESTE: 20 - Ripol. 21 - Romero. 22 - La Granja. 23 - Las Rosas. 24 - Altos del sol. 25 - Malvinas. 26 - Romero. 27 - Futuro. 28 - Villa Nueva. 29 - Los Hornos. 30 - Los Hornos. 31 - Los Hornos. 32 - El Olvido. 33 - El Bajo. 34 - La Vía. 35 - Las Quintas.
ZONA NORTE: 36- Nini. 37- La 514. 38- La 514 (2). 39- El Mercadito 40- Hernández. 41- Mercosur. 42- La Fábrica Vieja. 43- Colinas del sol. 44- Barrio Monteagudo. 45- El Rincón. 46- Arturo Seguí. 47- La Victoria.

31 de agosto de 2011

Carnívoros, no veganos

Imposible imaginar cómo fue que decidieron salir a cenar el sábado, pero lo cierto es que entraron al pequeño restaurante sin prestar la más mínima atención de dónde estaban, hablando como si fueran los únicos en el lugar y cada uno de ellos con un cigarrillo recién prendido.
El chico preguntó por el cocinero y se mandó a saludar. La chica se sentó a esperarlo y pidió un cenicero. “¡Oh! Perdón, no había notado que estabas fumando –dijo la camarera–, acá no fumamos, disculpame”. No había problemas, la chica fue a fumar afuera. Puede que a él le hayan pedido que apagara el cigarrillo cuando entró a la cocina, lo cierto es que ya no fumaba cuando volvió a la mesa.
Lo primero que hicieron cuando se reencontraron fue preguntar por los vinos, que la casa no vende por convicción. “Como los clientes lo pedían, tenemos una cerveza artesanal”, concedió la camarera. Ok, dijeron ellos. 3/4 rubia para él, un porrón de roja para ella. Entonces, llegó el turno de pedir la comida. Los ojos de la chica salían de sus órbitas cuando le ofrecieron las entradas: hummus con apio, paté de hongos, girgolas al tomillo, caviar de berenjenas.
No había caso. Tampoco con el primer plato, aunque aceptó pensarlo un poco más. Divertidos, tomaron las botellas, las copas y la carta y salieron a fumar a una mesa en la vereda.
Después de descartar los otros platos, la chica y el chico se decidieron a compartir papas rellenas con guarnición.
Cuando volvieron a su mesa decididos a cenar, pidieron un salero y una botellita de aceite de oliva que vaciaron sobre las papas. Después de todo, no la pasaron tan mal en el restaurante vegano de cultura rastafari.

22 de agosto de 2011

Una visita a los presos evangélicos que estuvieron 19 días en huelga de hambre

Los detenidos en los pabellones evangélicos de la Unidad 9 de La Plata pasaron 19 días en huelga de hambre. La desatención médica para personas con HIV, hepatitis y tuberculosis, la falta de agua potable en celdas y pabellones, las malas condiciones edilicias y el atraso en la resolución de sus causas judiciales, llevaron a los presos a iniciar hace nueve meses una serie de reclamos que derivaron en una huelga de hambre que iniciaron el primero de agosto y terminaron el último viernes. La Comisión por la Memoria (C.P.M.) y el Centro de Estudios Legales y Sociales (C.E.L.S.) realizaron una recorrida por la prisión acompañados por legisladores nacionales y provinciales y se entrevistaron luego con las autoridades del ministerio de Justicia y Seguridad en busca de una solución al conflicto. Las autoridades provinciales colocaron el viernes una bomba para llevar agua potable a los pabellones, prometieron una guardia médica de cuatro horas por día y un vehículo de traslado rápido al hospital. Ese mismo día, los presos levantaron la huelga de hambre. Poco antes, una comisión encabezada por el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel e integrada por Eva Asprela, del C.E.L.S.; el obispo Aldo Etchegoyen, el secretario ejecutivo de la C.P.M., Alejandro Mosquera; el Director del Comité contra la Tortura de la C.P.M., Roberto Cipriano García; la diputada nacional Victoria Donda; y los legisladores provinciales Sandra Cruz y Oscar Negrelli, acompañados por la fotógrafa Helen Zout, un grupo de colaboradores y un periodista de Diagonales, recorrió la prisión y se entrevistó con los detenidos. “Esa es la leonera”, describió el Premio Nobel, que pasó 14 meses en la prisión durante la última dictadura militar, a disposición del Poder Ejecutivo Nacional (PEN), mientras señalaba una jaula al aire libre ubicada sobre las canchas de fútbol que había que cruzar para ingresar a los pabellones en donde los detenidos todavía estaban en huelga. “Dios me la bendiga. Dios me lo bendiga”, saludaba un interno a quienes ingresaban en el gimnasio cubierto, ubicado en el acceso al primero de los pabellones que recorrió la comitiva. Carlos esperaba a la visita. El pastor evangélico de la Unidad tiene 51 años y hace 22 que está preso. Junto a Jorge, un estudiante avanzado de abogacía, guiaron a la C.P.M. y el C.E.L.S. y le presentaron a los internos con los problemás más graves. La mayoría de los presos esperó al grupo en el pasillo de su pabellón, delante de la puerta de sus celdas. “Algunos tuvieron malas experiencias en esta cárcel hace algunos años”, le dijo el Pastor a Pérez Esquivel, quien lo escuchó sin aclarar nada. –¿Podemos ver las celdas? –preguntó el premio Nobel. –Acá tienen la libertad para ver y preguntar todo lo que quieran –dijo el pastor. –¿Las celdas son todas iguales? –consultó alguien de la comitiva. –Aquí las suites son todas iguales –respondió Pérez Esquivel mientras cruzaba la puerta ciega de metal y se asomaba a uno de los calabozos. Nadie se hubiera imaginado que iba a hacer un comentario feliz: –¡Qué maravilla! Mirá el teclado que tenés. ¿Tocás alguna chacarera?– consultó a un preso. –Algunas canciones religiosas –respondió el hombre, con una sonrisa. Apenas Pérez Esquivel volvió sobre sus talones comenzó a saludar a los detenidos. –Venimos a ver cómo están. A ver si podemos hacer algo por ustedes –les dijo. Y preguntó: –¿Tienen agua? –Se corta –respondió uno de los detenidos. –La bomba de agua que abastece a gran parte de la prisión se rompió hace nueve meses, la reemplazaron, pero la nueva bomba no duró ni unos días –agregó el pastor. –Hace mucho frío –afirmó un preso– no hay vidrios en las celdas. A veces les ponen un plástico. –Mire la cama –mostró su compañero de celda–, tenemos que atar los elásticos con alambres. No se puede dormir. Iguales los unos a los otros, cada uno de los pabellones recluye a unas 130 personas que duermen en celdas compartidas, tienen un baño en común de 2,50 por 3 metros con tres duchas, a veces sin agua, a veces con agua fría. Lo mismo ocurre en las celdas, que miden 1,70 metro por 2,50, y tienen una cucheta, un inodoro y una canilla que estuvo seca durante los últimos meses. Todos los pabellones evangélicos estuvieron en huelga desde el primero de agosto hasta el viernes 19, cuando la C.P.M. y el C.E.L.S. consiguieron una entrevista con el ministro de Justicia y Seguridad, Ricardo Casal, quien se comprometió a dar una solución inmediata a los problemas. Durante 19 días hubo en la U9 unos 700 presos que tomaban mate, té o una sopa, pero no consumía nada sólido. “Vinieron a pesarnos, pero las balanzas no sirven. Empecé la huelga con 94 kilos y a los pocos días estaba en 105”, se quejó el pastor. Carlos describió las razones de la protesta: “Sufrimos la falta de atención médica, la mala alimentación y muchos años de prisión sin condena. Acá no existe el Pacto de San José de Costa Rica ni el Código Penal. Hay gente que lleva siete años procesada. Los que no tenemos plata y no podemos pagar un abogado nos tenemos que bancar la cárcel. Queremos que se cumpla la Ley y que haya un tiempo razonable para que las personas estén presas sin condena”, contó. El pastor describió su caso: “tengo una salida laboral, 13 horas de lunes a viernes, pero a veces no hay gasoil para el traslado. Pedí el arresto domiciliario pero me lo han negado. Sólo me dejan ir a mi casa 9 horas cada 15 días, para el afianzamiento del núcleo familiar”. Y agregó: “Si no llegan los alimentos que tienen que llegar, si los médicos no nos atienden o no nos dan los medicamentos, si los abogados no se ocupan de nuestras causas: ¿a quién le tenemos que reclamar?”. En el pabellón siguiente los presos esperaban ansiosos la llegada de la comitiva. Iban de uno en uno, buscando a alguien que tomara nota de su situación. “Yo me llamo Haurat Pérez”, dijo el primero, con el pantalón arremangado para mostrar la cicatriz que le dejaron en el muslo cuando le colocaron una arteria femoral artificial. Pérez tiene dos by pass y sufre epilepsia. “Quería saber qué se podía hacer, porque todos estaban con el mismo problema”, dijo. Atrás esperaban los enfermos de HIV, la mayoría con hepatitis C y tuberculosis. “No nos dan la alimentación que necesitamos”, afirmó Javier. “Los médicos vienen ahora a pesarnos y nada más. No sé si el remedio que estoy tomando es el que me corresponde”, agregó José Luis. “Hay mucha gente con principio de tuberculosis, necesitamos agua caliente”, explicó Jorge, que también tiene dos tumores en el pecho. “Hace cuatro meses que estoy acá y no conozco a la infectóloga”, describió Adrián, y pidió: “Necesitamos que nos den una droga nueva que se llama Interferon y que el ministerio (de salud) la está dando”. Néstor espero que alguien de la Comisión se liberara para contar su historia. Cuando lo detuvieron, hace seis meses, le dieron una patada en los testículos. Desde entonces, apenas puede caminar. “Quiero saber si me tienen que operar”, afirmó. Diego esperaba, también, poder contar lo suyo: “Yo soy asmático y ya pasé por todos los pabellones, me cambian a cada rato, pero en todos faltan vidrios y tengo problemas”. Los visitantes pasaban de un pabellón a otro cuando irrumpieron en escena un par de funcionarios del ministerio de Justicia y Seguridad. Ignacio Tranquilini, se presentó uno de ellos a las autoridades de la C.P.M. que recorrían el penal. Por momentos, los funcionarios participaron de la entrevista a los detenidos, como fue el caso de Marcelo que sufre una pseudoartrosis. –Tengo la pierna quebrada por un viejo accidente, pero acá se me separaron los huesos –afirmó. –¿Hace cuánto? –preguntó Pérez Esquivel. –Hace dos años –dijo el preso. –¿Dos años? –preguntó, incrédulo, el Premio Nobel. –Si –respondió el detenido. –Pero te llevaron al hospital y te rebotaron –intervino Tranquilini. Los funcionarios buscaban historias clínicas que justificaran su trabajo y trataban de contradecir a los internos. De pronto, Pérez Esquivel guió hasta ellos a un preso. –Daniel sufre diabetes y hace dos años que espera un par de anteojos –les dijo. –Me dijeron que me iban a dar un par de anteojos, pero no me los trajeron nunca –contó el detenido. –Esos anteojos no te sirven más, hermano. Escuchame bien: te tienen que hacer el examen y traerte los anteojos. –En dos semanas –prometió Tranquilini. –¿Recibís alguna dieta especial por la diabetes? –preguntó Pérez Esquivel. –Estamos anotados, pero no recibimos la dieta que corresponde. Otro detenido con HIV y tuberculosis dio su testimonio delante de los funcionarios. –¿Te dan leche? –intervino el pastor. –No –¿Huevos, queso? –No. –¿Fruta? –A veces me dan naranjas –dijo. Entre los casos emblemáticos que encontró la C.P.M. quedaron registrados los de Roberto y Oscar. Al primero le pegaron un tiro en la panza hace dos años y le hicieron una colostomía, a través de la cual va de cuerpo en una bolsa, sin poder controlar cuándo ni dónde. Le dijeron que a los seis meses le podrían colocar un intestino artificial. Aún espera. Oscar, en tanto, lleva siete años detenido, procesado sin condena y sin fecha de juicio oral. Contó que su defensora se ocupa, que presenta los escritos que corresponden en tiempo y forma, pero que los jueces de Quilmes no atienden su caso. Le rechazaron una prisión domiciliaria, aunque una persona se había ofrecido a darle trabajo. –La cárcel es un depósito de personas. No sirve para que las personas se puedan reintegrar a la sociedad –se quejó Pérez Esquivel. –Se podrá cambiar el sistema carcelario –lo consultó Helen Zout. –Hace muchos años que pedimos que se cree una policía judicial que permita agilizar las causas, pero todavía nos encontramos con gente que pasa 7 años detenida cuando sólo está procesada. Hay mujeres presas con niños, que podrían cumplir sus condenas de otra forma; hay chicos detenidos en lugares a los que llaman institutos que son cárceles en las que no puede hacer que una maestra vaya dos veces por semana; las cárceles son depósitos de personas que degradan al ser humano. Necesitamos otra rehabilitación. –¿Qué hay que hacer? –Primero hay que mejorar toda la infraestructura de las cárceles. Y luego ver otras formas de ejecutar las condenas, con probation, domiciliarias, trabajo comunitario. Hay una superpoblación que no se puede contener. Pero el problema es estructural, porque también hay que reformar el Poder Judicial y hay que cambiar la forma de pensar de una gran parte de la sociedad: no puede ser que querramos penalizar a los chicos. No es justo. A los chicos hay que darles una esperanza de vida. –¿Usted es optimista? –Soy optimista de nacimiento, sino no estaría en esto hace 40 años. Los aportes de la C.P.M. y el C.E.L.S. sirvieron para que la provincia respondiera a los problemas más urgentes, pero el viernes habrá otra visita y una nueva ronda de entrevista con los detenidos. Los tableros eléctricos no conocen de diyuntores ni llaves térmicas en los pabellones de la Unidad 9 ALGUNOS NÚMEROS Según la diputada provincial Sandra Cruz, el gobierno bonaerense invierte unos 6.000 pesos por mes por cada persona privada de la libertad. En Ministerio de Justicia y Seguridad dispone, además, de 600 médicos contratados para atender a los detenidos en las 54 unidades penitenciarias de toda la provincia y derivarlos, de ser necesario los hospitales públicos. Los evangelistas en la prisión El día en los pabellones evangélicos empieza a las 5, hora en que los presos comienzan orar, cuenta León, del pabellón 8 a Diagonales. "Entre las 6.30 y las 7.30 tenemos un tiempo para higienizarnos y a las 8 empezamos con el estudio bíblico, hasta las 10. A las 11 tenemos culto y a las 13 el refrigerio. Entre las 15.30 y las 17.30 las dedicamos a estudiar y después quedamos libres para lavar la ropa y hacer cosas personales, hasta las 20, que viene el engome", describe. No hay revistas, a no ser alguna que tenga algún tipo de "contenido". Y apenas un televisor, compartido, para ver los noticieros. En los pabellones evangélicos sólo se escucha música cristiana, pero a un volumen moderado. "El cristianismo nos ayuda a ser personas compasivas, amables. Acá nos preparamos para ir a otros pabellones a trabajar", cuenta. Un macho, el doctor. La recorrida por la U9 incluyó una visita a la enfermería. Uno de los médicos del lugar observó cómo uno de sus pacientes era entrevistado por una joven mujer a la que veía de espalda y en cuclillas. “¿Qué le preguntás a él? Si no sabe nada. Preguntame a mí. Soy Gonzalo Villada, el médico cirujano”, prepoteó el doctor. La mujer se paró, le estiró la mano y lo saludó: “¿Qué tal? Soy la diputada nacional Victoria Donda. Voy a entrevistar al paciente y preferiría que sea en privado. Por favor, déjenos solos”, le dijo. El doctor, se perdió en el pasillo. De atrás y a lo lejos, parecía ir con el ritmo del Correcaminos.

17 de agosto de 2011

Niños en situación de calle: prohibido no ver


La Asamblea Permanente por los Derechos de la Niñez (APDN) de La Plata celebró ayer el año de lucha en la glorieta de la Plaza San Martín y anunció, además, el inicio de una semana de actividades para visibilizar la situación de chicas y chicos que viven en la calle, perseguidos, estigmatizados y reprimidos en lugar de ser protegidos. Hoy, bailarán hip hop en Plaza San Martín, realizarán una intervención artística frente a Gobernación y una charla con Laura Tafetani y Juan Manuel Combi, y participarán luego de la vigilia por los 18 años del asesinato de Miguel Bru .
Unos veinte militantes sostienen la Asamblea, que cada martes llega a la glorieta para encontrarse con los chicos, jugar un rato, conversar y comer, como en una gran familia construida con lazos de confianza mutua.
“Unos 30 chicos han pasado por la olla popular a lo largo del año, pero no quiere decir que sean todos los que están en la calle, sino sólo con los que pudimos hacer algún vínculo”, contó Manuela, de 22 años, a Diagonales. Cada martes, entre 15 y 20 pibes comen en la plaza. “Al principio venían las familias, pero ahora vienen los chicos solos”, reveló la joven.
“Conseguimos estar un año en la calle, ser la voz de los pibes, que están contando su experiencia. Denunciamos a la intendencia y la gobernación y pudimos construir un espacio con los chicos a la par, en un proceso muy lindo”, describió Justina, de 21 años.
Hace un año, la Asamblea organizaba su primera olla popular para denunciar a una patota parapolicial que atacó a los chicos a golpes, en momentos en que eran estigmatizados por algunos medios de comunicación, que los llamaba “la banda de la frazada”, por una supuesta forma de robar a las personas que cruzaban la plaza por la tarde.
Manuela lamentó que en el transcurso del año, pese a la presencia en la glorieta, la olla perdiera un poco el “espíritu de denuncia”, aunque “desde el Estado continuaran las medidas represivas en detrimento de la promoción y la protección de los derechos de los chicos”.
Justina coincidió: “Está la Ley para la protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes, pero no hay fondos, parece que no entendieran que la vida de ellos es estar golpeados, excluidos”, afirmó Justina. El problema, para la Asamblea, queda en evidencia al analizar en qué utiliza el gobierno sus recursos: “La plata que se gasta en Seguridad y Justicia es cuatro veces más que la que se invierte en los chicos”, denunció Manuela.
Pablo, de 26 años, rescató el trabajo con los chicos. “Cuando se puso complicado salimos del bajón jugando con los pibes. Organizarnos con alegría está bueno, nos divertimos”, explicó. Y resaltó: “La semana de lucha empezó con un festejo, por el aniversario de la Olla Popular, pero sigue con las denuncias, porque la situación es igual o peor que hace un año”.
“Los chicos no encuentran afecto, que es lo que necesitan, y que no se soluciona con un techo y una comida. Los adultos se olvidan lo que es vivir en la calle y todo lo que implica”, afirmó Manuela. Y Justina agregó: “Los chicos son usados por los adultos para robar, para la prostitución y encima se comen los palos, por eso tenemos mucho cuidado”.
UN ESPACIO POLÍTICO. Los jóvenes rescataron a la Olla Popular como un espacio político y repasaron algunas de sus consignas, como aquella de “ningún pibe nace chorro” y que según Manuela “es para mostrar que hay condiciones que pueden llevar a que algún chico robe, aunque, incluso si fuera chorro, el chico no tendría la culpa”, describió. Y afirmó: “Necesitamos políticas para la vida, no para el encierro. No necesitamos que repriman a los pibes o que los encierren. Las Patrullas Juveniles, por ejemplo, no son para los chicos, son para que los vecinos se queden tranquilos”.
“Cuando decimos que 'El hambre es un crimen', queremos reflexionar sobre los crímenes de los que no nos hablan todos los días, porque está claro que el problema no es la falta de comida”, añadió.
“Tenemos muchas consignas”, pensó Manuela. Y continuó: “Al decir ‘No a la baja de la imputabilidad’, también decimos que los chicos no necesitan que los encierren, sino que necesitan contención, porque detrás de cada pibe hay un padre sin trabajo”.
La joven lamentó que haya “políticas de tipo parche” y recordó las negociaciones con el gobierno municipal de Pablo Bruera a principios de año, cuando la Asamblea denunciaba la situación de los limpiavidrios y organizaban la primera huelga del país.
“Algunos limpiavidrios vivían en la calle y dormían frente a la municipalidad, algo terrible en un año de elecciones. Les corrían los colchones, los perseguían y les inventaban causas para que se fueran. Entonces, pensamos en hacer una protesta, pero aparecieron algunos punteros que les ofrecían plata para que no vayan a la huelga. En un momento, les ofrecieron trabajo y unas casillas, pero era un bicicleteo constante. Nos tomaban el pelo. Al final contrataron a siete personas para que se incorporen a una cooperativa y les dieron unas casillas a unas personas que no tenían terrenos. Para peor, después denunciaban que las vendían. De esa situación sacamos otra consigna: ‘Las cooperativas no son trabajo y las casillas no son vivienda’”.

Los Derechos del Niño
Todos y cada uno de los derechos de la infancia son inalienables e irrenunciables, por lo que ninguna persona puede vulnerarlos o desconocerlos bajo ninguna circunstancia.

Desaparecido
Como el cuerpo no aparecía, los acusados de matar a Miguel Bru creían que no podrían condenarlos. La Justicia consideró que el cuerpo del delito puede configurarse sin la aparición del cadáver.

Foto: Esteban Martirena

Agenda de actividades de la Semana de actividades
HOY.
Hip Hop (Octava Rima- Berisso) a las 14.
Intervención frente a Gobernación y charla con: Laura Tafetani (Movimiento Chicos del Pueblo)
Juan Manuel Combi (abogado del caso Arruga) Compañeros de la Comision Carlos Presente (COCAPRECapital), de 14 a 17 horas.

Vigilia en un nuevo aniversario de la desaparición de Miguel Bru, de 19 a 2.

MAÑANA.
Cine callejero en 8 y 50, con volanteada, a las 18.

VIERNES 19.
Charla en trabajo social con: Nilda Eloy (Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos) CIAJ (Colectivo de Investigación y Acción Jurídica) Comité Contra la Tortura, a las 17.30.

DOMINGO 21.
Corso y murgas en Plaza Rocha. A las 14.30 horas.

LUNES 22.
Actividad contra el feminicidio (con horario a confirmar)

16 de agosto de 2011

Ex preso reclama una “garantía de reinserción social” en una jaula


Un hombre de 42 años realiza una huelga de hambre seca en la Plaza San Martín, frente a la casa de gobierno de la Provincia, para reclamar “acceso a la justicia” y una “garantía de reinserción social”. Estuvo 13 años detenido por robo -en dos ocasiones-, y tentativa de homicidio en ocasión de robo y condenado a 19 años de prisión en 1995, pero apeló y la justicia dictaminó en 2010, después de 16 años de ocurridos los hechos, la prescripción de la causa. Walter Carrillo lleva adelante el reclamo en una jaula de cañas que pintó de negro y cubrió con un nylon grueso, para no sufrir el frío.
“En todo este tiempo no han podido hacer nada con mi causa. Ya que no pueden devolverme lo que me robaron, vengo a exigir que también tenga acceso a una justicia justa quienes no tienen dinero para un abogado y que la cárcel, en todo caso, sirva para la reinserción social”, afirmó Carrillo.
-¿Y usted, qué quiere?
-Acceso a la justicia.
-La causa prescribió.
-Quiero demandar al Estado, pero me quieren cobrar 5.000 pesos únicamente para darme la fotocopia de la causa. Ya que no pudieron decir es culpable, quiero iniciar una demanda civil.
-Bueno, pero la justicia tampoco dijo “es inocente”.
-El artículo 18 de la Constitución dice que todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario -afirmó.
Carrillo estudió en prisión. Hizo la primaria, la secundaria y llegó a rendir once materias de derecho, carrera que le gustaría seguir estudiando. Mientras tanto, trabaja como gomero a domicilio.
-¿Cómo es eso?
-Estoy desarrollando el proyecto, pero lo que hago es servicio de gomería móvil. Emparcho en la calle. Tiro más para la moto, pero también trabajo con autos.
-Cómo si fuera en una gomería.
-Tal cual. Igual que en una gomería, pero en la calle. Me enseñó un muchacho cuando salí de la cárcel, porque cuando salí era como un inútil.
-Pero pudo estudiar.
-Estando preso, luego de pelear con el Servicio Penitenciario Bonaerense, pude estudiar.
-Y llegó a la universidad.
-Hice la primaria, la secundaria y rendí once materias de derecho. Soy de una familia muy humilde y de todos mis hermanos, que son 22, soy el único que llegó a la universidad.
-Algo aprendió en la cárcel.
-El Servicio Penitenciario genera más delincuentes, no recupera a absolutamente a nadie. Fue gracias a que estudié que cambié mi forma de ver las cosas y de pensar.
-¿Qué es lo que quiere?
-Acceso a la justicia y que se me garantice la reinserción en la sociedad. Necesito convertirme en una persona económicamente productiva para mi familia y para la sociedad. Quiero pedirle al Gobernador el acceso irrestricto a la justicia.
En una nota que tiene preparada para entregarle Daniel Scioli, Carrillo cuenta que en 1995 fue condenado “a la pena de 19 años de reclusión, sentencia que fue debidamente apelada a la Suprema Corte de Justicia Bonaerense, apelación que fue remitida y desestimada al Tribunal de Casación”, por lo que realizó un reclamo ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que “ordenó a los tribunales inferiores se resuelva la cuestión de fondo del litigio”.
“Con este fallo a mi favor en vez de comenzar a resolverse la cuestión judicial que aquí nos trae, los tribunales que debían actuar hicieron caso omiso a lo dispuesto por el máximo tribunal nacional y se me mantuvo en prisión por el termino de 13 años y procesado durante 16, tiempo que finalmente derivó en la extinción de la acción penal en las causas que se seguían en detrimento de quien suscribe”.
En su protesta, lo acompaña su mujer, Marta, de 47 años, a quien conoció por carta mientras estaba en la cárcel y que en estos días duerme en una carpa, a pocos metros de la jaula.

11 de agosto de 2011

Un ensayo de elección para ir mejor preparados a las urnas

Las personas internadas también podrán ejercer el derecho a voto


Con la intención de despejar dudas de cara a las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (P.A.S.O.), la asociación civil Oikos que apoya la promoción, rehabilitación e inserción de personas con padecimientos mentales, realizó un taller con un ensayo de elecciones en la Casa de Pre Alta, dispositivo de externación del Hospital Alejandro Korn, en La Plata.
Participaron 30 personas que emitieron dos votos anulados y 28 votos válidos, entre los que hubo uno en blanco completo y otros en algunas categorías.
El taller estuvo a cargo de las trabajadoras sociales Jacqueline Torres y Clara Weber y se desarrolló en un aula del primer piso de la casa de 56 entre 9 y 10, donde algunos usuarios se sorprendieron por estar en los padrones, habilitados para votar.
“Pero yo estoy internado”, dudó uno de los usuarios. Weber les explicó que la ley 26.571 de democratización de la representación política, la transparencia y la equidad electoral modifica el Código Electoral Nacional y habilita a votar a las personas que se encuentran en centros de internación (excepto las declaradas insanas en juicio) y los presos sin sentencia firme. Y les explicó: “Si no aparecen en el padrón, van a la Junta Electoral a ver si les falta actualizar el cambio de domicilio o tienen algún otro problema. Imagínense, es un padrón de 30 millones de personas y hay que atender a uno por uno”, describió.
El auditorio se entusiasmó con la idea de ir a las urnas y las trabajadoras sociales preguntaron si recordaban cómo eran las internas. Algunos recordaron:
–Votaban los radicales, los peronistas, los socialistas.
–Cada uno votaba por los candidatos de su propio partido. Ahora todos votamos por los candidatos entre los precandidatos de todos los partidos –explicaron las trabajadoras sociales.
–Mucho más democrático –afirmó alguien.
Uno de los usuarios, entonces, contó cómo eran las nuevas boletas.
–Cada partido tiene un color que lo identifica. Y si por ejemplo yo quiero a un candidato para presidente y no me gusta el que va para gobernador, puedo cortar boleta.
–Ahora –intervino otro–, yo me pregunto si corto algunas partes de la boleta y por ejemplo voto a presidente pero no para los legisladores, ¿mi voto queda impugnado?
–No. Tu voto en esa categoría queda en blanco, pero lo demás es válido –aclaró Torres.
–Es día feriado ¿Los choferes de micro también votan? ¿Cómo hacen?
–Claro, es obligatorio, todos pueden salir un rato para votar –respondió Weber.
–¿Y a qué hora se empieza? –consultó alguien.
–A las 8 –dijo la trabajadora social–. Y ahora, yo les pregunto: por qué el voto es secreto.
–Para que no haya peleas como en el fútbol, que te cargan: “se fueron a la B...”.
–No se puede ir con la boleta en la mano ni con la camiseta que usan en los puestos donde te dan las boletas –describió uno de los usuarios.
–Y si no hay boletas de las que uno quiere en el cuarto oscuro hay que salir y decir que no hay boletas, sin decir de qué partido faltan –agregó otro.
–Se llama cuarto oscuro pero las luces están prendidas –bromeó alguien y todos rieron.
–A mi me dijeron que tenés que elegir la lista de tu palo. No te vayas a equivocar.
–También hay ballotage –planteó alguien.
–Eso lo dejamos para más adelante –dijo Weber–. El voto es un derecho, porque todos tenemos derecho a elegir y una obligación ¿Saben por qué es obligatorio?
Luego de hablar de la obligatoriedad del voto, del piso de 1,5% de los votos positivos que tienen que sacar los precandidatos para poder presentarse en octubre, cómo hacer para ser fiscal de mesa, los usuarios que ya habían votado contaron sus experiencias. Luego, todos hicieron una fila, tomaron un sobre y pasaron al cuarto oscuro, donde practicaron cómo ejercer el derecho a voto el próximo domingo.

Por los derechos civiles
“El objeto social de Oikos (que es una Asociación Civil sin fines de lucro) es la defensa y promoción de los derechos ciudadanos de las personas con padecimiento mental. Y para eso organizamos actividades que favorezcan la participación comunitaria”, describió a Diagonales Laura Lago, coordinadora de los talleres de arte de la Casa de Pre alta y presidenta de Oikos.
Y agregó: “la charla taller tiene un contenido cívico, pero tambien vale porque rescata lo que los sujetos saben, errados o acertados, sobre un tema. Al ponerlo en juego en el ensayo de la escena social del voto, se prioriza la creatividad de cada uno en el encuentro con los otros sociales, sin adoctrinar y sin menospreciar lo que las personas pueden y quieren hacer, más allá de sus diagnósticos”.

Foto: Manuel Cascallar

25 de julio de 2011

Periodismo ciudadano



Se derrumbó parte de la calle en la que se construye el canal pluvial aliviador, en 61 entre 29 y 30 de La Plata, y nadie te lo quería contar.

20 de julio de 2011

Periodismo carancho



Dos chicos que iban sin casco en una Honda Dax por la avenida 51 del bosque a plaza San Martín fueron atropellados por un Renault Clio que circulaba por calle 4 hacia 50 ayer al mediodía.

ÉL. Tirado en medio del cruce de 4 y 51, inmóvil, boca arriba mientras los médicos le colocaban el cuello ortopédico, el chico hablaba por celular.
-Pero mamá… estoy tirado en el piso, me están atendiendo.
-Cortá el teléfono, querido -pidió el doctor.
-Si mamá, te llamo…
-Si no colaborás te dejo acá tirado -amenazó el médico.
-No, no -concedió el chico, que guardó el teléfono.
-¿Te duele la pierna?
-Si.
-Lo damos vuelta para acá y lo subimos a la camilla -pidió el doctor al chofer de la ambulancia.

ELLA. Una vez que el joven estuvo en la camioneta, los emergentólogos bajaron a atender a la chica, que estaba apoyada sobre el cordón de la vereda, con un magullón en la cara y las calzas agujereadas a la altura de la rodilla, raspadas, con un poco de sangre.
-¿Te duele? -dijo el médico mientras le tomaba la pierna.
-Si, si, si… no puedo.
-¿Ibas atrás?
-Si.
-Y no llevabas casco.
-No.
-¿Qué pasó? ¿Te caíste y te golpeaste la cara?
-Si.
-¿Perdiste el conocimiento?
-No.
-¿Viniste hasta acá vos sola o te trajeron?
-Sola.
-¿Perdiste el conocimiento?
-No.
-Traeme una tijera o un bisturí -pidió el médico al chofer.
-No, no, no -se desesperó la chica.
-No te voy a cortar la pierna. Solamente te voy a romper las calzas para ver la herida.
-…
-¿Esto te duele?
-No.
Entonces, el médico y el chofer subieron a la chica a la ambulancia y partieron rumbo al hospital Rossi, donde los chicos quedaron internados por precaución.

EL CHOQUE. Los efectivos de la comisaría Primera, en tanto, tomaron los datos de los heridos, Sabrina y Esteban y de la mujer que conducía el Palio, llamada Ester, y que esperaba que la situación de los chicos no fuera muy grave. Los vehículo quedaron allí varias horas.
“Los chicos iban por 51 y la señora se los llevó por delante. No los vio y los atropelló”, contó un testigo.

19 de julio de 2011

Se vende sexo con eufemismos e insinuaciones en los clasificados


Se venció ayer el plazo para levantar avisos clasificados en el que se promovía el comercio sexual y que se popularizaron a través del diario Clarín como “rubro 59”. No se publicaron fotos en las que se ofrecían mujeres como mercancía ni avisos explícitos, pero quedaron algunos mensajes en otros rubros, como “masajes” y “contactos”.
De los cuatro diarios de La Plata, Diagonales es el único que no publicaba clasificados con oferta sexual por una decisión propia, mientras que El Día y El Plata los levantaron este fin de semana, al igual que el diario Hoy, aunque algunos avisos se filtraron.
Tampoco en los diarios porteños se publicaron los avisos en sus rubros habituales, pero la oficina de control que, bajo la órbita del Ministerio de Justicia, deberá revisar todos los clasificados, para investigar si cumplen con el decreto de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El Día y El Plata no publicaron ningún aviso que pudiera resultar ambiguo o en el que se ofreciera sexo con eufemismos o insinuaciones. En El Día, incluso, la única masajista que publicó tuvo que poner el número de su matrícula. En el diario Hoy, en tanto, aparecieron algunos avisos como masajes sospechosos que se ofrecían con “absoluta reserva”.

–Hola mi amor.
–Hola. Llamaba por el aviso.
–¿Querés que te diga los aranceles?
–Si.
–Los 10 minutos, 30...
–¿Preguntá de qué quiere? –la corrigió de muy mala manera la voz de un hombre.
–¿Querés saber de chica o de otra cosa? –preguntó la telefonista.
–De chica…
–Los 10 minutos 30 y la media hora 50. También tenés la hora a 80.
–¿Cuántas chicas hay?
–Tengo 7 señoritas muy lindas. ¿Te doy la dirección?

SIN AVISOS. Una prostituta ultra K con la que Diagonales ya habló hace una semana confirmó que no pudo publicar más avisos. “Tengo trayectoria, muchos clientes, siempre se habla de lo mejor y para mí la mejor propaganda va de boca en boca”", afirmó. Y describió: “La gente llama igual porque todavía le quedará algún diario viejo, pero lo más importante es tener buenas referencias. Los tacheros… si a vos te preguntan, dónde los vas a mandar: al mejor lugar. Y los mejores lugares son los mejores lugares”.
Luego de reconocer que la imposibilidad de publicar avisos la perjudicaba, atacó sin dudar a los tratantes de personas: “A los que comercian con las chicas hay que reventarlos. Las violan hasta por la nariz, las maltratan. A esos tipos hay que colgarlos de una plaza y cortarles las bolas con una Gillette para que se mueran desangrados”, afirmó.
Como utiliza el teléfono para trabajar y Diagonales iba a lucrar con su palabra sin pagar un peso, la conversación terminó en ese instante, aunque en buenos términos.
Adriana, una travesti de un privado platense, también tuvo que dejar de publicar. “No estamos publicando. El último aviso creo que fue el sábado, pero no estoy segura. Nosotras publicábamos en El Plata, pero ya no se puede. Lo que te puedo decir es que no me cobraron nada de más ni de menos”.
La demanda, para Adriana era normal: “Bajó el trabajo, pero tampoco es que nos quedamos sin clientes. Nosotras trabajamos por obra del Señor, no nos desesperamos. Nos molesta no poder publicar nuestros avisos, pero estamos en un lugar medianamente conocido… el problema será cuando nos mudemos… Todavía no hicimos ninguna movida, vamos a esperar a ver cómo se desarrolla la cosa”.
Al igual que el aviso que se pasó en uno de los matutinos platenses, en los diarios porteños también aparecieron algunos clasificados que ocultaban la intención de vender sexo. Algunas masajistas “exclusivas”, de “nivel real” o “sólo para caballero” parecían sospechosos, al igual que aquellos que ofrecían “masajes diferentes, sólo para hombres particulares”. El turno en un “privado” de Santa Fe y Uriburu, por ejemplo, era ofrecido a 170 pesos.

14 de julio de 2011

Una particular historia de amor: del hospital psiquiátrico al altar


Estuvieron internados en el hospital neuropsiquiátrico de Melchor Romero y se conocieron cuando ingresaron al servicio de externación. Se enamoraron y se fueron a vivir juntos. Se querían casar, pero una declaración de insanía se los impedía. Después de mucho trabajo, el equipo terapéutico de la Casa de Pre Alta lo consiguió: Marta y Oscar se casaron hoy en el Registro Civil de 6 entre 42 y 43.
“Esto fue posible gracias a las nuevas leyes que promueven la igualdad, la inclusión y el acceso a los derechos de personas que estaban invisibilizadas, un cambio de paradigma que empieza a ser posible por hechos como la sanción de la nueva Ley de Salud Mental de la Nación”, explicó a Diagonales Clara Weber, quien se desempeña como trabajadora social en el dispositivo de externación de referencia de los novios, ubicado en el centro de La Plata, en 56 entre 9 y 10.
Les diagramaron las invitaciones, les hicieron los souvenirs y el área de Curaduría de Alienados, del Poder Judicial, les mandó 400 pesos de regalo para que puedan organizar una fiesta, que será hoy al mediodía, después del Civil, en la Casa de Pre Alta. La pareja eligió a dos enfermeros para que sean los testigos de su boda.
Oscar tiene 54 años es de Salta y vivió en Mar del Plata, donde lo declararon insano en 1982 y lo mandaron al hospital Alejandro Korn, en Melchor Romero. No tiene lazos con su familia. Marta nació hace 58 años en Ensenada y estuvo 18 años institucionalizada, aunque nunca se la declaró insana. “Invitaron a sus compañeros, a algunos vecinos, a las autoridades del hospital y querían que vinieran los medios de comunicación, así que hicimos una invitación pública”, describió Weber.
La licenciada en trabajo social explicó que “la pareja ya convivió durante 10 años y ninguno de los dos tiene bienes como para que pudiera haber algún tipo de sospechas. Sin embargo, durante todo este tiempo, la Justicia consideró que tenían un padecimiento mental y no eran dignos de casarse”.
Para Mariana Tundidor, la licenciada en terapia ocupacional del equipo de la Casa de Pre Alta, “la nueva Ley nos dará una base de legitimación, porque la mayoría de los servicios de externación ya trabajaban con el cambio de paradigma que se propone ahora. La Casa, por ejemplo, tiene 24 años de trabajar con los mismos principios. Acá, el problema, es que el Código Civil es de 1869. En definitiva, lo que pasaba era que el Juez tenía que cambiar la situación de Oscar para que pudiera casarse. Lo tenía que autorizar”.
Aunque tramitan el permiso desde 2004, mucho antes de que la Ley estuviera en debate, el equipo aprovechó “el cambio de paradigma, ahora que está en debate la igualdad de derechos” y acompañó a Marta y Oscar para que pudieran reforzar su reclamo, coincidieron.
“El Código Civil no cambió. Dice que los insanos no pueden tomar decisiones civiles por sí mismo, pero toda la legislación internacional que nuestro país incorpora, y sobre todo el Tratado de la Convención Internacional Sobre Personas con Discapacidad –de la Organización de Naciones Unidas (ONU)–, dicen que todas las personas tienen derecho a formar una familia. Además, la nueva Ley de Salud Mental de la Nación plantea que la persona puede decidir y, en todo caso, si tienen un problema particular, se tiene que revisar la situación de curatela”, describió Weber. “En este caso, la Ley sirvió para que el reclamo tenga eco”, concedió Tundidor.
“No se puede anular la capacidad para decidir de una persona por una enfermedad. Antes, la insanía era la muerte civil. Ahora, habrá que revisar su situación cada tres años. Hay que evaluar cada caso, ponerle salvaguardas, gente que los apoye, un equipo interdisciplinario que los acompañe, que los ayude a ser libres, autónomos”, explicó Tundidor. Weber graficó: “Una persona con problemas cardíacos no está todo el tiempo en crisis. No vive en un infarto permanente. Con la salud mental pasa lo mismo. La Ley dice que hay que evaluar cada situación y que no se puede presumir la capacidad por un diagnóstico médico. Hoy, estamos ante un caso muy especial, porque hace diez años que Marta y Oscar están juntos. Hace diez años que asumieron con mucha responsabilidad un compromiso”.
La situación humana y el deseo de los novios eran advertidos en el Registro Civil, pero no había alternativas legales para la pareja. Si el juez no levantaba la insanía, sólo les quedaba la opción de la mentira: ir a otro distrito, a ver si podían casarse sin que nadie advirtiera la situación judicial decretada en 1982.
Cuando Marta y Oscar llegaban al Registro Civil a hacer los trámites para casarse no sólo los rechazaban. Había quien pensaba que se habían escapado del hospital y quería mandarlos de vuelta. “La figura de la tutela está ligada al manicomio, anula toda posibilidad de subjetividad”, contó Weber, y describió: “el manicomio está dentro de la cabeza de las personas”. Por eso, para Tundidor “no alcanza con que cerremos los psiquiátricos, hay que generar un entorno que los apoye, porque todos tenemos alguna discapacidad, pero, según dónde estemos, funcionamos mejor o peor”.
Después de varios años de lucha, Oscar logró que lo autorizaran a casarse a través de una herramienta legal: “El juez que trataba su caso le cambió su situación de insano, una palabra tan arcaica, a inhabilitado, que no suena mucho mejor, pero ya no lo restringe en todas las acciones civiles sino en algunas, como hacer grandes transacciones de dinero, comprar y vender un auto o una casa. Ahora puede desarrollar otros actos de la vida, como casarse, sin pedir permiso al Poder Judicial”.
La ceremonia parece ser una buena oportunidad para reafirmar los Derechos Humanos de Marta y Oscar, para aprender que una persona no es una enfermedad y que no se puede anular su capacidad de decidir.



Estar casados quiere decir que estamos juntos”
–Estar casados quiere decir que estamos más seguros de que estamos juntos –dice Marta.
–Que nos acompañamos– agrega Oscar.
–Es lindo estar acompañado.
–Y estar solo es feo. Es jodido…
–… más lindo es estar acompañado. Yo soy toda para él. Lo acompaño a todos lados. Siempre estamos juntos.
Marta y Oscar cuentan que la declaración de amor llegó de manera natural, casi casi cuando apenas se conocieron. Él iba a visitarla a la pensión y ella lo invitaba a tomar café. Se veían a la mañana, antes de ir a la Casa de Pre Alta a buscar el almuerzo y la medicación, y volvían a verse a la noche, después de pasar el día con talleres y otras actividades programadas en su dispositivo de externación de referencia.
Un día se les ocurrió que podrían vivir juntos, compraron los muebles y acondicionaron la piecita con una cocina en la que vivía ella, en una pensión de 56 entre 8 y 9, cerca de Pre Alta. Después, se les ocurrió casarse.
–¿Están contentos? -preguntó Diagonales.
–Si, pero preocupados porque tal vez falten algunos papeles. Nosotros hicimos todo lo que nos pidieron y nos dijeron que nos podíamos casar –dijo él.
–Hasta nos sacamos sangre y todos los análisis nos dieron bien –agregó Marta.
–Entonces ya está –celebró el periodista.
–Nos vamos a casar y vamos a festejar con nuestros compañeros. Vamos a comer una picada y unas pizzas con unas gaseosas –contó Oscar.

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"Ellos recurrieron a todos lados y sentarán un precedente para que los jueces se conmuevan por esta situación”. Clara Weber - Trabajadora social

"No es la primera vez que el equipo de Pre Alta logra que se levante una insanía, pero sí que sea para un casamiento”. Mariana Tundidor - Terapista ocupacional

11 de julio de 2011

Las personas detrás del rubro 59


Dicen que el hilo se corta por lo más delgado, que los perjudican y que no saben lo que van a hacer, pero entre los hombres y mujeres que hasta ayer publicaban avisos clasificados en el llamado “rubro 59” de los diarios de La Plata hay quien ve en la prohibición de sus mensajes una posibilidad para dejar la prostitución. Tampoco falta la fanática kirchnerista que no criticará absolutamente nada de lo que haga la presidenta Cristina. Las páginas webs, cuyo contenido también será controlado, aprovecharon cierta confusión y triplicaron sus precios.

–Hola –saluda el periodista.
–Hola mi amor –dice una voz de mujer del otro lado de la línea.
–Llamo por el tema de los avisos…
–Me llamo Rocío, mis medidas son 90-65-100 y estoy en 60 entre…
–Perdón, pero llamaba del diario para preguntar qué opinaban sobre la medida anunciada por la presidenta Cristina Kirchner de prohibir la publicación de los avisos clasificados que promuevan la oferta sexual.
–Ah. Esperá.

–Hola -saluda Adriana, una travesti de 37 años que se hace cargo del teléfono.
–Queríamos saber…
–Sí, sí. Ya me dijeron –explica–, justo estaba buscando en el diario alguna imprenta para hacer volantes, tarjetas, algo. Nosotras no nos vamos a quedar tranquilas.
–¿El decreto las perjudica?
–Y claro. El único medio por el que nos damos a conocer es el diario. Cómo vamos a darnos a conocer ahora. Nosotras trabajamos para nosotras, por nuestra cuenta, en una casa común y corriente a la que no le podemos poner un cartel, ni un foco de color porque tenemos vecinos. Acá hay un geriátrico, tenemos a las monjas enfrente. Ahora tenemos buena onda con todos, pero si nos ponemos una luz roja o amarilla las cosas van a cambiar con los vecinos. Con el decreto vamos a tener que salir a la calle.

En el mismo diario, bajo el rubro “acompañantes”, Karen y Morena ofrecen “sexo total sin límites”.
Jazmín atiende el teléfono y explica que ocupan una casa de calle 38, pasillo al fondo, que tiene unos 11 años de antigüedad en el rubro. Además del aviso en los diarios, publican en Internet y tienen un foco amarillo en la puerta. De todas maneras, son los avisos clasificados los que les aportan la mayor cantidad de prostituyentes. “Tenemos nuestros clientes, pero todos los días hay gente nueva que llama por el diario. Si no sacamos los avisos no vamos a poder trabajar”, dice.
En el departamento hay “unas diez chicas, todas mayores de 21 años, y –según Jazmín– una señora de 35”. Nueve son paraguayas y una correntina. “Vinimos a trabajar. Y trabajamos para nosotras. No tenemos dueño”, describe.
Paulina, una travesti que trabaja en una casa de 36, está furiosa con la medida oficial. “Nos perjudica. Lisa y llanamente. Hoy consultamos con la chica que nos saca los avisos y le preguntamos si podíamos poner nuestros avisos en otro rubro, con nuestros nombres y teléfonos, pero nos dijo que no. Las tres personas que trabajamos acá vivimos de esto y ahora vamos a ganar mucha menos plata. Nosotras optamos por trabajar en la prostitución”, afirma.

–¿Cómo van a hacer?
–Haremos volantes, inventaremos algún modelo de propaganda. Algo tendremos que hacer.
–¿No alcanza con poner un foco amarillo en la puerta, por ejemplo?
–La propaganda no sólo es buena para atraer a nuevos clientes, sino también para dar a conocer cuando nos cambiamos de lugar. El hilo se cortó por lo más delgado.

En otra agencia que funciona como cooperativa, Julia, que es peruana, hierve de bronca contra la Presidenta. “Ella tiene la olla bien servida, qué le interesa el resto”, es lo primero que dice. Para coincidir con las otras prostitutas: “Trabajamos por necesidad, pero con esto no sé cómo vamos a hacer. Es terrible para nosotras, todas acá tenemos familia y todo se mueve por los avisos”, describe.

–¿Recibieron menos llamados?
–Y claro. Hoy no vino ni la tercera parte, es un bajón total. El cliente lee el diario y se asusta. Ojalá que haya algún remedio. Acá somos todas madres solas, todas tenemos necesidad de trabajar, sino no estaríamos acá. Ninguna está acá porque te gusta, nosotras lo hacemos por la familia. Tenemos hijos pequeños.

Azul, encargada de otro privado del centro de la ciudad, asegura que el decreto obligará a las chicas a salir a trabajar a la calle. “Nos cortan al medio, todas tenemos chicos, una familia”, agrega.
Los volantes, dice, no son una opción, porque son más caros. Y aunque tampoco podrán publicar en Internet, las webs que promocionan las ofertas sexuales aprovecharon cierta confusión que hubo y aumentaron sus precios: “Se están aprovechando. Antes cobraban 100 pesos mensuales por chica y ahora quieren cobrar 250, más 100 por certificar la firma ante un escribano”.
Azul ya se reunió con las representantes de la Asociación de Mujeres Meretrices (AMMAR) de La Plata, de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), con las que analizaron la posibilidad de hacer una marcha. “Que prohíban los clasificados es un atentado contra la libertad de expresión.
Nosotras hacemos lo que nos toca, porque nadie nos da un trabajo. Yo cambiaría, pero me dan un plan de 350 pesos por 6 horas de trabajo por día y después el que te consiguió el trabajo te saca 100 pesos. ¿Cómo pagás un alquiler? ¿Cómo mantenés a la familia? Que nos den un trabajo de 8 horas o que legalicen ésto. No puede ser que todo les moleste. Que nos hagan entrevista a cada una… pero nunca se nos escucha tampoco”, lamenta Azul, que no se conforma con el dinero de los planes sociales.
Para Agustín, de 23 años, “siempre joden al más débil”. El joven y sus compañeras trabajaban en un “privado” que fue allanado por la Justicia y no volvió a abrir. Entonces, formaron una cooperativa y alquilaron un departamento. “No me parece justo que saquen los clasificados, hay mujeres grandes que necesitan mantener a sus hijos”, afirma.
“La inmobiliaria nos consiguió un lugar que tiene 23 años trabajando como privado, pero no podemos poner una lamparita roja o un cartel en la puerta. Pagamos 1.800 pesos por mes, lo cual es barato porque estamos en el centro”, cuenta.

–¿Qué piensan hacer?
–No sabemos. Ya nos ofrecieron publicar en una revista, pero qué tipo va a comprar una revista de clasificados. No puede llevar algo así a su casa. Es cualquiera. Complican a los que realmente necesitamos el laburo, y no perjudican a los que hacen trata de personas.
–Qué diferencia había entre la cooperativa y la casa que allanó la justicia.
–Íbamos al 50% y te tenías que pagar tu aviso, más los productos de limpieza. Solo corrés más riesgos, porque este es un trabajo que deja dinero, pero sos el punto blanco de mucha gente que hace cagadas, sufrís muchas agresiones, muchos robos.
–¿Cómo les va ahora? ¿Tienen mucha demanda?
–Entre todos atendemos entre 15 y 20 personas por día. Yo, lo máximo que tuve en un día fueron 8 clientes- revela Agustín.
–¿Se gana dinero?
–Es relativo, pero en esta semana llevo 1.300 pesos. Al mes, puedo ganar entre 3.500 y 6.000 pesos.

CRISTINISTA E INDEPENDIENTES. “Soy ultra kirchnerista: nada de lo que haga la señora me molesta”, dice X, que trabaja sola en un departamento de calle 9, y se ufana de tener una trayectoria que no podrá verse perjudicada aunque nunca pueda volver a publicar avisos en los diarios. “Para mí es un deshonor que una mujer sea esclava. Yo, en todo caso, soy esclava de mí misma”, describe, antes de dar la dirección de su departamento y exigir que la conversación siga cara a cara.

–Yo estoy en(…) Planta Baja A y no tomo turnos: tenés que venir y mirar la ventana antes de tocar el timbre. Si está cerrada, esperás, que vale la pena.
–Pero sólo quería hacer una consulta telefónica.
–Yo vendo sexo. Si vos querés hablar, es cosa tuya, pero mi tiempo vale -afirma, antes de despedirse.

Claribel, que acusa 38 años y trabaja sola en un departamento del centro, también está de acuerdo en que haya alguna restricción. “Hay mucha exposición, algunas chicas que salen desnudas, mostrando la cola. Pienso que deberían ser más discretos, como los avisos que saco yo, que no me exhibo con cosas degeneradas. Publico en el diario porque necesito trabajar”, dice.

–Pero ahora no podrás publicar nada.
–Voy a tratar de publicar como masajista, porque sacás un aviso discreto y al cliente también le llama la atención. Hoy le esquiva a las agencias, porque quiere algo más privado, más tranquilo, más reservado. Hay hombres que se ponen nerviosos si escuchan voces afuera. Yo tengo otro estilo, en el barrio no soy señalada por nadie, alquilo una casita y trabajo solita.
–¿Y si no te dejaran publicar avisos de ninguna manera?
–Ya tengo los clientes. Así que no creo que tenga problemas. Nadie me manda, soy una mina que no se desespera con trabajar. Con que haga 3 o 4 clientes por día me conformo. No me gusta tener deudas, pero sábado y domingo no trabajo. En todo caso, podría intentar cambiar de trabajo.
–¿Cuánto cobrás?
–Cobro 60 pesos la media hora; 80 la hora.
–¿Decís que te gustaría cambiar de trabajo?
–De una. Esto es algo provisorio. Todo lo que tiene un principio tiene un final. Yo empecé de vieja, hace tres años, ya quisiera dejar, pero tengo dos hijos que mantener.

Claudia, que se ofrece como algo diferente, también ofrece sexo en los clasificados platenses. “Soy mayor de edad y me jode que no me dejen trabajar porque estoy pagando un crédito. Ojo, me parece excelente que se trate de cuidar a las chicas que son víctimas de la trata, pero a los que somos mayores nos tendrían que dejar que ganemos el dinero como mejor nos parezca. Yo tengo libreta sanitaria y me hago controles. Realmente necesito trabajar y no jodo a nadie”, describe la joven, que –dice– se prostituye sola, “por necesidad”.

–¿Cómo harías si no te dejan publicar tus avisos?
–No sé. Entiendo que los clientes no se van a guardar tu teléfono. No sé ahora cómo seguirá el tema. Yo estoy estudiando para maestra jardinera, tratando de salir. No sé… trabajaré de lo que sea…
–¿Querés dejar la prostitución?
–Yo pensé: voy a dejar, voy a buscar otra cosa, pero no se me ocurre nada.
–¿Pensaste alguna manera alternativa de difundir tu trabajo?
–No voy hacer nada fuera de la ley.
–¿Repartir tarjetas?
–Tampoco voy a estar pasando vergüenza, incomodando al otro con folletería o esas cosas. Con el aviso en el diario es más práctico: te llama el que está interesado.

Trata de personas
Desde que se tipificó el delito de trata de personas, en abril de 2008, hasta el 31 de mayo de 2011, fueron rescatadas en Argentina 2.221 víctimas. De ellas, 991 eran sometidas a explotación sexual.

Sanciones para todos
La Oficina de Monitoreo de Avisos de Oferta Sexual podrá aplicar sanciones a partir del 18 de julio a los medios de comunicación o portales de internet que violen la prohibición de publicar avisos.