"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

14 de agosto de 2008

La Plata pinta bien


Totalmente subsidiaria de Buenos Aires, así funciona en materia de arte plástico la ciudad de La Plata. Apenas una galería y un proyecto privado para que los artistas locales puedan pasear su trabajo por el país. Y muchos espacios públicos abiertos a todo tipo de expresiones, pero inútiles a la hora de darle al artista una herramienta para parar la olla; con la sola excepción de la tienda del Museo de Arte Latinoamericano (MACLA), en el Pasaje Dardo Rocha, que aparece como una alternativa. La propietaria de una inmobiliaria había montado una galería en su sede y también vendía obras de arte, tarea que tiene un poco abandonada.
PALABRA DE EXPERTO. "A las galerías les es muy difícil mantenerse en La Plata", afirmó a Diagonales el artista plástico y director del MACLA César López Osornio, que recorrió la historia local para encontrar sólo un espacio que supo mantenerse en el tiempo: la galería Austral, que estaba ubicada en un pasaje de 49 entre 7 y 8, al lado de una marquería permaneció durante 25 años, pero hace mucho que cerró sus puertas. "Trabajaba arte de calidad y también mostraba platenses", recordó el artista, cuya última obra vendida fue pagada en 10 mil dólares.
López Osornio aseguró que La Plata es una ciudad cultural, pero no tiene mercado. Resulta increíble la gran cantidad de artistas plásticos de primera línea que surgieron de la ciudad, más o menos ignorados por sus vecinos y que tuvieron gran repercusión nacional e internacional: desde el propio Lopez Osornio a Luis Tomasello, Martínez Soliman, Emilio Pettoruri; Raúl Mazzoni, Curatela Manes, Alejandro Puente, Hugo de Marziani, Edgardo Vigo, Hugo Sousbiele, Dalmiro Sirabo, Gabriel Berlusconi y tantos otros. También parece increíble que la ciudad tenga la escuela de arte más grande de América Latina y no deje de parir artistas que comienzan a ser reconocidos en Buenos Aires y el exterior, como Santiago Poggio (29 años), Hernán Cédola (30) o Francisco Ungaro (36).
"El arte argentino y latinoamericano está muy bien cotizado. Ha ganado mucho en el mercado por su calidad. Y también por algunas inversiones, porque hay una familia de Venezuela, la familia Cisneros, que es multimillonaria y tiene una gran colección de arte", describió López Osornio, que introdujo el tema de las cotizaciones y los valores económicos de las pinturas.
"Hay varios métodos para valorar económicamente una obra. Hay que tener en cuenta la edad del artista, sus antecedentes y la calidad, aunque la calidad es subjetiva y muy difícil de cuantificar. En el mundo, el mercado y la cotización de las obras es manejado por dos galerías norteamericanas. Y se sabe que generalmente su opinión es total y absolutamente a favor de ellos", describió.
Además, el profesor recordó una anécdota que a su mujer le da un poco de bronca y lo tiene a él como protagonista. En los años 90, durante un viaje a Japón con una de sus hijas, tuvo un problema de salud que hizo temer por su vida. El valor de sus obras, al conocerse la noticia, aumentó considerablemente.
ESPACIO INSTITUCIONAL. La tienda del MACLA es uno de los espacios para comprar obra de arte en La Plata. Cedida a la asociación de amigos del Museo, es alquilada por Claudia Chacón y Nina Pérez Almazán. La tiende vende obras de arte, pero intenta ser un espacio en el que los visitantes del museo encuentren recuerdos de su visita a La Plata, desde lápices, hasta láminas que reproducen las obras del patrimonio de la institución, pasando por bolsos plásticos e individuales de mesa. "Este espacio empezó más como galería de arte, pero nosotras pretendemos darle más énfasis al merchandising", contó Chacón. Sin embargo, por primera vez en su historia, la tienda vende obras originales de los artistas que exponen como invitados en el museo (no del patrimonio) y en estos días ofrece cuadros del dibujante y pintor Carlos Garaycochea.
Entre los objetos originales que acompañan la venta del merchandising, las nuevas concesionarias agregaron el tealosophhy, producido por Inés Berton, una de las catadoras de té más reconocidas de argentina, que creó infusiones particulares para la ciudad de Barcelona, el Dalay Lama, los reyes de España y ahora también para el MACLA.
Hay también en la tienda esculturas de Silvia Porta, obras en cartón corrugado y pequeños motivos de peltre de Osvaldo De Castelli -que salen entre 120 y 150 pesos-, joyas de autor de Sergio Colón y Maximina Paz o acrílicos sobre cartón de Kutty Di Bartolo por 300 pesos.
GALERIA DE ARTE. Pisouno es hoy la única galería de arte de capitales privados que funciona en la ciudad. Nació en marzo de 2007 con la idea de promover el arte local por el país e intercambiar materiales para que artistas de otras zonas pudieran exponer sus trabajos en La Plata. En aquel momento existía Sudaca, un espacio de artistas que priorizaba a los plásticos platenses y tenía un local en 13 y 58, pero Sudaca cerró en diciembre y Pisouno sumó a sus objetivos la exhibición de obras platenses.
Dirigida por Cristian Ladaga y Karina Cortez, la galería organizó una muestra itinerante que el año pasado permitió que 19 artistas platenses exponer sus obras en galerías de Buenos Aires, Córdoba y Rosario; en un evento que bautizaron "0221 La Plata se muestra". Este año, la exposición también se desarrollará en La Cumbre, y exhibirá trabajos de 18 plásticos.
"Si sos muy raro, o muy muy bueno las galerías de Buenos Aires te chupan en dos minutos, pero también hay muchos otros artistas que están haciéndose un camino, que recién empiezan y hay que ayudarlos a hacerse conocidos", explicó Ladaga a Diagonales. Con ese espíritu es que Pisouno organiza la muestra viajera y monta sus exposiciones en el departamento de 48 esquina 9.
Aunque no hay parámetros, Ladaga se animó a desandar los argumentos usados a la hora de evaluar el valor comercial de una obra. Mientras que los grandes maestros son tasados por entidades bancarias, como el Banco Ciudad, los plásticos de segunda línea y aquellos que recién comienzan tienen que equilibrar algunos aspectos más o menos objetivos. "Se tiene en cuenta lo que vende el artista, las exposiciones o ferias en las que participó, si fue premiado en algún concurso, si tuvo menciones, si hace exposiciones colectivas o individuales", describió la directora de la galería.
La galería ya es muy conocida en La Plata y poco a poco se convierte en una alternativa para los platenses que compran obras de arte. Además, sirvió para que muchos primerizos se entusiasmaran con la pintura y compraran su primera obra. "No hay que saber nada. Sólo te tiene que gustar", dijo Ladaga. Y agregó que "la pintura te da una alegría que ninguna lámina te podría dar".
Para la directora de Pisouno, comprar una obra también puede ser una buena inversión: "hay colecciones de inversión, porque la obra de arte nunca deprecia su valor. Si compraste a 100, lo menos que vas a vender es a 100", aseguró.
ART DEALER. Romina Tempesta es licenciada en economía y estudió 10 años de pintura con el maestro Carlos Pacheco, donde conoció a muchos de los buenos artistas platenses. Su experiencia al frente de la gestión y la comercialización en la inmobiliaria de la familia terminó por darle las herramientas para convertirla en vendedora de arte, o, como se dice en inglés: art dealer.
Al principio, Romina usó las instalaciones de la inmobiliaria para hacer exposiciones y vender cuadros, pero la mudanza del local a Plaza Paso y la maternidad la alejaron de la tarea. Ahora, sólo patrocina y trabaja con Manuel Rubín. "Somos un equipo. Yo financio algunas de las participaciones en exposiciones o eventos y otras veces hacemos un esfuerzo común, pero yo lo asesoro", describió a Diagonales.
Para Romina "La Plata es un mercado particular que no tiene hábito de comprar. La gente prefiere comprarse otros objetos, pero como pasa con la música, el teatro o el cine, alguien te tiene que meter en ese mundo del arte, que es apasionante".

Rö Barragán: El arte de crear y crearse

Los artistas deben cumplir con la doble función de crear arte y crearse a sí mismos. Rö Barragán es una joven plástica que comenzó a ganar notoriedad en los dos últimos años, presentó una instalación en el Centro Cultural Recoleta y su obra fue seleccionada para estar en el Salón Nacional. Vende, pero no vive del arte, trabaja en la facultad de Bellas Artes y en la dirección de Cultura y Educación. Y da clases en su taller, y les alquila el taller a sus amigos para que den clases. Sus obras cuestan entre 350 y 800 pesos.
Es grabadora y trabaja en lo que se llama "nuevos soportes". Hace dos años, Barragán creó un personaje al que llamó "La llorona". Es una mujer hecha de imágenes de ella misma, que mezcla autorretratos con dibujos y fotos de algunos paisajes, que se reflejan en la panza. La llorona tiene los ojos de una foto de Barragán y la boca de otra. Si tiene nariz es de una tercera foto. Y lo mismo si se le ven las tetas, los brazos o las manos.
En la obra que hoy exhibe en el Museo Municipal (junto a otros jóvenes artistas platenses) La llorona realiza diferentes y originales actividades domésticas: la que cose, cose un corazón; la que plancha, plancha mariposas; la que cocina, cocina pájaros de colores. En este caso, la obra impresa en tela, que no es grabado ni fotografía ni dibujo y al mismo tiempo es todas esas cosas juntas, están pegadas a una tabla de madera que tiene guata, lo que le da una forma similar a "almohaditas para llorar", según dijo la artista.
Técnicamente, lo suyo es una mezcla de varias disciplinas de la que sobresalen los grabados. Las obras nacen en la computadora y son impresas en tela a través de una transferencia térmica (de calor) experimental. Las telas, luego, pueden ser parte de una escultura o envolver una almohadilla, lo que la emparenta a un cuadro tradicional.
"Cuando pensé en estudiar arte no sabía bien qué era, ni cómo podría ser. No tenía idea del desarrollo profesional de un artista", reconoció. Los adelantos en su carrera le permiten jugar a que avanzó varios casilleros en la idea de crear al artista. Barragán, aunque aún no viva del arte, está en una situación privilegiada sostenida en "el secreto de no dejar de trabajar y mostrar lo que hacés", según reveló.
"Hago muestras todos los años. Trato de hacer una individual y participar de varias colectivas. Y desde el año pasado estoy trabajando con las chicas de Pisouno, con la muestra itinerante; aunque en noviembre voy a exponer sola acá en La Plata", contó a Diagonales.

Hernán Cédola: una cosa es una cosa...

"Una cosa es el arte, la pintura. Y otra muy distinta es el negocio del arte. En un punto se encuentran, pero son dos cosas distintas", adviertió Hernán Cédola a Diagonales apenas comenzar la nota en su taller de Tolosa. Y su caso es bastante particular, porque Hernán vende. Y vive del arte. Si bien varían de acuerdo a su tamaño, sus cuadros están cotizados desde los 600 dólares de los pequeños formatos en soporte de papel, hasta los cuatro mil dólares de las grandes telas (de hasta 2 x 2), según se ofrecen a la venta en la galería porteña Zavaleta Lab.
Cédola comenzó a exponer en 2004 en el Centro Cultural Borges, en Buenos Aires, casi sin experiencia previa. Tenía obra y había armado una carpeta, por lo que la presentó directamente en la a la dirección de artes visuales del centro, que lo seleccionó para que expusiera su trabajo en una de las salas de Viamonte y San Martín un año después. "Les gustó el proyecto y me invitaron a exponer", sintetizó el artista.
Es desde el año pasado que Cédola expone y vende en Zavalera Lab, la galería que también llevó su obra a Colombia, a la feria de arte Art Bo, que se realiza en Bogotá.
Técnicamente, lo suyo es una mezcla de grabado, fotografía y pintura. "Estudié un año en Bellas Artes para aprender grabado, que era la técnica que me interesaba. Pero yo vengo de la fotografía, que estudié con Ataulfo Pérez Aznar. Lo que aprendí en fotografía lo trasladé a la pintura en lo conceptual y después fui apuntando a las técnicas que voy usando, porque generalmente voy generando mis propios recursos y técnicas. En realidad soy más autodidacta", describió.
En sus últimos trabajos, reunidos bajo el título de "estudios para óleo y grabados", Cédola colorea enormes partituras recreadas sin criterio musical. El resultado, sin embargo, es bien musical. "Nada es real o verdadero en estas imágenes, pero mi profesor de música me dijo que la tonalidad que ve en mis obras en la misma que él ve en la partitura", contó.
A la hora de hacer una lectura del negocio del arte plático en La Plata, el artista prefirió apuntar a todas las disciplinas. Y consideró: "la ciudad nació para ser vanguardia, una ciudad iluminada, y hay gente haciendo de todo, pero ocultos, porque la dirigencia quedó atrás. Hay espacios y predisposición pero falta presupuesto. Es una cadena".

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