"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

4 de agosto de 2008

Telebasura



Una fiebre que mantuvo en cama una semana al director de Cultura del Ministerio de Educación uruguayo Luis Mardones disparó la alarma. En reposo, el funcionario encendió la tele y descubrió el Bailando por un sueño de Marcelo Tinelli y sus satélites: Intrusos, de Jorge Rial; Los profesionales de siempre, de Viviana Canosa, y los otros clones de la televisión de esta orilla. Mardones salió de la gripe dispuesto a tomar cartas en el asunto y calificó la programación como "tonta, frívola, morbosa e idiotizante". Hubo quien estuvo de su parte y quien se burló de su propuesta: que "la TV basura pague impuestos".
La idea de persuadir a las empresas de televisión para que asuman una mayor responsabilidad social a través de más impuestos abrió un debate al que Diagonales invitó a sumarse a tres platenses trabajadores del medio: el actor Alejo García Pintos y los comunicadores Gustavo Ragadale y Federico Seeber.
"Yo pensaba que la gente consumía lo que el medio le daba, pero me parece que elige lo que quiere ver. Los programas de los que se quejó Mardones no me gustan, me agotan, pero miden 30 puntos de rating. Una ley que los cuestione no va a impedir que se sigan consumiendo", aseguró García Pintos.
"Ver el culo de una mina no me hace ni mal ni bien: me aburre. Televisión basura es lo que hacen ciertos emporios periodísticos, los mismos que publicaban o transmitían el Riesgo País, los que inventan situaciones que nunca ocurrieron o que magnifican, que actúan de acuerdo al interés de sus dueños. Los oligopolios que transmiten durante las 24 horas y en todos los medios que pueden: tele, radio, telefonía o internet. Me parece que hay que estar contra la mentira, más que con cuestiones o valores morales. Hay que tener conciencia que desde algún programa se montan campañas para desprestigiar, para destituir, eso es para mí la telebasura", explicó Ragadale.
"La sociedad está repleta de basura: en tele, en radio, en diarios. En la tele se nota más porque cada vez se consume más. Tiene algo a favor: nadie nos obliga a mirarla. Sin embargo, refleja lo que pasa afuera de la tele", sintetizó Seeber.
EL ACTOR. Formado en el teatro platense La Lechuza, García Pintos trabaja en la tele hace casi 25 años. El año pasado estuvo en Casi ángeles, donde hizo de Bartolomé, el villano.
"Hay programas que son una mierda, pero antes decían que Olmedo hacía televisión basura y hoy es el cómico más grande del país. Balá ahora está olvidado, pero va a ser otro de los mitos. Fuera de la televisión pasa lo mismo. Había gente que decía que Sandro era grasa, pero ahora es un dios y los intelectuales mueren por fotografiarse con él", dijo el actor.
Más que Bailando..., a García Pintos le parece "horrible" Policías en acción: "Que me quieran vender a la Bonaerense como la Scotland Yard es tratarme de pelotudo. Pero está bien, es un formato, es por dinero".
García Pintos tampoco pone la mirada sobre la supuesta necesidad de los espectadores de relajarse: "No estoy de acuerdo con que la gente necesite desahogarse. No estamos pasando ninguna tragedia, no estamos en los '70 ni en 2001. Nos quisieron vender lo del campo como una situación grave, pero nada que ver".
Para el actor, "el adjetivo de basura a la tele es terrible, hay cosas más densas, como la dictadura militar. Dijo Darío Lopérfido que mala palabra es hambre. Se lo tomaron en sorna, pero tiene razón. Tal vez pueda no gustarte lo que hace Tinelli en el baile del caño, pero también hace cosas muy buenas en ficción. Si no tenemos en cuenta que esto es un negocio estamos mirando otro canal. Bailando... es el gran éxito, pero le sigue una ficción que mide bien. Y también hay ficción en Telefé. Y ficción basura no existe, puede ser buena o mala, pero no es basura".
Además de rescatar a la ficción, García Pintos aseguró que el 7 y el canal Encuentros son "una maravilla". Fuera del mundo televisivo, el actor platense quedó sorprendido por lo que acaba de ver en Rosario, durante un viaje: "Hay una oferta cultural impresionante. Es un lugar que respira cultura, y gratuita, por todos lados. Y eso tiene que ver con una política que votó la gente".

LA VOZ EN OFF. Luego de algunos años en el diario Hoy, Ragadale participó en la creación del programa Televisión Abierta y desde 2003 es la voz institucional de Ciudad Abierta, la señal por cable de la ciudad de Buenos Aires. "En la polémica sobre la telebasura –dijo– no hay manera de establecer un comité de notables. Y la posibilidad de un incremento fiscal también me parece desacertada. Definir qué sería chatarra no tiene una respuesta, depende de la educación de cada uno. Lo que para mí es telebasura para otros puede ser lo mejor del mundo. Además, si decidiéramos qué es basura, habría muchos casos antes que dos minas bailando en un caño, empezando por el desenvolvimiento de algunos productores periodísticos. Ni siquiera tengo definido si Tinelli hace basura o no. Sí podría definirla como mezquina, mediocre o sin valor". Además, explicó que los gobiernos podrían ajustar otros mecanismos de regulación, como ocurre (o debería ocurrir) en la Argentina con el Comité Federal de Radiodifusión, para evitar los excesos.
A la hora de buscar una alternativa a los impuestos, Ragadale propuso "mayor participación del Estado, para que puedan existir canales de comunicación públicos". No sólo de televisión, sino también radiales o digitales. "Se podría crear una tele alternativa, renovada, de contraste. Si no puede ser a través de nuevos medios, podría ser a través de convenios o de subsidios. Eso daría margen para que haya programas que no necesiten poner una mina mostrando el culo en un caño. Aunque el ministro uruguayo tenga razón, no creo que sea conveniente ir con un espíritu de censura, me parece mejor aportar a una nueva comunicación participando de la televisión en general. El Estado podría ser un protagonista excepcional a través de consensos que permitan encarar proyectos que incluyan una tele visión menos comercial, más profunda", describió.

EL DE LAS NOTICIAS. Seeber, que escribió en los diarios Hoy y Perfil y en las revistas Veintitrés y 7 Días, es desde el año pasado uno de los movileros de Canal 13 y Todo Noticias. Como buen periodista, piensa que "la televisión refleja lo que pasa afuera de la televisión: una sociedad que pierde valores, referentes, debates de ideas y pensamientos profundos no puede tener una televisión de excelencia: sería tan increíble como paradójico". Y agregó que "la tele no marca tendencia. Es como el fútbol: se juega como se vive. En la tele pasa igual, refleja el momento de un país".
Al igual que García Pintos y Ragadale, Seeber está en desacuerdo con la utilización de la palabra “basura” para describir cierto tipo de televisión. "Yo diría que todo es show, incluso los noticieros están vacíos de contenidos. El tema es que Bailando... y sus satélites son un blanco fácil porque son los más vistos, pero no creo que te afecten la cabeza si entedés de qué se tratan: son puro entretenimiento".
Según Seeber, hay que "educar a los chicos para que puedan plantarse críticamente frente a la tele, pero para los padres resulta más fácil sentarlos ahí y que no jodan por un rato".
El periodista no cree que pueda haber un debate que ayude a que los canales privados apuesten a una televisión más cultural o educativa: "Los medios son empresas con poco sentido de responsabilidad social. No hay conciencia empresarial: es lo mismo vender televisión que vender zapatillas. El hecho es vender, vender y vender. Eso es lo que piensa Tinelli. El Estado tendría que velar por la diversidad. Yo le exigiría más a Canal 7 que a todos los otros juntos".

El control remoto como libro de quejas
Por Guillermo Salmerón
Disparar contra la telebasura es un ejercicio fácil. Sobran los calificativos y los ejemplos. ¿Quién se atrevería a refutar que en la programación actual abunda lo "tonto, frívolo, morboso e idiotizante"? La misma queja puede escucharse tanto en la cola del super- mercado como en el interior de un taxi. Cuando el tema es la televisión, hablar mal queda bien.
Quizás por padecer el estigma de "formar parte", la discusión me incomoda. Escucho lugares comunes, reclamos trillados, rezongos exacerbados. Y desconfío: las voces críticas recuerdan al "yo no lo voté" de los 90. Y, hoy como ayer, los votos están a la vista. No hay que esperar cuatro años para confirmar la tendencia. Los números aparecen día a día. Y en el minuto a minuto, muchos críticos se convierten en teleatrapados por la red de un buen escándalo o de un culo que sueña. Los índices de audiencia son la prueba del delito, pero la condena siempre recae sobre el chancho.
La televisión es una industria de entretenimiento que se rige por los hábitos del consumidor. Cada programa se exhibe dentro del juego de la oferta y la demanda. Hay opciones para todos los gustos y edades. Múltiples posibilidades de elección. El cliente siempre tiene la libertad de comprar o dar la espalda y cruzar de vereda. No entiendo entonces a qué se debe tanto reclamo. Me animo a contestar (y a contestarme) que tal vez seamos tontos, frívolos, morbosos e idiotas. Al menos como televidentes.
De lo que sí estoy seguro es que somos un público ingenuo. Muchos de los que despotrican contra la pavada televisada suelen darle más crédito a la realidad de la pantalla que a la realidad que tienen frente a sus narices: "Pasó porque lo dijo el noticiero". Suena raro. Pareciera ser que los mismos canales que corrompen nuestra moralidad con programas perniciosos, nos conceden un par de horitas del día para decirnos la verdad y nada más que la verdad. Al respecto, la cobertura periodística de los cuartos de final entre el gobierno y el campo dejó muchas "perlitas": fue gracioso (y taquillero) seguir las emisiones de Cortando la ruta por un sueño, y fue intrigante esa devolución final del presidente del jurado contra la pareja sentenciada.
Otro rasgo de ingenuidad que llama la atención es este interés desmedido por el rating. El público parece vivirlo como un River-Boca. Ya no hay programas buenos y/o malos. La televisión queda reducida a un Fulano que hace dos puntos más que Mengano pero promedia menos que Sutano. Es lo que se escucha todos los días. Es ridículo que los consumidores vivan tan pendientes de los datos estadísticos de una industria. Vale la pena recordar que el rating es un instrumento de medición de audiencia creado para que los canales coticen su espacio frente al anunciante. Me pregunto: ¿qué tiene que ver el rating con nosotros televidentes?
Creo que más allá de las críticas justificadas que puedan dispararse contra la pavada televisada, no hay tanto derecho a objeciones. El televidente firma un contrato tácito todos los días y lo renueva minuto a minuto. La televisión da lo que el público pide. Frente a lo "tonto, frívolo, morboso o idiotizante", nuestro mejor libro de quejas sigue y seguirá siendo el control remoto.
Guionista de Humanos en el camino, Televisión por la identidad y Vidas robadas

De aquellos primeros fuegos a este incendio
Por Miguel Russo
No es casual que la televisión haya surgido en el país en 1951, en el mismo instante en que comenzaban a decrecer de manera notoria –como señaló la ensayista Mirta Varela en su libro La televisión criolla– los índices de producción y de consumo de las incipientes industrias culturales nacionales. Como si la televisión estuviera reñida desde el inicio con algo que tuviera siquiera un mínimo aroma de la palabra cultura. Pero no se habló entonces, ni en las dos décadas siguientes, de telebasura. No se hizo en los '60, aún cuando fue en esa década que se pasó del "ir a ver la televisión" (como quien planificaba una salida) al televisor como un continuo de imágenes, con horarios más amplios que el de los '50, con una actitud del usuario más similar a abrir una canilla o a prender la luz. No se habló tampoco en los '70, quizás porque en esa televisión habían ingresado las manifestaciones de la sociedad: el hecho inaugural, en 1969, mucho más que la transmisión global de la llegada del hombre a la Luna, fue la histórica cámara que mostró el Cordobazo contado por un entonces desconocido periodista de esa provincia, Sergio Villarruel.
Tampoco se habló de telebasura en los '80, aunque allí está el puntapié inicial con Nicolás Kasanzew gritando "vamos ganando" durante la guerra de Malvinas. Un Kasanzew antecedente de los anuncios apocalípticos de Eduardo Feinmann diciendo desde la pantalla de canal 9 en 2001 que había grupos de "forajidos" arrasando las casas en el conurbano bonaerense o de los periodistas de televisión que se preguntan poniendo ojitos pícaros a la cámara si iría alguien del gobierno a la Sociedad Rural post Cobos-No.
Los '90 fueron la cuna del nombrecito, la misma en la que se crió esta telebasura al palo del siglo XXI, símbolo del ser nacional. Caños paras las curvas femeninas y operaciones para las corbatas y escotes políticos, las tetas más grandes del mundo y la desesperación por dar la primicia sin tenerla, el hambre allá donde no molesta y el chisme más imbécil sobre los imbéciles de turno. Un paso entre la televisión que mostraba la sociedad a la sociedad que hace lo que le muestra la televisión.
Editor de Cultura del diario Diagonales

3 comentarios:

Nicolas Kasanzew dijo...

Miguel Russo: Nunca grite, ni dije, ni escribi "Vamos ganando". Te estas confundiendo con la revista "Gente", que publicaba cosas asi en tapa.
Y estas repitiendo la calumnia de la diputada kirchnerista Gabriela Cerrutti, a la que desafie publicamente a que trate de probarlo, ya que tiene a su disposicion el archivo de ATC-Canal 7. Por supuesto, nunca lo pudo probar,

No Publicable dijo...

Hola supuesto Nicolás Kasanzew: demoré muchísimo en responder porque vi el mensaje hace no tanto tiempo. Le transmití a Miguel lo que escribiste, pero no creo que él entre al blog. Entiendo, si se me permite interpretar el texto, que no importa tanto si dijiste o no tal o cual cosa. Supongo que si existiera el derecho a réplica Miguel te diría "OK Nicolas Kasanzew nunca dijo Vamos ganando, pero cuál es… igual dio el puntapié inicial de la telebasura en los '80…" Incluso podrían ir al archivo de ATC-Canal 7, como pedís, y nunca ponerse de acuerdo sobre si lo que vos hacías era o no telebasura.

Anónimo dijo...

Hola, No Publicable,
Sabés que yo coincidía con tu opinión... hace mucho de eso, pero crecer me ha ayudado...
Me ayudó a reforzar algunas cosas que pensaba y a echar por tierra algunas que sólo suponía.
Y suponía mucho y mal de casi todo lo relacionado con los uniformes y con la dictadura. De la dictadura, sigo pensando mal, como cualquiera con algo de corazón.
Pero aprendí a tomar alguito de distancia y a tratar de ver, además de mirar.
Tengo 47, estuve en esa época y te juro por lo más sagrado que callar a la gente o cambiar los decires de la gente, que es aún peor, sucedía a diario, así como hoy sucede que cualquiera, a veces, dice cualquier cosa, hasta se permite ridiculizar a un presidente (eso también es televisión basura).
Entre lo que decían en los cables los que estaban en Malvinas, y lo que se publicaba, había un mundo de distancia. Y si, existe el derecho a réplica, es constitucional pero, si mirás, los primeros antecedentes de su uso son bastante recientes. Y además, en honor de la verdad, a quién le interesa la réplica de alguien, si sucio es más atractivo el personaje?
No defenderé al Señor Kasanzew, es grandecito y puede solo, pero este año por esas cosas de la vida, me paso algo extrañísimo.
Lo conocí en una charla a la que entré por casualidad en el instituto donde estudio periodismo.
Vi y escuché cosas que me hicieron sentir injusta y, lo que es mucho más feo, me sentí idiota, prejuiciosa y poco pensante.
Sentí que no había aprendido nada sobre este país en el sentido de que todos, sin excepción, creemos lo que el resto quiere que creamos, todo el tiempo.
El Homo Videns de Sartori me saltó a la cara. El hombre Light genérico que consume lo que le dan sin preguntar si es bueno o apesta.
Digo, la televisión avanzó y se purificó desde que se fueron los Kasanzew? (convenientemente para algunos). No creo... Es más basura de la que cualquiera puede soportar. Y vamos por más.
Yo solo se que les enseño a mis hijos que había gente fea de adentro que vestía uniformes y que había gente fea de adentro que no los vestía. que mataron a muchos, que nos quitaron la sonrisa pero que, definitivamente, lo que hace peores a los de uniforme es que nosotros creíamos que nos iban a cuidar, por que para eso les pagábamos el sueldo, vivían de nosotros y eso los hace más funestos. Pero siempre les aclaro que había un montón de hombres que sí se mojaron los pies con agua salada helada, que no sabían nada de arreglos, que dieron su vida por un ideal en Malvinas. No quiero que mis hijos ensucien la memoria de esos hombres categorizando a todos los que vistieron uniformes por esos días como basura.
Kasanzew estuvo ahí, pasó el mismo frío que todos y sus cables hablaban de horror, no de triunfo. Lástima que no esté acá para contar y mostrar la verdad de sus mensajes. Es otro más de los que se fueron porque este país solo le perdona la vida a los que joden intencionalmente al resto.
Fijate, los más grandes terroristas andan por ahí o murieron de muerte natural, los muy...
Los más perversos militares de aquella época, vivieron hasta su ancianidad sueltitos, los muy...
El resto, como siempre, nos peleamos entre nosotros... Y nos siguen devorando los de afuera.
Yo elijo pensar que la gente es gente.
Estoy cansadísima, te juro, muy cansada de tener que odiar por orden de los habladores de turno.
De verdad, me encantaría leer que empezamos a castigar a todos, reitero, a TODOS los culpables y empezamos a darle el lugar que se merecen a los que de verdad se congelaron allá sin réditos personales, a los que hablaron en contra de su propia seguridad, a los bueno, eso digo, a los buenos, que hubo y seguirá habiendo.
Amo tanto a esta Argentina que es lo que más deseo. Ojalá Dios me permita verla de pie y sin odios.
Te deseo el mejor de los años, de corazón y te felicito por tu trabajo.
Silvia Iannamico, Bahía Blanca