"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

4 de noviembre de 2008

Saulo Benavente: ¡Presente!


En las convenciones del teatro, la escenografía aporta los elementos visuales que conforman la escenificación: los decorados y los accesorios, la iluminación y la caracterización de los personajes, su vestuario, maquillaje y peluquería. Al principio de los tiempos, los griegos usaron un artificio especial con un paisaje diferente pintado en cada una de sus tres caras. Luego, las carretas del medioevo hicieron célebres a la decoración circular. Y en la edad moderna, el renacimiento aportó al teatro un escenario de madera. Más adelante el gas sustituyó a la iluminación a vela y aceite. Y a principios del siglo XX el teatro estaba preparado para recoger las ventajas de la electricidad.
Nacido en 1916, Saulo Benavente aprovechó su tiempo como ningún otro: construyó 369 escenografías de teatro, 10 de danza, 1 de ballet, 55 de ópera, 63 de cine y 4 ciclos de televisión. Hoy, es uno de los máximos representantes de la escenografía nacional y se lo homenajea con una muestra fotográfica que llega al Teatro Argentino de La Plata, para ser visitada de martes a domingos, de 10 a 20, con entrada libre y gratuita, hasta el jueves 13 de noviembre inclusive.

Como todo gran artista, Benavente tiene su biógrafa, Cora Roca, gracias a quien fue posible conocer sus 530 escenografías y sumarle 52 obras de arquitectura y de decoración escenotécnica, 18 exposiciones y 31 premios y distinciones que recibió en los años en los que desarrolló su carrera, entre 1933 y hasta su muerte, en 1982.
La muestra, que cuenta con el auspicio del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires y de la Secretaría de Cultura de la Nación, se inscribe dentro de los intentos de rescatar la labor de los artistas que dejaron las mayores huellas en la cultura nacional. Cuenta con la intervención como curadora de Pelusa Bortwick y la dirección de la investigadora Cora Roca, autora del libro Saulo Benavente, ensayo biográfico, que rastrea en la vida del artista, su historia personal y su producción.
Roca y Bortwick realizaron una selección de bocetos y fotografías que permiten apreciar más de cuarenta escenografías creadas para obras operísticas y de teatro de prosa, ofrecidas entre 1944 y 1981 en los teatros Colón, de Buenos Aires; Argentino, de La Plata; o Solís, de Montevideo.
La exhibición se completa con algunas reflexiones de Benavente sobre su propia disciplina, el teatro y la creación artística: "ser escenógrafo es una profesión muy definida; hay que saber de electricidad, de óptica física, de adhesivos químicos, de artes industriales y decorativas… hay que tener una gran cultura para poder abarcar todos los campos y, además, en esta disciplina la sensibilidad va acompañada de clavos, martillo y metro, indispensables para crear un mundo que, si bien entra en la fantasía por los ojos de la audiencia, no se aparta del realismo, aunque yo me considero expresionista. Cuando un alumno me pregunta qué debe hacer para ser escenógrafo, lo primero que le digo es que tenga vocación y que la profese con total entrega, con total amor; porque cuando hay amor no hay deshonestidad. La escenografía es como la mujer o el país. Se los ama profundamente, en forma total, con los defectos incluidos. Yo amo a mi trabajo como a la vida", escribió.
La Plata será la primera parada de la exposición, que comenzará a rodar por distintos festivales de teatro. Roca explicó a Diagonales que eligió esta ciudad "porque Saulo la amaba". Y contó que "a los 18 años, en 1926, vino a estudiar ingeniería a la Universidad… y si bien después se dio cuenta que no era lo que quería y se fue a Buenos Aires a estudiar en (la Escuela Superior de Bellas Artes de) La Carcoba; volvió para crear la cátedra de Escenografía cinematográfica, que actualmente se llama Dirección de arte. Y se tomaba el tren dos veces por semana para venir a la Universidad, donde formó a realizadores notables que hoy están por el mundo, hasta que en 1976 lo prohibieron, lo persiguieron y se tuvo que exiliar".

Entre las escenografías colgadas en el Teatro Argentino se encuentran algunas revolucionarias, como Panorama desde el puente de Arthur Miller, para la compañía de Pedro López Lagar; en la que Benavente dejó toda la parte escenotécnica abierta, incluidas la parrilla y las luces, en 1956. O la foto de Bodas de sangre, de Federico García Lorca, para la compañía de Lola Membrives, un trabajo que sorprende por su carácter expresionista, creada en 1952. También están El diario de Ana Frank, que era aplaudida por el público antes de que comience la obra; o La Gruta, de Jean Anouilh, fotografiada por Annemarie Henrich; o aquella obra en panavisión para La Zapatera Prodigiosa, de García Lorca, en el Teatro Colón.
Roca explicó a que fue muy difícil conseguir las imágenes de las creaciones de Benavente porque "en este país no se guarda nada, todo se tira". Tuvo que hacer más de 100 entrevistas y se demoró cuatro años para terminar su biografía. Ahora, que el trabajo fue recuperado, Roca trae a Benavente de vuelta a La Plata, para reafirmar que la cultura no se puede destruir: Aquí está su obra, aquí está Saulo Benavente. ¡Presente!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Después de tantos años todavía siento la emoción de haber sido su alumna(1975- 1976) en la fac, de Bellas Artes de La Plata. Saulo no tenía didáctica pero sabía transmitir, motivar y acompañar mejor que nadie a sus alumnos. Recuerdo que venían de otros talleres a escucharlo. Cuando se despidió de nosotros luego del pedido de renuncia para jubilarlo, escribió una carta a las autoridades del momento, que me gustaría volver a leer ya que ese día se despidió y poco fue lo que supe de el hasta la noticia de su fallecimiento. Liliana