"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

28 de enero de 2010

Un prócer de la Justicia platense


Eduardo Hortel es un prócer de la Justicia platense. Empezó cosiendo expedientes en 1952 como practicante ad honorem y pasó por todos los cargos que correspondían a la justicia penal en primera y segunda instancia; es profesor titular de Derecho Procesal 1, cátedra 2, en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP); comentó dos veces el Código Procesal Penal de la Nación junto al ex presidente de la Corte Suprema Ricardo Levene y doce veces el Código Procesal Penal de la Provincia; fue uno de los redactores de la reforma al Código de Procedimientos bonaerense y presidió la cámara que condenó a prisión perpetua a los ex policías Walter Abrigo y Justo José López por "torturas seguidas de muerte" contra el estudiante de periodismo Miguel Bru, y al odontólogo Ricardo Barreda por el asesinato de su esposa, sus hijas y su suegra. Hoy, a los 72 años, ejerce como abogado y representa a la familia de Andrés Núñez, el albañil que desapareció en 1990 luego de haber sido detenido en la Brigada de Investigaciones de La Plata y cuyo cadáver fue hallado en 1995 enterrado e incinerado en un campo.
–¿Hay alguien que conozca más que usted a la justicia bonaerense?
–Hay algunos que dicen que sí. Yo pienso que no-, afirmó.
–¿Qué se acuerda de aquel chico que empezó a cocer expedientes?
–Ese chico era medio loco. Mi padre me tenía prometido que me iba a conseguir un trabajo y como el tiempo pasaba y no cumplía, a los 13 años me metí de ayudante en una verdulería. Yo ya iba al Colegio Nacional y mis padres estaban como locos pero no me decían nada. Empezaron a buscar una salida y mi papá consiguió que entrara como auxiliar en la justicia. Salía del colegio y corría para tribunales.
–¿Qué querrían aquellos padres?
–Buscaban un futuro para mí.

Vaya que tuvieron razón sus padres. Cuando Hortel se recibió de abogado ya tenía 20 años de servicios en la justicia. En 1973 estaba en condiciones de retirarse. Y aunque siempre quiso trabajar de abogado, retrasaba la decisión mientras ascendía sin quemar etapas, lo que lo lleva a decir hoy con orgullo que pasó "por todas las jerarquías". Y a afirmar sin tapujos: "Nadie sabe un carajo de nada sobre seguridad".
–¿Por quién lo dice?
–Todos. Ninguno sabe. Estoy escribiendo un libro en el que trataré de armar un plan para el Ministerio de Seguridad. No es fácil pero pienso que tal vez lo tenga terminado antes de fin de año.
–¿Qué piensa de León Arslanián y Carlos Stornelli?
–Los dos han faltado a la verdad. Todos trataron de tener un plan, pero no están preparados. Hay que decirle a la gente que esto no se arregla de un día para el otro. Ahí tenemos el caso de la familia Pomar, que estuvo 24 días desaparecida (desde el 14 de noviembre al 8 de diciembre de 2009). Habían tenido un accidente y el auto, los padres y las dos nenas (de 3 y 6 años) estaban tirados al lado de la ruta. Ahora hay familiares que quieren que se investigue si el auto fue chocado por algún patrullero, pero yo creo que no: ¡Esta es la forma normal de trabajar de la Policía!
–Los rastrillajes fueron un desastre.
–¡Se hicieron rastrillajes desde un avión! El diccionario de la Real Academia Española dice de rastrillar ¡en Argentina y Uruguay! "En operaciones militares o policiales, batir áreas urbanas o despobladas para reconocerlas o registrarlas". Es decir: si te encontrás con un arbusto te tenés que meter a ver qué hay, si oculta algo.
–El caso, además, no produjo cambios en la cúpula policial.
–El gobernador Daniel Scioli reconoció que estaba buscando una persona de confianza para poner en el Ministerio de Seguridad. Y yo me preguntó ¿qué quiere decir "una persona de confianza"? ¿Por qué no va a buscar a un experto? Ah no. Los políticos buscan primero a alguien del mismo palo y después que sea de "confianza". Este es uno de los problemas más graves.
–Cada uno que llega dice que el que se fue era un desastre.
–Al bajarle la caña a Arslanián, Stornelli se baja la caña él mismo. Ahora se forman policías en seis meses o un año, cuando lo mínimo tendrían que ser tres años. Stornelli reconoció que mandó 900 tipos a la costa atlántica y eso lo único que quiere decir es que dejó el conurbano con 900 policías menos. Además, dicen que hay unos 54 mil policías, no sé cuántos serán con exactitud porque todas las semanas le suman mil, pero ¿cuántos tenemos en la calle? Si trabajan 24 horas por cada 48: ¿habrá 10 mil policías en la calle?
–¿Qué hay que hacer?
–Hay que tener mucho cuidado con porque muchas técnicas exitosas en el extranjero podrían resultar un fracaso en nuestra provincia. También hay que entender que no es lo mismo la ciudad de Buenos Aires que una provincia que tiene 300 mil kilómetros cuadrados y 15 millones de habitantes. El problema de la seguridad no se soluciona en un día ni en dos años. La gente se pone caliente porque le mienten, pero necesitamos un plan de por lo menos cinco años para ver cómo seguimos. Hace falta más inversión en la policía y en la justicia. Inversión y capacitación. Acá hay que cumplir con la Constitución y con la Ley, porque estamos acostumbrados a no cumplir. No cumple la gente, no cumplen los los políticos ni nadie.
–¿Qué opina del 911?
–No se puede hacer una línea de emergencia con un protocolo de preguntas: uno llama para hacer una denuncia y lo empiezan a interrogar. Es mejor tener patrulleros como para atender todos los llamados, sin importar si son falsos o verdaderos.
–¿Y del mapa de la inseguridad de Francisco De Narváez?
–Una mentira. La peor mentira de todas, porque no tiene base científica. Cualquiera llama y hace una denuncia y la publican si chequearla, como si fuera una verdad. Hablo sin tapujos porque no estoy en condiciones (económicas) de soportar un juicio por calumnias e injurias o uno por daños y perjuicios –bromeó–, pero creo que tanto Arslanián como Stornelli son honestos. La única duda que tengo es por el triple crimen de policías (de la planta transmisora de 7 y 630). ¿Se acuerdan que la hipótesis más fuerte era que se trató de un crimen pasional por encargo? Si alguien quiere matar a un tipo por un problema amoroso lo espera en la oscuridad y listo. Acá los tres policías fueron asesinados a puñaladas y rematados a balazos. (El fiscal) Marcelo Romero está investigando ahora si había droga de por medio. Es difícil que lo pueda probar, pero sabemos que fueron al lugar con un perro adiestrado que se volvió loco con una caja que ha costado muchísimo peritar, porque primero mandaron una caja equivocada y luego parece que no tenía nada. Lo que es seguro es que entraron a robar y estaban dispuestos a matar como mataron. Para que no quedaran testigos.
–¿Por qué se retiró?
–Desde que me nombraron en Casación Penal tuve la idea de retirarme para ejercer la profesión, pero el trabajo en la Sala Segunda era impresionante: sacábamos entre 35 y 50 sentencias por semana. Y estamos hablando de sentencias definitivas, la que condena o absuelve, en un promedio de 6 ó 7 por día. Entonces pregunté: ¿Está bajando la cantidad de causas atrasadas que teníamos? Y me dijeron que no. Entraban más causas de las que salían. Huí despavorido. Me fui en diciembre y ya no volví.
-¿Qué es lo que pasaba que no daban las cuentas pese al trabajo que hacían?
-¡Por la cantidad de delitos que se comenten! Y, además, claramente faltan órganos. Mi impresión personal es que definitivamente faltan inversión y decisión política. El gobernador anunció más salas, pero en las que actuaría un solo juez si hay conformidad de las partes. No se pueden juzgar delitos graves con un solo juez. La doctrina dice que dos son mayoría, pero no que se puede integrar el tribunal con sólo dos jueces. Como abogado del caso Núñez acabo de hacer un conjunto de presentaciones que me rechazaron, pero lo hicieron con una sala de dos jueces, entonces ahora le pido a la Corte que aplique la doctrina.

RECUADRO
Dos de los casos más resonantes que tuvo que juzgar la justicia de La Plata fueron la desaparición de Miguel Bru y los asesinatos de una mujer, su madre y sus hijas en manos del odontólogo Ricardo Barreda. Ambos casos fueron juzgados por la Sala I de la Cámara Penal. "El caso Bru primero y Barreda después hicieron que me pusiera a estudiar medicina legal, porque sin las ciencias auxiliares no hubiéramos podido condenar", explicó Eduardo Hortel, presidente del tribunal, a Diagonales.
La condena a cadena perpetua de los policías Walter Abrigo y Justo José López por la desaparición y muerte del estudiante de periodismo Miguel Bru, ocurrida el 17 de agosto de 1993, resultó un fallo histórico en el que los camaristas Hortel, María Rosentock y Pedro Luis Soria consideraron como agravantes la convicción de impunidad que tenían los asesinos y basaron su condena en peritajes, testimonios y la ausencia del cuerpo de la víctima.
"Teníamos que establecer si Miguel había estado o no en la comisaría Novena. Los presos lo habían visto y dijeron que lo sacaron exánime, pero de pronto los presos pueden declarar para perjudicar a los policías, así que necesitábamos estar seguros. Entonces, tuvimos la certeza de las pericias caligráficas. El libro de guardia había sido raspado, pero tanto que apenas quedaba el 10% del papel. Algo había pasado. Había un perito que decía que el apellido borrado empezaba con B y la segunda palabra tenía una g (de Miguel). Otro perito aseguraba que no: decía que la B podía ser una R, una P, o una D, y que la g podría ser una j o una y. Entonces, la Corte nos autorizó a comprar un aparato a Alemania y mandó un perito a formarse. Después enviamos el material al Instituto Balseiro, en Bariloche, donde con los lentes más potentes los peritos dictaminaron que había una B y que la segunda letra era una r. Además, confirmaron que había una g", describió.
Y continuó: "hicimos una pericia extra. Como la hoja había sido escrita toda por la misma persona, pedimos que armaran el nombre de Miguel Bru con los de los otros detenidos. Lo superpisieron sobre el espacio raspado y entraba perfecto. Esto nos convenció de que Miguel había estado privado de la libertad en la comisaría Novena, daba fe a los testigos y la entrada raspada nos hacía pensar que había ocurrido algo que habían querido tapar”.
–¿Porqué perseguían los policías a Miguel?
–Lo perseguían porque los vecinos de la casa en la que vivía Miguel se quejaban por ruidos molestos. Miguel tenía una banda de rock, pero no era un delincuente, era un joven de su época, un rockero; estaba anotado en la facultad, pero no había rendido ninguna materia. Abrigo y López hicieron un allanamiento ilegal para buscar droga en la casa, pero no encontraron nada y Miguel los denunció. Un día salió camino a Magdalena y desapareció.
–En este caso hay una confusión con el tema del cuerpo del delito.
–Claro, porque el cuerpo del delito (corpus delicti) es el conjunto de elementos que permiten determinar la existencia de un hecho criminoso. El cuerpo del delito es un concepto jurídico penal, no es el cuerpo del muerto. Ese concepto consiste en la reconstrucción inducida por las pruebas del hecho. Podemos equivocarnos, pero es la verdad procesal.
En el caso Barreda, en tanto, el tema para el tribunal fue determinar si era un simulador –cómo decía el perito Jorge Folino– o un "paranoico", dos posturas antagónicas que planteaban los peritos psicológicos. Los jueces debían decidir a cuál de las dos pericias le daban preponderancia. Enfrente tenían a un hombre que había disparado contra su ex mujer, sus hijas y su ex suegra con una escopeta y luego las había rematado a todas.
“No lo recuerdo textual, pero cuando terminaba de declarar le preguntamos cómo se había sentido después de matar a las mujeres. Él dijo que se sentía muy mal. Creo que usó la palabra mortificado. Después fue a ver a la novia y cuando ella le preguntó cómo estaba él le contestó: 'me mandé una cagada bárbara'. Pero un paranoico nunca hace algo malo. Era una respuesta impropia para un paranoico", describió.
-¿Qué pasaba en esa casa?
-Barreda estaba separado. Incluso cuando compraron la casa de 48 (entre 10 y 11) ya estaban divorciados con las leyes de la época, pero vivían juntos por un acuerdo. Él usaba una habitación y un consultorio y las mujeres el resto de la casa.
–Pero Barreda era maltratado, todos recuerdan que le decían “Conchita”.
–Claro, él no tenía por qué hablarles, pero se les acercaba y ellas lo despreciaban. Hay que pensar que Barreda era muy putañero. Desde que eran chiquitas sus hijas lo veían andar con las minas de aquí para allá, sin ocultar nada.
-¿La idea del crimen fue creciendo en él?
-Tenía la escopeta atrás de una puerta y poco antes del crimen se anotó en un curso de homicidio que daba el colegio de abogados.
-¿Qué querría aprender?
-Cómo matar sin cometer errores. Estaba perfecto el tipo, sabía lo que hacía.

19 de enero de 2010

40 meses sin López



Ayer se cumplieron 40 meses de la desaparición de Julio López y los militantes platenses lo recordaron con una manifestación en la esquina de 7 y 50, donde discutieron los avances en la causa: el llamado a indagatoria a Carlos Alberto Falcone y la investigación paralela que se abrió a un grupo de conspiradores que planeaba en La Plata un golpe de Estado.

EL UNO. Falcone es un médico retirado de la Policía Bonaerense que se jactaba de haber usado su VW Gol azul metalizado –ahora desmantelado– para secuestrar a Jorge Julio López el 18 de septiembre de 2006, una semana antes de que su testimonio se convirtiera en un elemento clave para condenar por crímenes cometidos en el marco de un genocidio al ex comisario Miguel Osvaldo Etchecolatz.
El médico visitó a su amigo Etchecolatz al menos dos veces durante los días previos a la segunda desaparición de López, quien brindaba testimonio por sus años de cautiverio durante la dictadura militar, entre 1976 y 1979 (ver aparte).
El llamado a declarar realizado a Falcone es clave porque “es la primera indagatoria que se realiza a alguien cercano a Etechecolatz en la causa”, explicó a Diagonales el abogado Aníbal Hnatiuk.
La declaración llega un año después del secuestro del auto, concretado el 13 de enero de 2009 en la casa de Falcone, cercana al faro de Mar del Plata.

LOS OTROS. El otro tema de importancia entre las novedades en el caso López es la causa que, por pedido del fiscal general platense Marcelo Molina, se inició contra un grupo de ex militares y ex policías por el delito de tenencia ilegal de armas y asociación ilícita.
La investigación es un desprendimiento de la causa López que comenzó luego de que se identificara a un ex policía en las manifestaciones en las que había participado el testigo apenas diez días antes de desaparecer: se trataba de Oscar Raúl Chicano, ex secretario privado de Etchecolatz.
La sospecha de que el hombre estuviera haciendo la inteligencia previa al secuestro permitió que se llegara a un grupo de seis ex policías y militares que participaban de reuniones en las que se planificaban presuntas acciones desestabilizadoras y hasta un golpe de estado. "Se jactaban de tener la capacidad para tirar un helicóptero", graficó Hnatiuk.
Hace dos años, cuando el tema aún se investigaba en el marco de la causa López, se allanaron cuatro viviendas en La Plata y Ensenada en los que se encontraron panfletos carapintadas y de partidos marginales, armas, símbolos nazis, y volantes sobre López. También secuestraron las computadoras de los sospechosos, cuyos contenidos aún no fue analizado.

DESPARECER
Julio López fue secuestrado por primera vez el 27 de octubre de 1976 en Los Hornos, donde militaba. Pasó por varios centros clandestinos, se lo blanqueó y permaneció detenido en la Unidad 9 hasta el 25 de junio de 1979. El 18 de septiembre de 2006 volvió a ser secuestrado. Era testigo clave en el juicio al ex comisario Miguel Etchecolatz.

Foto: Alberto Direnzo

13 de enero de 2010

Detrás del temporal


El viento sopló del sudeste y pudo haber tenido ráfagas de más de 120 kilómetros por hora entre las 2.30 y las 3 de la madrugada de ayer, durante el temporal de viento y lluvia que cayó sobre la región. Se registraron precipitaciones de 26,5 milímetros. Cayeron árboles, se volaron techos y antenas. Y parecía como si fuera a llegar un huracán o un tornado.
No hay información oficial sobre lo que ocurrió en La Plata, Berisso y Ensenada porque el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) no recoge datos durante la madrugada, pero el paso de la tormenta quedó marcado en las calles de las ciudades y el testimonio que podían dar los vecinos.
Gastón (32) y Marisa (30) viven en una casa de Cestino y 25 de Mayo, en Ensenada, a la que se le cayó un árbol encima, aunque la medianera sostuvo el tronco y evitó que les aplastara el hogar. Al mediodía, el hombre tomó un machete y cortó todas las ramas para evitar que se produjera un daño mayor. En la vivienda de al lado el viento había levantado el techo de la planta alta. Y del otro lado un vecino que había mirado la tormenta por la ventana estaba sorprendido por una visión que le había resultado extraordinaria: "Se volaba el agua de la Pelopincho. No se podía entender lo que pasaba", contó luego.
El asentamiento llamado Villa Tranquila, a pocas cuadras, fue uno de los más castigados por el viento, que se llevó casas enteras y dejó a decenas de familias en la calle. Ubicado entre la planta de Siderar y la calle Cestino, a la altura del pasaje Dolores, las casillas de madera fueron arrasadas por un viento que las castigó a casi todas por igual.
Leticia González (31) fue una de las primeras en ocupar un terreno en el lugar. Llegó de Chivilcoy con su marido y levantaron una casilla de madera y chapa que voló por los aires: "Encontramos algunas chapas en medio del descampado", describió.
A diferencia de los que viven en casas de material, en las precarias casas se sentía como si el viento empujara, como si los llevara con fuerza. Los que miraron por la ventana vieron cómo volaban las casas de otros que tenían menos que ellos. Entonces, tuvieron miedo.
A la vuelta de la casa de Leticia una mujer contó que el techo se embolsaba con el viento y su cuñado se colgó de los tirantes para sostenerlo. Cuando no pudo más, cuando tuvo que soltarse, el techo voló.
"Miré por la ventana y me di cuenta que se volaba todo. Me dio un miedo terrible", dijo María Belén Hoyos (23), que está embarazada de 3 meses.
Teniendo que cuidar sólo de ella y su panza, gracias a que su mamá había pasado por la noche para llevarse a su hija de 4 años, María Belén y Lisandro vieron cómo la pieza de la nena se "hacía un acordeón" y salieron por miedo a que la casa se les cayera encima.
"De los nervios no me acuerdo bien qué hice", explicó. Y trató de hacer memoria. Apenas abrió la puerta el viento la empujó a un alambrado. Ella cree que voló unos metros y desesperada empezó a correr. Fue hasta la casa de enfrente, que es de material, y pidió que la dejaran entrar. No le abrieron. Entonces, se tiró en el piso y se quedó con otros vecinos, todos pegados a la pared de ladrillo.
Yéssica (21) tiene seis meses de embarazo y vive con Pablo (25) y su hijo, de 4 años. "Nos tiramos ahí", indicaron mientras señalaban un pequeño espacio, entre la cama de dos plazas y una cajonera. Cuando el viento se puso peor se les voló el techo, pero se sentían seguros en la casilla, que parecía que aguantaba bien. De pronto, sintieron como una casa vecina golpeaba contra la de ellos y quedaban a la intemperie. "Rogábamos que se hubiera cortado la luz", recordaron.
"Cuando llueve nos arremangamos los pantalones y subimos las cosas porque entra agua. Nos acostumbramos a las inundaciones y ahora tenemos que acostumbrarnos al viento. No sé si lo puedo aguantar", dijo María Belén, que no se resignaba a las pérdidas: "Justo habíamos pintado los listones de madera y habíamos comprado la media sombra para poner alrededor del terreno. Uno quiere mejorar, pero no puede".

Recuadro
La reconstrucción del hogar

Ayer amaneció soleado, el cielo estuvo limpio durante la mayor parte del día y se sintió un viento suave. Parecía que se cumplía aquel adagio de "la calma después de la tormenta", aunque en calma estaba el clima, nada más.
En Villa Tranquila, uno de los barrios más pobres de Ensenada, acababan de perderlo todo, o casi todo, pero no se resignaban. Apenas unas horas después de que el viento les haya volado los techos y derrumbado las paredes, los vecinos se pusieron a trabajar en la reconstrucción del hogar. Si quedaba una pared, algunas tablas o unas chapas, era más que suficiente para que lo intentaran, para que pusieran manos a la obra.
No había en la zona una sola casa que pudiera reconstruirse que no tuviera un hombre martillando en el techo, clavando chapas, mientras otros familiares medían tirantes y las mujeres ordenaban los muebles o cuidaban a los chicos. Sin tiempos para lamentos.
Había vecinos que montaban guardia para cuidar sus cosas. "Hay que tener cuidado, porque hubo algunos robos", se lamentaron algunos.
Cuando pasó la tormenta, Antonio Agüero (34) sintió angustia. Pero ya al mediodía estaba con otros vecinos frente a la municipalidad de Ensenada pidiendo ayuda. "Hay que ver cómo se solidariza la gente, cómo nos ayudamos unos a otros para sobreponernos a lo que nos pasó", dijo a Diagonales.
En horas de la tarde de ayer el golpeteo de los martillos parecía que era la música del barrio que poco antes habían visitado la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Alicia Kirchner, y el gobernador Daniel Scioli.
Después de haber corrido para salvar la vida mientras todo volaba por los aires, o haberse tirado cuerpo a tierra, pegado a alguna pared de material, los vecinos se las arreglaban para enderezar las chapas y volver a clavarlas. "Estamos trabajando para poder pasar la noche", contaban.
En Villa Tranquila viven uno hijo y la ex mujer de Juan Pablo "el Pata" Medina, secretario general de la Unión de Obreros de la Construcción de la República Argentina (UOCRA) La Plata, por lo que varios de sus colaboradores y su propia hija -Analía Medina- recorrían el barrio con viandas o se ponían a ayudar a algunos vecinos a reconstruir sus casillas.
Algunos iban a pasar la noche en la casa de familiares, pero pensaban regresar lo antes posible, para reconstruir sus casillas y volver a empezar.