"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

11 de julio de 2011

Las personas detrás del rubro 59


Dicen que el hilo se corta por lo más delgado, que los perjudican y que no saben lo que van a hacer, pero entre los hombres y mujeres que hasta ayer publicaban avisos clasificados en el llamado “rubro 59” de los diarios de La Plata hay quien ve en la prohibición de sus mensajes una posibilidad para dejar la prostitución. Tampoco falta la fanática kirchnerista que no criticará absolutamente nada de lo que haga la presidenta Cristina. Las páginas webs, cuyo contenido también será controlado, aprovecharon cierta confusión y triplicaron sus precios.

–Hola –saluda el periodista.
–Hola mi amor –dice una voz de mujer del otro lado de la línea.
–Llamo por el tema de los avisos…
–Me llamo Rocío, mis medidas son 90-65-100 y estoy en 60 entre…
–Perdón, pero llamaba del diario para preguntar qué opinaban sobre la medida anunciada por la presidenta Cristina Kirchner de prohibir la publicación de los avisos clasificados que promuevan la oferta sexual.
–Ah. Esperá.

–Hola -saluda Adriana, una travesti de 37 años que se hace cargo del teléfono.
–Queríamos saber…
–Sí, sí. Ya me dijeron –explica–, justo estaba buscando en el diario alguna imprenta para hacer volantes, tarjetas, algo. Nosotras no nos vamos a quedar tranquilas.
–¿El decreto las perjudica?
–Y claro. El único medio por el que nos damos a conocer es el diario. Cómo vamos a darnos a conocer ahora. Nosotras trabajamos para nosotras, por nuestra cuenta, en una casa común y corriente a la que no le podemos poner un cartel, ni un foco de color porque tenemos vecinos. Acá hay un geriátrico, tenemos a las monjas enfrente. Ahora tenemos buena onda con todos, pero si nos ponemos una luz roja o amarilla las cosas van a cambiar con los vecinos. Con el decreto vamos a tener que salir a la calle.

En el mismo diario, bajo el rubro “acompañantes”, Karen y Morena ofrecen “sexo total sin límites”.
Jazmín atiende el teléfono y explica que ocupan una casa de calle 38, pasillo al fondo, que tiene unos 11 años de antigüedad en el rubro. Además del aviso en los diarios, publican en Internet y tienen un foco amarillo en la puerta. De todas maneras, son los avisos clasificados los que les aportan la mayor cantidad de prostituyentes. “Tenemos nuestros clientes, pero todos los días hay gente nueva que llama por el diario. Si no sacamos los avisos no vamos a poder trabajar”, dice.
En el departamento hay “unas diez chicas, todas mayores de 21 años, y –según Jazmín– una señora de 35”. Nueve son paraguayas y una correntina. “Vinimos a trabajar. Y trabajamos para nosotras. No tenemos dueño”, describe.
Paulina, una travesti que trabaja en una casa de 36, está furiosa con la medida oficial. “Nos perjudica. Lisa y llanamente. Hoy consultamos con la chica que nos saca los avisos y le preguntamos si podíamos poner nuestros avisos en otro rubro, con nuestros nombres y teléfonos, pero nos dijo que no. Las tres personas que trabajamos acá vivimos de esto y ahora vamos a ganar mucha menos plata. Nosotras optamos por trabajar en la prostitución”, afirma.

–¿Cómo van a hacer?
–Haremos volantes, inventaremos algún modelo de propaganda. Algo tendremos que hacer.
–¿No alcanza con poner un foco amarillo en la puerta, por ejemplo?
–La propaganda no sólo es buena para atraer a nuevos clientes, sino también para dar a conocer cuando nos cambiamos de lugar. El hilo se cortó por lo más delgado.

En otra agencia que funciona como cooperativa, Julia, que es peruana, hierve de bronca contra la Presidenta. “Ella tiene la olla bien servida, qué le interesa el resto”, es lo primero que dice. Para coincidir con las otras prostitutas: “Trabajamos por necesidad, pero con esto no sé cómo vamos a hacer. Es terrible para nosotras, todas acá tenemos familia y todo se mueve por los avisos”, describe.

–¿Recibieron menos llamados?
–Y claro. Hoy no vino ni la tercera parte, es un bajón total. El cliente lee el diario y se asusta. Ojalá que haya algún remedio. Acá somos todas madres solas, todas tenemos necesidad de trabajar, sino no estaríamos acá. Ninguna está acá porque te gusta, nosotras lo hacemos por la familia. Tenemos hijos pequeños.

Azul, encargada de otro privado del centro de la ciudad, asegura que el decreto obligará a las chicas a salir a trabajar a la calle. “Nos cortan al medio, todas tenemos chicos, una familia”, agrega.
Los volantes, dice, no son una opción, porque son más caros. Y aunque tampoco podrán publicar en Internet, las webs que promocionan las ofertas sexuales aprovecharon cierta confusión que hubo y aumentaron sus precios: “Se están aprovechando. Antes cobraban 100 pesos mensuales por chica y ahora quieren cobrar 250, más 100 por certificar la firma ante un escribano”.
Azul ya se reunió con las representantes de la Asociación de Mujeres Meretrices (AMMAR) de La Plata, de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), con las que analizaron la posibilidad de hacer una marcha. “Que prohíban los clasificados es un atentado contra la libertad de expresión.
Nosotras hacemos lo que nos toca, porque nadie nos da un trabajo. Yo cambiaría, pero me dan un plan de 350 pesos por 6 horas de trabajo por día y después el que te consiguió el trabajo te saca 100 pesos. ¿Cómo pagás un alquiler? ¿Cómo mantenés a la familia? Que nos den un trabajo de 8 horas o que legalicen ésto. No puede ser que todo les moleste. Que nos hagan entrevista a cada una… pero nunca se nos escucha tampoco”, lamenta Azul, que no se conforma con el dinero de los planes sociales.
Para Agustín, de 23 años, “siempre joden al más débil”. El joven y sus compañeras trabajaban en un “privado” que fue allanado por la Justicia y no volvió a abrir. Entonces, formaron una cooperativa y alquilaron un departamento. “No me parece justo que saquen los clasificados, hay mujeres grandes que necesitan mantener a sus hijos”, afirma.
“La inmobiliaria nos consiguió un lugar que tiene 23 años trabajando como privado, pero no podemos poner una lamparita roja o un cartel en la puerta. Pagamos 1.800 pesos por mes, lo cual es barato porque estamos en el centro”, cuenta.

–¿Qué piensan hacer?
–No sabemos. Ya nos ofrecieron publicar en una revista, pero qué tipo va a comprar una revista de clasificados. No puede llevar algo así a su casa. Es cualquiera. Complican a los que realmente necesitamos el laburo, y no perjudican a los que hacen trata de personas.
–Qué diferencia había entre la cooperativa y la casa que allanó la justicia.
–Íbamos al 50% y te tenías que pagar tu aviso, más los productos de limpieza. Solo corrés más riesgos, porque este es un trabajo que deja dinero, pero sos el punto blanco de mucha gente que hace cagadas, sufrís muchas agresiones, muchos robos.
–¿Cómo les va ahora? ¿Tienen mucha demanda?
–Entre todos atendemos entre 15 y 20 personas por día. Yo, lo máximo que tuve en un día fueron 8 clientes- revela Agustín.
–¿Se gana dinero?
–Es relativo, pero en esta semana llevo 1.300 pesos. Al mes, puedo ganar entre 3.500 y 6.000 pesos.

CRISTINISTA E INDEPENDIENTES. “Soy ultra kirchnerista: nada de lo que haga la señora me molesta”, dice X, que trabaja sola en un departamento de calle 9, y se ufana de tener una trayectoria que no podrá verse perjudicada aunque nunca pueda volver a publicar avisos en los diarios. “Para mí es un deshonor que una mujer sea esclava. Yo, en todo caso, soy esclava de mí misma”, describe, antes de dar la dirección de su departamento y exigir que la conversación siga cara a cara.

–Yo estoy en(…) Planta Baja A y no tomo turnos: tenés que venir y mirar la ventana antes de tocar el timbre. Si está cerrada, esperás, que vale la pena.
–Pero sólo quería hacer una consulta telefónica.
–Yo vendo sexo. Si vos querés hablar, es cosa tuya, pero mi tiempo vale -afirma, antes de despedirse.

Claribel, que acusa 38 años y trabaja sola en un departamento del centro, también está de acuerdo en que haya alguna restricción. “Hay mucha exposición, algunas chicas que salen desnudas, mostrando la cola. Pienso que deberían ser más discretos, como los avisos que saco yo, que no me exhibo con cosas degeneradas. Publico en el diario porque necesito trabajar”, dice.

–Pero ahora no podrás publicar nada.
–Voy a tratar de publicar como masajista, porque sacás un aviso discreto y al cliente también le llama la atención. Hoy le esquiva a las agencias, porque quiere algo más privado, más tranquilo, más reservado. Hay hombres que se ponen nerviosos si escuchan voces afuera. Yo tengo otro estilo, en el barrio no soy señalada por nadie, alquilo una casita y trabajo solita.
–¿Y si no te dejaran publicar avisos de ninguna manera?
–Ya tengo los clientes. Así que no creo que tenga problemas. Nadie me manda, soy una mina que no se desespera con trabajar. Con que haga 3 o 4 clientes por día me conformo. No me gusta tener deudas, pero sábado y domingo no trabajo. En todo caso, podría intentar cambiar de trabajo.
–¿Cuánto cobrás?
–Cobro 60 pesos la media hora; 80 la hora.
–¿Decís que te gustaría cambiar de trabajo?
–De una. Esto es algo provisorio. Todo lo que tiene un principio tiene un final. Yo empecé de vieja, hace tres años, ya quisiera dejar, pero tengo dos hijos que mantener.

Claudia, que se ofrece como algo diferente, también ofrece sexo en los clasificados platenses. “Soy mayor de edad y me jode que no me dejen trabajar porque estoy pagando un crédito. Ojo, me parece excelente que se trate de cuidar a las chicas que son víctimas de la trata, pero a los que somos mayores nos tendrían que dejar que ganemos el dinero como mejor nos parezca. Yo tengo libreta sanitaria y me hago controles. Realmente necesito trabajar y no jodo a nadie”, describe la joven, que –dice– se prostituye sola, “por necesidad”.

–¿Cómo harías si no te dejan publicar tus avisos?
–No sé. Entiendo que los clientes no se van a guardar tu teléfono. No sé ahora cómo seguirá el tema. Yo estoy estudiando para maestra jardinera, tratando de salir. No sé… trabajaré de lo que sea…
–¿Querés dejar la prostitución?
–Yo pensé: voy a dejar, voy a buscar otra cosa, pero no se me ocurre nada.
–¿Pensaste alguna manera alternativa de difundir tu trabajo?
–No voy hacer nada fuera de la ley.
–¿Repartir tarjetas?
–Tampoco voy a estar pasando vergüenza, incomodando al otro con folletería o esas cosas. Con el aviso en el diario es más práctico: te llama el que está interesado.

Trata de personas
Desde que se tipificó el delito de trata de personas, en abril de 2008, hasta el 31 de mayo de 2011, fueron rescatadas en Argentina 2.221 víctimas. De ellas, 991 eran sometidas a explotación sexual.

Sanciones para todos
La Oficina de Monitoreo de Avisos de Oferta Sexual podrá aplicar sanciones a partir del 18 de julio a los medios de comunicación o portales de internet que violen la prohibición de publicar avisos.

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