"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

25 de julio de 2011

Periodismo ciudadano



Se derrumbó parte de la calle en la que se construye el canal pluvial aliviador, en 61 entre 29 y 30 de La Plata, y nadie te lo quería contar.

20 de julio de 2011

Periodismo carancho



Dos chicos que iban sin casco en una Honda Dax por la avenida 51 del bosque a plaza San Martín fueron atropellados por un Renault Clio que circulaba por calle 4 hacia 50 ayer al mediodía.

ÉL. Tirado en medio del cruce de 4 y 51, inmóvil, boca arriba mientras los médicos le colocaban el cuello ortopédico, el chico hablaba por celular.
-Pero mamá… estoy tirado en el piso, me están atendiendo.
-Cortá el teléfono, querido -pidió el doctor.
-Si mamá, te llamo…
-Si no colaborás te dejo acá tirado -amenazó el médico.
-No, no -concedió el chico, que guardó el teléfono.
-¿Te duele la pierna?
-Si.
-Lo damos vuelta para acá y lo subimos a la camilla -pidió el doctor al chofer de la ambulancia.

ELLA. Una vez que el joven estuvo en la camioneta, los emergentólogos bajaron a atender a la chica, que estaba apoyada sobre el cordón de la vereda, con un magullón en la cara y las calzas agujereadas a la altura de la rodilla, raspadas, con un poco de sangre.
-¿Te duele? -dijo el médico mientras le tomaba la pierna.
-Si, si, si… no puedo.
-¿Ibas atrás?
-Si.
-Y no llevabas casco.
-No.
-¿Qué pasó? ¿Te caíste y te golpeaste la cara?
-Si.
-¿Perdiste el conocimiento?
-No.
-¿Viniste hasta acá vos sola o te trajeron?
-Sola.
-¿Perdiste el conocimiento?
-No.
-Traeme una tijera o un bisturí -pidió el médico al chofer.
-No, no, no -se desesperó la chica.
-No te voy a cortar la pierna. Solamente te voy a romper las calzas para ver la herida.
-…
-¿Esto te duele?
-No.
Entonces, el médico y el chofer subieron a la chica a la ambulancia y partieron rumbo al hospital Rossi, donde los chicos quedaron internados por precaución.

EL CHOQUE. Los efectivos de la comisaría Primera, en tanto, tomaron los datos de los heridos, Sabrina y Esteban y de la mujer que conducía el Palio, llamada Ester, y que esperaba que la situación de los chicos no fuera muy grave. Los vehículo quedaron allí varias horas.
“Los chicos iban por 51 y la señora se los llevó por delante. No los vio y los atropelló”, contó un testigo.

19 de julio de 2011

Se vende sexo con eufemismos e insinuaciones en los clasificados


Se venció ayer el plazo para levantar avisos clasificados en el que se promovía el comercio sexual y que se popularizaron a través del diario Clarín como “rubro 59”. No se publicaron fotos en las que se ofrecían mujeres como mercancía ni avisos explícitos, pero quedaron algunos mensajes en otros rubros, como “masajes” y “contactos”.
De los cuatro diarios de La Plata, Diagonales es el único que no publicaba clasificados con oferta sexual por una decisión propia, mientras que El Día y El Plata los levantaron este fin de semana, al igual que el diario Hoy, aunque algunos avisos se filtraron.
Tampoco en los diarios porteños se publicaron los avisos en sus rubros habituales, pero la oficina de control que, bajo la órbita del Ministerio de Justicia, deberá revisar todos los clasificados, para investigar si cumplen con el decreto de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El Día y El Plata no publicaron ningún aviso que pudiera resultar ambiguo o en el que se ofreciera sexo con eufemismos o insinuaciones. En El Día, incluso, la única masajista que publicó tuvo que poner el número de su matrícula. En el diario Hoy, en tanto, aparecieron algunos avisos como masajes sospechosos que se ofrecían con “absoluta reserva”.

–Hola mi amor.
–Hola. Llamaba por el aviso.
–¿Querés que te diga los aranceles?
–Si.
–Los 10 minutos, 30...
–¿Preguntá de qué quiere? –la corrigió de muy mala manera la voz de un hombre.
–¿Querés saber de chica o de otra cosa? –preguntó la telefonista.
–De chica…
–Los 10 minutos 30 y la media hora 50. También tenés la hora a 80.
–¿Cuántas chicas hay?
–Tengo 7 señoritas muy lindas. ¿Te doy la dirección?

SIN AVISOS. Una prostituta ultra K con la que Diagonales ya habló hace una semana confirmó que no pudo publicar más avisos. “Tengo trayectoria, muchos clientes, siempre se habla de lo mejor y para mí la mejor propaganda va de boca en boca”", afirmó. Y describió: “La gente llama igual porque todavía le quedará algún diario viejo, pero lo más importante es tener buenas referencias. Los tacheros… si a vos te preguntan, dónde los vas a mandar: al mejor lugar. Y los mejores lugares son los mejores lugares”.
Luego de reconocer que la imposibilidad de publicar avisos la perjudicaba, atacó sin dudar a los tratantes de personas: “A los que comercian con las chicas hay que reventarlos. Las violan hasta por la nariz, las maltratan. A esos tipos hay que colgarlos de una plaza y cortarles las bolas con una Gillette para que se mueran desangrados”, afirmó.
Como utiliza el teléfono para trabajar y Diagonales iba a lucrar con su palabra sin pagar un peso, la conversación terminó en ese instante, aunque en buenos términos.
Adriana, una travesti de un privado platense, también tuvo que dejar de publicar. “No estamos publicando. El último aviso creo que fue el sábado, pero no estoy segura. Nosotras publicábamos en El Plata, pero ya no se puede. Lo que te puedo decir es que no me cobraron nada de más ni de menos”.
La demanda, para Adriana era normal: “Bajó el trabajo, pero tampoco es que nos quedamos sin clientes. Nosotras trabajamos por obra del Señor, no nos desesperamos. Nos molesta no poder publicar nuestros avisos, pero estamos en un lugar medianamente conocido… el problema será cuando nos mudemos… Todavía no hicimos ninguna movida, vamos a esperar a ver cómo se desarrolla la cosa”.
Al igual que el aviso que se pasó en uno de los matutinos platenses, en los diarios porteños también aparecieron algunos clasificados que ocultaban la intención de vender sexo. Algunas masajistas “exclusivas”, de “nivel real” o “sólo para caballero” parecían sospechosos, al igual que aquellos que ofrecían “masajes diferentes, sólo para hombres particulares”. El turno en un “privado” de Santa Fe y Uriburu, por ejemplo, era ofrecido a 170 pesos.

14 de julio de 2011

Una particular historia de amor: del hospital psiquiátrico al altar


Estuvieron internados en el hospital neuropsiquiátrico de Melchor Romero y se conocieron cuando ingresaron al servicio de externación. Se enamoraron y se fueron a vivir juntos. Se querían casar, pero una declaración de insanía se los impedía. Después de mucho trabajo, el equipo terapéutico de la Casa de Pre Alta lo consiguió: Marta y Oscar se casaron hoy en el Registro Civil de 6 entre 42 y 43.
“Esto fue posible gracias a las nuevas leyes que promueven la igualdad, la inclusión y el acceso a los derechos de personas que estaban invisibilizadas, un cambio de paradigma que empieza a ser posible por hechos como la sanción de la nueva Ley de Salud Mental de la Nación”, explicó a Diagonales Clara Weber, quien se desempeña como trabajadora social en el dispositivo de externación de referencia de los novios, ubicado en el centro de La Plata, en 56 entre 9 y 10.
Les diagramaron las invitaciones, les hicieron los souvenirs y el área de Curaduría de Alienados, del Poder Judicial, les mandó 400 pesos de regalo para que puedan organizar una fiesta, que será hoy al mediodía, después del Civil, en la Casa de Pre Alta. La pareja eligió a dos enfermeros para que sean los testigos de su boda.
Oscar tiene 54 años es de Salta y vivió en Mar del Plata, donde lo declararon insano en 1982 y lo mandaron al hospital Alejandro Korn, en Melchor Romero. No tiene lazos con su familia. Marta nació hace 58 años en Ensenada y estuvo 18 años institucionalizada, aunque nunca se la declaró insana. “Invitaron a sus compañeros, a algunos vecinos, a las autoridades del hospital y querían que vinieran los medios de comunicación, así que hicimos una invitación pública”, describió Weber.
La licenciada en trabajo social explicó que “la pareja ya convivió durante 10 años y ninguno de los dos tiene bienes como para que pudiera haber algún tipo de sospechas. Sin embargo, durante todo este tiempo, la Justicia consideró que tenían un padecimiento mental y no eran dignos de casarse”.
Para Mariana Tundidor, la licenciada en terapia ocupacional del equipo de la Casa de Pre Alta, “la nueva Ley nos dará una base de legitimación, porque la mayoría de los servicios de externación ya trabajaban con el cambio de paradigma que se propone ahora. La Casa, por ejemplo, tiene 24 años de trabajar con los mismos principios. Acá, el problema, es que el Código Civil es de 1869. En definitiva, lo que pasaba era que el Juez tenía que cambiar la situación de Oscar para que pudiera casarse. Lo tenía que autorizar”.
Aunque tramitan el permiso desde 2004, mucho antes de que la Ley estuviera en debate, el equipo aprovechó “el cambio de paradigma, ahora que está en debate la igualdad de derechos” y acompañó a Marta y Oscar para que pudieran reforzar su reclamo, coincidieron.
“El Código Civil no cambió. Dice que los insanos no pueden tomar decisiones civiles por sí mismo, pero toda la legislación internacional que nuestro país incorpora, y sobre todo el Tratado de la Convención Internacional Sobre Personas con Discapacidad –de la Organización de Naciones Unidas (ONU)–, dicen que todas las personas tienen derecho a formar una familia. Además, la nueva Ley de Salud Mental de la Nación plantea que la persona puede decidir y, en todo caso, si tienen un problema particular, se tiene que revisar la situación de curatela”, describió Weber. “En este caso, la Ley sirvió para que el reclamo tenga eco”, concedió Tundidor.
“No se puede anular la capacidad para decidir de una persona por una enfermedad. Antes, la insanía era la muerte civil. Ahora, habrá que revisar su situación cada tres años. Hay que evaluar cada caso, ponerle salvaguardas, gente que los apoye, un equipo interdisciplinario que los acompañe, que los ayude a ser libres, autónomos”, explicó Tundidor. Weber graficó: “Una persona con problemas cardíacos no está todo el tiempo en crisis. No vive en un infarto permanente. Con la salud mental pasa lo mismo. La Ley dice que hay que evaluar cada situación y que no se puede presumir la capacidad por un diagnóstico médico. Hoy, estamos ante un caso muy especial, porque hace diez años que Marta y Oscar están juntos. Hace diez años que asumieron con mucha responsabilidad un compromiso”.
La situación humana y el deseo de los novios eran advertidos en el Registro Civil, pero no había alternativas legales para la pareja. Si el juez no levantaba la insanía, sólo les quedaba la opción de la mentira: ir a otro distrito, a ver si podían casarse sin que nadie advirtiera la situación judicial decretada en 1982.
Cuando Marta y Oscar llegaban al Registro Civil a hacer los trámites para casarse no sólo los rechazaban. Había quien pensaba que se habían escapado del hospital y quería mandarlos de vuelta. “La figura de la tutela está ligada al manicomio, anula toda posibilidad de subjetividad”, contó Weber, y describió: “el manicomio está dentro de la cabeza de las personas”. Por eso, para Tundidor “no alcanza con que cerremos los psiquiátricos, hay que generar un entorno que los apoye, porque todos tenemos alguna discapacidad, pero, según dónde estemos, funcionamos mejor o peor”.
Después de varios años de lucha, Oscar logró que lo autorizaran a casarse a través de una herramienta legal: “El juez que trataba su caso le cambió su situación de insano, una palabra tan arcaica, a inhabilitado, que no suena mucho mejor, pero ya no lo restringe en todas las acciones civiles sino en algunas, como hacer grandes transacciones de dinero, comprar y vender un auto o una casa. Ahora puede desarrollar otros actos de la vida, como casarse, sin pedir permiso al Poder Judicial”.
La ceremonia parece ser una buena oportunidad para reafirmar los Derechos Humanos de Marta y Oscar, para aprender que una persona no es una enfermedad y que no se puede anular su capacidad de decidir.



Estar casados quiere decir que estamos juntos”
–Estar casados quiere decir que estamos más seguros de que estamos juntos –dice Marta.
–Que nos acompañamos– agrega Oscar.
–Es lindo estar acompañado.
–Y estar solo es feo. Es jodido…
–… más lindo es estar acompañado. Yo soy toda para él. Lo acompaño a todos lados. Siempre estamos juntos.
Marta y Oscar cuentan que la declaración de amor llegó de manera natural, casi casi cuando apenas se conocieron. Él iba a visitarla a la pensión y ella lo invitaba a tomar café. Se veían a la mañana, antes de ir a la Casa de Pre Alta a buscar el almuerzo y la medicación, y volvían a verse a la noche, después de pasar el día con talleres y otras actividades programadas en su dispositivo de externación de referencia.
Un día se les ocurrió que podrían vivir juntos, compraron los muebles y acondicionaron la piecita con una cocina en la que vivía ella, en una pensión de 56 entre 8 y 9, cerca de Pre Alta. Después, se les ocurrió casarse.
–¿Están contentos? -preguntó Diagonales.
–Si, pero preocupados porque tal vez falten algunos papeles. Nosotros hicimos todo lo que nos pidieron y nos dijeron que nos podíamos casar –dijo él.
–Hasta nos sacamos sangre y todos los análisis nos dieron bien –agregó Marta.
–Entonces ya está –celebró el periodista.
–Nos vamos a casar y vamos a festejar con nuestros compañeros. Vamos a comer una picada y unas pizzas con unas gaseosas –contó Oscar.

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"Ellos recurrieron a todos lados y sentarán un precedente para que los jueces se conmuevan por esta situación”. Clara Weber - Trabajadora social

"No es la primera vez que el equipo de Pre Alta logra que se levante una insanía, pero sí que sea para un casamiento”. Mariana Tundidor - Terapista ocupacional

11 de julio de 2011

Las personas detrás del rubro 59


Dicen que el hilo se corta por lo más delgado, que los perjudican y que no saben lo que van a hacer, pero entre los hombres y mujeres que hasta ayer publicaban avisos clasificados en el llamado “rubro 59” de los diarios de La Plata hay quien ve en la prohibición de sus mensajes una posibilidad para dejar la prostitución. Tampoco falta la fanática kirchnerista que no criticará absolutamente nada de lo que haga la presidenta Cristina. Las páginas webs, cuyo contenido también será controlado, aprovecharon cierta confusión y triplicaron sus precios.

–Hola –saluda el periodista.
–Hola mi amor –dice una voz de mujer del otro lado de la línea.
–Llamo por el tema de los avisos…
–Me llamo Rocío, mis medidas son 90-65-100 y estoy en 60 entre…
–Perdón, pero llamaba del diario para preguntar qué opinaban sobre la medida anunciada por la presidenta Cristina Kirchner de prohibir la publicación de los avisos clasificados que promuevan la oferta sexual.
–Ah. Esperá.

–Hola -saluda Adriana, una travesti de 37 años que se hace cargo del teléfono.
–Queríamos saber…
–Sí, sí. Ya me dijeron –explica–, justo estaba buscando en el diario alguna imprenta para hacer volantes, tarjetas, algo. Nosotras no nos vamos a quedar tranquilas.
–¿El decreto las perjudica?
–Y claro. El único medio por el que nos damos a conocer es el diario. Cómo vamos a darnos a conocer ahora. Nosotras trabajamos para nosotras, por nuestra cuenta, en una casa común y corriente a la que no le podemos poner un cartel, ni un foco de color porque tenemos vecinos. Acá hay un geriátrico, tenemos a las monjas enfrente. Ahora tenemos buena onda con todos, pero si nos ponemos una luz roja o amarilla las cosas van a cambiar con los vecinos. Con el decreto vamos a tener que salir a la calle.

En el mismo diario, bajo el rubro “acompañantes”, Karen y Morena ofrecen “sexo total sin límites”.
Jazmín atiende el teléfono y explica que ocupan una casa de calle 38, pasillo al fondo, que tiene unos 11 años de antigüedad en el rubro. Además del aviso en los diarios, publican en Internet y tienen un foco amarillo en la puerta. De todas maneras, son los avisos clasificados los que les aportan la mayor cantidad de prostituyentes. “Tenemos nuestros clientes, pero todos los días hay gente nueva que llama por el diario. Si no sacamos los avisos no vamos a poder trabajar”, dice.
En el departamento hay “unas diez chicas, todas mayores de 21 años, y –según Jazmín– una señora de 35”. Nueve son paraguayas y una correntina. “Vinimos a trabajar. Y trabajamos para nosotras. No tenemos dueño”, describe.
Paulina, una travesti que trabaja en una casa de 36, está furiosa con la medida oficial. “Nos perjudica. Lisa y llanamente. Hoy consultamos con la chica que nos saca los avisos y le preguntamos si podíamos poner nuestros avisos en otro rubro, con nuestros nombres y teléfonos, pero nos dijo que no. Las tres personas que trabajamos acá vivimos de esto y ahora vamos a ganar mucha menos plata. Nosotras optamos por trabajar en la prostitución”, afirma.

–¿Cómo van a hacer?
–Haremos volantes, inventaremos algún modelo de propaganda. Algo tendremos que hacer.
–¿No alcanza con poner un foco amarillo en la puerta, por ejemplo?
–La propaganda no sólo es buena para atraer a nuevos clientes, sino también para dar a conocer cuando nos cambiamos de lugar. El hilo se cortó por lo más delgado.

En otra agencia que funciona como cooperativa, Julia, que es peruana, hierve de bronca contra la Presidenta. “Ella tiene la olla bien servida, qué le interesa el resto”, es lo primero que dice. Para coincidir con las otras prostitutas: “Trabajamos por necesidad, pero con esto no sé cómo vamos a hacer. Es terrible para nosotras, todas acá tenemos familia y todo se mueve por los avisos”, describe.

–¿Recibieron menos llamados?
–Y claro. Hoy no vino ni la tercera parte, es un bajón total. El cliente lee el diario y se asusta. Ojalá que haya algún remedio. Acá somos todas madres solas, todas tenemos necesidad de trabajar, sino no estaríamos acá. Ninguna está acá porque te gusta, nosotras lo hacemos por la familia. Tenemos hijos pequeños.

Azul, encargada de otro privado del centro de la ciudad, asegura que el decreto obligará a las chicas a salir a trabajar a la calle. “Nos cortan al medio, todas tenemos chicos, una familia”, agrega.
Los volantes, dice, no son una opción, porque son más caros. Y aunque tampoco podrán publicar en Internet, las webs que promocionan las ofertas sexuales aprovecharon cierta confusión que hubo y aumentaron sus precios: “Se están aprovechando. Antes cobraban 100 pesos mensuales por chica y ahora quieren cobrar 250, más 100 por certificar la firma ante un escribano”.
Azul ya se reunió con las representantes de la Asociación de Mujeres Meretrices (AMMAR) de La Plata, de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), con las que analizaron la posibilidad de hacer una marcha. “Que prohíban los clasificados es un atentado contra la libertad de expresión.
Nosotras hacemos lo que nos toca, porque nadie nos da un trabajo. Yo cambiaría, pero me dan un plan de 350 pesos por 6 horas de trabajo por día y después el que te consiguió el trabajo te saca 100 pesos. ¿Cómo pagás un alquiler? ¿Cómo mantenés a la familia? Que nos den un trabajo de 8 horas o que legalicen ésto. No puede ser que todo les moleste. Que nos hagan entrevista a cada una… pero nunca se nos escucha tampoco”, lamenta Azul, que no se conforma con el dinero de los planes sociales.
Para Agustín, de 23 años, “siempre joden al más débil”. El joven y sus compañeras trabajaban en un “privado” que fue allanado por la Justicia y no volvió a abrir. Entonces, formaron una cooperativa y alquilaron un departamento. “No me parece justo que saquen los clasificados, hay mujeres grandes que necesitan mantener a sus hijos”, afirma.
“La inmobiliaria nos consiguió un lugar que tiene 23 años trabajando como privado, pero no podemos poner una lamparita roja o un cartel en la puerta. Pagamos 1.800 pesos por mes, lo cual es barato porque estamos en el centro”, cuenta.

–¿Qué piensan hacer?
–No sabemos. Ya nos ofrecieron publicar en una revista, pero qué tipo va a comprar una revista de clasificados. No puede llevar algo así a su casa. Es cualquiera. Complican a los que realmente necesitamos el laburo, y no perjudican a los que hacen trata de personas.
–Qué diferencia había entre la cooperativa y la casa que allanó la justicia.
–Íbamos al 50% y te tenías que pagar tu aviso, más los productos de limpieza. Solo corrés más riesgos, porque este es un trabajo que deja dinero, pero sos el punto blanco de mucha gente que hace cagadas, sufrís muchas agresiones, muchos robos.
–¿Cómo les va ahora? ¿Tienen mucha demanda?
–Entre todos atendemos entre 15 y 20 personas por día. Yo, lo máximo que tuve en un día fueron 8 clientes- revela Agustín.
–¿Se gana dinero?
–Es relativo, pero en esta semana llevo 1.300 pesos. Al mes, puedo ganar entre 3.500 y 6.000 pesos.

CRISTINISTA E INDEPENDIENTES. “Soy ultra kirchnerista: nada de lo que haga la señora me molesta”, dice X, que trabaja sola en un departamento de calle 9, y se ufana de tener una trayectoria que no podrá verse perjudicada aunque nunca pueda volver a publicar avisos en los diarios. “Para mí es un deshonor que una mujer sea esclava. Yo, en todo caso, soy esclava de mí misma”, describe, antes de dar la dirección de su departamento y exigir que la conversación siga cara a cara.

–Yo estoy en(…) Planta Baja A y no tomo turnos: tenés que venir y mirar la ventana antes de tocar el timbre. Si está cerrada, esperás, que vale la pena.
–Pero sólo quería hacer una consulta telefónica.
–Yo vendo sexo. Si vos querés hablar, es cosa tuya, pero mi tiempo vale -afirma, antes de despedirse.

Claribel, que acusa 38 años y trabaja sola en un departamento del centro, también está de acuerdo en que haya alguna restricción. “Hay mucha exposición, algunas chicas que salen desnudas, mostrando la cola. Pienso que deberían ser más discretos, como los avisos que saco yo, que no me exhibo con cosas degeneradas. Publico en el diario porque necesito trabajar”, dice.

–Pero ahora no podrás publicar nada.
–Voy a tratar de publicar como masajista, porque sacás un aviso discreto y al cliente también le llama la atención. Hoy le esquiva a las agencias, porque quiere algo más privado, más tranquilo, más reservado. Hay hombres que se ponen nerviosos si escuchan voces afuera. Yo tengo otro estilo, en el barrio no soy señalada por nadie, alquilo una casita y trabajo solita.
–¿Y si no te dejaran publicar avisos de ninguna manera?
–Ya tengo los clientes. Así que no creo que tenga problemas. Nadie me manda, soy una mina que no se desespera con trabajar. Con que haga 3 o 4 clientes por día me conformo. No me gusta tener deudas, pero sábado y domingo no trabajo. En todo caso, podría intentar cambiar de trabajo.
–¿Cuánto cobrás?
–Cobro 60 pesos la media hora; 80 la hora.
–¿Decís que te gustaría cambiar de trabajo?
–De una. Esto es algo provisorio. Todo lo que tiene un principio tiene un final. Yo empecé de vieja, hace tres años, ya quisiera dejar, pero tengo dos hijos que mantener.

Claudia, que se ofrece como algo diferente, también ofrece sexo en los clasificados platenses. “Soy mayor de edad y me jode que no me dejen trabajar porque estoy pagando un crédito. Ojo, me parece excelente que se trate de cuidar a las chicas que son víctimas de la trata, pero a los que somos mayores nos tendrían que dejar que ganemos el dinero como mejor nos parezca. Yo tengo libreta sanitaria y me hago controles. Realmente necesito trabajar y no jodo a nadie”, describe la joven, que –dice– se prostituye sola, “por necesidad”.

–¿Cómo harías si no te dejan publicar tus avisos?
–No sé. Entiendo que los clientes no se van a guardar tu teléfono. No sé ahora cómo seguirá el tema. Yo estoy estudiando para maestra jardinera, tratando de salir. No sé… trabajaré de lo que sea…
–¿Querés dejar la prostitución?
–Yo pensé: voy a dejar, voy a buscar otra cosa, pero no se me ocurre nada.
–¿Pensaste alguna manera alternativa de difundir tu trabajo?
–No voy hacer nada fuera de la ley.
–¿Repartir tarjetas?
–Tampoco voy a estar pasando vergüenza, incomodando al otro con folletería o esas cosas. Con el aviso en el diario es más práctico: te llama el que está interesado.

Trata de personas
Desde que se tipificó el delito de trata de personas, en abril de 2008, hasta el 31 de mayo de 2011, fueron rescatadas en Argentina 2.221 víctimas. De ellas, 991 eran sometidas a explotación sexual.

Sanciones para todos
La Oficina de Monitoreo de Avisos de Oferta Sexual podrá aplicar sanciones a partir del 18 de julio a los medios de comunicación o portales de internet que violen la prohibición de publicar avisos.