"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

12 de septiembre de 2011

El mapa de la pobreza en La Plata


Andan en carro, cartoneando. Son los que cobran los planes, los desocupados, los albañiles, los cuidacoches, los limpiavidrios. La señora que limpia. Los que piden una moneda. Los niños desnutridos. Viven en tierras fiscales, lejos del centro, en barrios que se llaman como la fábrica que ya no fabrica, donde no entran la policía ni los camiones recolectores de basura ni los taxis. Ni las ambulancias. Las casas de madera y chapa son más comunes que las de material, aunque todas ocupan pequeños terrenos amurallados con alambre. En los asentamientos impenetrables, detrás de los alambres, abundan los perros feroces, guardianes. Si están abiertas, las calles son de tierra. Si están asfaltadas, quedaron muy altas, sin desagües, y la lluvia las inunda. Como no son propietarios, les niegan la luz y los obligan a colgarse de los cables. No tienen cloacas y en sus zanjas, cruzadas por los caños del agua que consumen, queda el agua estancada. La pobreza se extiende en las afueras de La Plata, donde sólo hacen pie las organizaciones sociales. Según el Censo, 2010, en La Plata 50.462 personas viven en ranchos o casillas.
Referentes del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) Darío Santillán y de la Agrupación María Claudia Falcone, describieron el trabajo que llevan adelante en la periferia platense y mostraron cómo son sus barrios. “Hay pocos recursos pero mucha voluntad”, coincidieron los militantes, a quienes los vecinos conocen como “los raros, los piqueteros”.
SANTILLÁN. La cita con el MTD Darío Santillán fue pautada el miércoles, mientras los vecinos de la Asamblea de Puente de Fierro, en Altos de San Lorenzo, reclamaban a la Secretaría de Tierras de la Provincia, la posesión precaria de los terrenos que ocupan y la flexibilización de la ley de usucapión. Aquel día, demandaron a Edelap la regularización del tendido eléctrico y la colocación de medidores a los vecinos que están en condiciones de tener su título de propiedad. Y a la Municipalidad, el mejorado de calles y la limpieza de los terrenos baldíos.
El jueves, Carmen, Hilda y Elisa recibieron a Diagonales en Puente de Fierro, en 29 y 80, a la vera de un terraplén por el que alguna vez transitó un tren y que bautizó a la villa con su mítico puente, detrás del cual hay un basural que incluye la quema de autos robados y donde la droga hace estragos. De las vías no hay rastros. Fueron desmanteladas para construir casillas, puentes para cruzar las zanjas o para reducir y vender.
La desocupación, la desnutrición infantil, las adicciones, la deserción escolar y la inseguridad, los robos y los homicidios, son los flagelos de los asentamientos, pero los hay unos más brutales que otros. Tal vez por eso, la Darío Santillán no es la única agrupación con trabajo territorial en esa zona de La Plata. A pocas cuadras, La Falcone y la Corriente de Trabajadores Desocupados (CTD) Aníbal Verón tienen sus propios locales. En un auto destartalado, pasa el delegado del intendente. Un camión con una propaladora ofrece 32 huevos a 10 pesos.
Hay casas de chapa y madera, pero también algunas de material. Los aguinaldos, si el trabajo es en blanco, son una buena oportunidad para comprar ladrillos, aunque luego queden unos meses amontonados en el patio, hasta que los hombres puedan poner manos a la obra para levantar su casa. “Acá no vienen empresas a construir”, afirmó Hilda.
“Nos ayudan, la verdad es que tanto el Municipio, como la Provincia y la Nación nos ayudan, pero nosotros también nos defendemos. Vamos y pedimos. Nos hacemos valer”, contó Carmen.
El MTD organiza a unas cien mujeres que cobran planes sociales de la Nación –$1.200– o el Municipio –$1.050– por trabajar en dos pequeñas quintas en las que cosechan habas, acelga, remolacha, arvejas, lechuga, perejil, rabanito, espinaca, ajos, repollo y cebolla de verdeo. Este año, además, experimentan con garbanzo y frutilla, para saber si las plantas tienen posibilidades de crecer y desarrollarse en La Plata.
Además, dan de comer a unos 260 chicos y cien mujeres, que todos los días se llevan una vianda. Los platos principales son la sopa, el guiso, la papa, los fideos y el arroz. En la cocina las paredes hablan: “Cuándo una mujer avanza, ningún hombre retrocede”, dicen. Gaby dirige a las compañeras que fritan, para que sean más sabrosos, fideos para una sopa. Empezaron a trabajar a las 8 y se quedarán hasta el mediodía.
Pegada a la cocina, levantan un aula para apoyo escolar, aunque sueñan con una escuela. El movimiento tiene experiencia: en el barrio Malvinas lleva adelante un bachillerato popular. “Los pibes más tímidos no quieren ir al colegio porque los cargan y discriminan”, cuenta Elisa.
Puente de Fierro es uno de los lugares más pobres y peligrosos de la ciudad, pero las agrupaciones trabajan para cambiar esa realidad. “Uno podría vivir mejor”, dijo Carmen. Y agregó: “Por eso luchamos. Y por los chicos, por eso estamos aferrados a nuestra tierra, para dejarles un lugar en el que puedan vivir. Que digan, por esto luchó mi abuela, por esto luchó mi madre”.

FALCONE. Si bien hay muchas cosas en común, cada barrio es un mundo, por eso La Falcone funciona en asambleas locales. “Cuando surgieron las cooperativas nos dijeron que podríamos construir cualquier cosa y nosotros pensamos en los baños. ‘¡Qué buena idea!’, pensamos.A la gente que vivía en las quintas le pareció absurdo. Necesitan baños, pero ellos viven en las casillas de los patrones, en los predios en los que trabajan: si hacíamos los baños, iban a quedar en las casas de los patrones. Lo que hicimos, en ese caso, fue priorizar la propiedad de la tierra y compramos un terreno en condiciones de ser urbanizado para construir viviendas frente a Parque Sicardi. Los vecinos no nos dejaron ocupar, pero estamos construyendo nuestro barrio en 18 y 610”, describió César, coordinador territorial de la agrupación.
Los patrones, afirma César, no quieren que los trabajadores tengan sus casas. Si viven en las quintas están disponibles para regar la lechuga a la mañana y a la tarde, levantar los laterales de los invernáculos de nylon si está lindo, bajarlos si de pronto se levanta el viento; cosechar el tomate dos veces por semana si están en temporada y, sobre todo, “si no tienen donde vivir, los empleados no pueden decir que no”, afirmó.
Los esposos María Eva y Jorge son los referentes barriales en Villa Montoro, donde funciona una sede de la Escuela Primaria Básica (EPB) Nº 706 –de Los Hornos–, una biblioteca y un comedor, a una cuadra la feria paraguaya. “Tenemos 38 alumnos inscriptos, pero muchos sólo vienen por los certificados de asistencia para cobrar el plan. Nosotros trabajamos para que los chicos vengan a estudiar y puedan terminar el colegio, porque la mayoría es repitente y no tiene cabida en otros colegios. Logramos que unos 15 o 20 pibes tomen las clases de manera responsable”, explicó la mujer.
El comedor funciona los viernes a la noche y los sábados al mediodía y da de comer a unas 90 personas, entre chicos y adultos. La gente pasa por el local y carga un bol con la comida que se lleva a su casa. “Hay quien tiene vergüenza y no viene aunque necesite. Y también hay gente que podría hacerse su propia comida y viene igual”, agregó María Eva. Conocedores del barrio y sus necesidades, porque son vecinos, José también se encarga de repartir la comida en algunas casas.

–Hay varias casas de material. La gente quiere progresar –comentó Diagonales.
–Antes sólo había casillas, pero cuando les dijeron que se podían quedar, empezaron a bajar ladrillos de todos lados –afirmó Cesar.
–Cuando la gente cobra el aguinaldo, hay ladrillos y bolsas de cemento en todas las casas –agregó María Eva.
Las casas de madera y chapa tienen piso de tierra o contrapiso, no hay cielorrasos y el baño desagota en un pozo. Antes de ir a dormir, calientan los dormitorios con una pantalla o enchufan una resistencia que calienta un ladrillo refractario. Los más pobres todavía se calientan con braseros.
–¿Cómo hacés cuando hace mucho frío?
–Hacemos fuego afuera y después entramos la ceniza –contó una vecina con su bebé en brazos.

RECUADROS
La necesidad de conectarse
La agrupación María Claudia Falcone tiene presencia en 17 barrios de La Plata, donde las acciones son decididas en Asambleas. Y no hay reparos a la hora de tratar los temas. Este año, a los vecinos de Arana no les alcanzaron los juguetes que les dieron los gobiernos, por lo que hicieron comida y organizaron fiestas en el local de la Agrupación para que todos los chicos tuvieran juguetes. En la Armonía, el hijo de una militante murió atropellado por un auto y ahora quieren iluminar la 137, se organizan para pintar los cordones y poner lomos de burro. En Romero, tienen un taller textil en el que cosen guardapolvos que la Nación paga $0.30 por unidad, pero están por hacer una feria para poder reparar algunas de las máquinas, que están rotas.
“Necesitamos conectar con gente de la universidad, porque tenemos cooperativas autogestionadas y estamos organizados como ONG, pero no tenemos quién nos haga los balances y hay que tener todos los papeles al día”, contó César.

La voluntad, la lucha y los oídos sordos
“Hay pocos recursos pero mucha voluntad”, coincidieron los militantes. Lo que necesitan, lo que reclaman, es que se aceleren los trámites para que todos aquellos que ya llevan más de diez años de ocupación puedan acceder a la propiedad de las tierras y que, al mismo tiempo, la ley se flexibilice con tenencias precarias para quienes tienen una antigüedad de cinco años.
Quieren viviendas dignas y exigen el acceso al Fondo Nacional de la Vivienda (FONAVI). Además, luchan por la apertura de calles, el asfalto o un mejorado, las cloacas y el alumbrado público. Muchos podrían pagar la luz de sus viviendas pero Edelap no les coloca el medidor porque no son propietarios. “Hay barrios enteros que fueron censados y finalmente no pudieron acceder a sus medidores.Tenemos nuestras dudas sobre la situación económica de la empresa y si está en condiciones de cumplir con los acuerdos que hace”, describió Eduardo, del Movimiento de Trabajadores Desocupados Darío Santillán.

CENSO 2010
Según el CENSO 2010, en La Plata hay 1.534 viviendas ranchos (1.700 hogares) y 10.794 viviendas casillas (11.821 hogares) en las que conviven 50.462 personas. 44.105 Personas viven en casillas / 6.357 Personas viven en ranchos.
El déficit habitacional alcanza también a unas 675 personas que viven en locales que no fueron construidos como habitaciones y otras 933 que viven en piezas de inquilinato. Otras 885 viven en hoteles o pensiones.
(Fuente: CENSO 2010)


Asentamientos y Villas de La Plata(Fuente: Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) Darío Santillán / Agrupación María Claudia Falcone / http://www.mapu.org.ar)
ZONA SUR: 1 - Los Chaques. 2 - Altos de San Lorenzo. 3 - Puente de Fierro. 4 - Villa Elvira. 5 - Las Palmeras. 6 - Santa Isabel. 7 - Elizalde. 8 - El Ombú. 9 - Villa Elvira I. 10 - Villa Montoro. 11 - Villa Montoro II. 12 - Los Robles. 13 - Villa Alba. 14 - El Palihe. 15 - Barrio Aeropuerto. 16 - Parque Sicardi. 17 - La Armonía. 18 - La Aceitera. 19 - La Acacias.
ZONA OESTE: 20 - Ripol. 21 - Romero. 22 - La Granja. 23 - Las Rosas. 24 - Altos del sol. 25 - Malvinas. 26 - Romero. 27 - Futuro. 28 - Villa Nueva. 29 - Los Hornos. 30 - Los Hornos. 31 - Los Hornos. 32 - El Olvido. 33 - El Bajo. 34 - La Vía. 35 - Las Quintas.
ZONA NORTE: 36- Nini. 37- La 514. 38- La 514 (2). 39- El Mercadito 40- Hernández. 41- Mercosur. 42- La Fábrica Vieja. 43- Colinas del sol. 44- Barrio Monteagudo. 45- El Rincón. 46- Arturo Seguí. 47- La Victoria.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

muy buena la nota......

No Publicable dijo...

Gracias!

Anónimo dijo...

El mapa no se entiende nada!!!!
Si lo hacen más grande???