"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

16 de marzo de 2008

Mi viaje en taxi

No había hecho ni 30 metros en el taxi que el chofer hizo una maniobra ilícita. Ilegal y peligrosa, según reconoció.

- Eso no se puede hacer… le disparé.
- …
- Bah! Se puede pero no se debe… insistí.
- …
- Se supone que no se puede doblar a la izquierda en el cruce de la avenida, remarqué.
Advertí entonces que la falta de iluminación en la avenida 32, entre 12 y 13, por donde transitábamos, me impedía ver la cara del conductor del auto. Moría de la curiosidad ante el descarado silencio, pero se ve que el hombre tramaba una respuesta.
“No sólo no se debe doblar ahí –reconoció al fin-, sino que es muy peligroso, porque cortaron las plantas de la avenida 13 y no se puede ver bien si viene un auto de frente. Es casi imposible”, me aclaró, aunque no sólo acabara de hacerlo, sino que me llevaba como pasajero.
Pensé que lo suyo era el colmo de la caradurés y volví a arremeter: “Ah, el tema viene de fuerte autocrítica”. El, me ignoró. En cambio, aseguró que la Ciudad está sumergida en un caos y que cada quien hace lo que quiere, lo que le parece o lo que le conviene.
Ricardo, que así se llama el chofer, me dijo que no sólo está loco el tránsito, sino que “todo está loco”, por lo que se propuso realizar una serie de campañas arriba del taxi. “Son campañas destinadas a los platenses porque estoy en La Plata, pero podrían ser para todo el país”, aclaró.
Antes de dar un sermón sobre los vecinos de la ciudad, me señaló en el auto la estampita de una Virgen, la Santa Maravilla de Jesús, una carmelita descalza con padre diplomático.
“La estampita tiene una oración. ‘Lo que Dios quiera… como Dios quiera… cuando Dios quiera…’, pero los platenses cambiamos a Dios por nosotros. ‘Lo que yo quiera… como yo quiera… cuando yo quiera’”, explicó.
Ricardo no se refiere sólo al tránsito, sino a todos los aspectos de la vida, por lo que sus campañas van un poco más allá de las calles de la ciudad: “Quisiera que la gente haga una lectura de la bandera de Brasil porque tiene solamente tres palabritas, pero en una frase que nos harían muy bien. ¿Sabés que dice la bandera de Brasil? Dice ‘Orden y Progreso’”, explicó.
En la conversación, aquel orden y progreso pasó de la responsabilidad individual a la colectiva. Se inició en una mala maniobra de tránsito y terminó en una decisión presidencial… porque “bueno sería que el Poder Ejecutivo gobierne con las leyes que aprueba el Congreso y no con decretos”.
- ¿Te gustaría salir en el diario?, le pregunté.
- Si. No hay problema… tengo mucho para aportar, respondió.
- Bueno, por lo pronto me interesaría contar este viaje, le dije.
- Claro, claro… pero además, estoy haciendo una campaña para cambiar la letra del himno, advirtió.
- Será en otro viaje, me despedí.

2 comentarios:

Nanu Galán dijo...

Hola Migue!!! Muy bueno sos un genio... No pierdas a ese taxista que está cargado de filosofía y análisis profundos sobre la cotidianidad. ‘Lo que yo quiera… como yo quiera… cuando yo quiera’, preciso.

No Publicable dijo...

Gracias saaagerada