"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

2 de noviembre de 2008

Discépolo x cien


"Quería ser actor, pero me faltaba paciencia. No puedo repetir un personaje o una situación durante cincuenta noches. Por ello preferí orientar mi trabajo hacia la dirección y la literatura dramática". Así dijo una vez Armando Discépolo (1887-1971), el dramaturgo que inventó el grotesco criollo y del que en estos días llega a las cien funciones una obra en La Plata, El Organito, escrita con su hermano Enrique Santos (1901-1951) y que cuenta con la dirección de Norberto Barrutti y la actuación de Martha Moyano, Oscar Mainoldi, Alejandro Piro, Javier Batic, Leonora Fernández Blanco, Manuel Ovelar y Horacio Martínez, actor que conversó con Diagonales sobre la obra, su papel y las cien funciones.
–Discépolo dijo que no podía llegar a las 50 funciones; ustedes hicieron el doble ¿Cómo se siente eso?
–De maravillas. Todo es cuestión de cómo lo vivís. Puede ser que con algún elenco a la quinta función estés cansado, pero depende del laburo. Con El Organito haría cien funciones más porque el grupo está comprometido, tiene conducta y se trabaja con disciplina y respeto. Además, la obra es perfecta. Todos los días encontramos algo distinto. Y el texto da para ser analizado una y mil veces.
–Además, respeta el género...
–Claro, no se trata de un sainete sino de un grotesco. La obra no está armada para que la gente se ría. Fue una de las premisas que nos bajó Barrutti. Si alguien se ríe es por el devenir de la historia y no porque hagamos de este grotesco puro un sainete, una comedia.
Martínez es Saverio, un inmigrante italiano, cabeza de familia, creado por los Discépolo para esta obra estrenada en 1925. Y que hoy puede verse en una versión ajustada a lo estrictamente planteado por los autores en el Taller del Teatro de la Universidad Nacional de La Plata, en 10 entre 54 y 55.
Diez mil espectadores vieron la obra, que para festejar las cien funciones comenzará a presentarse también por la tarde durante el mes de noviembre, con funciones especiales para colegios, pero también para público en general, con entradas a 2 pesos, martes, miércoles y jueves a las 14.30 o 15 horas, dependiendo del día.
"La obra resistió la apreciación de chicos de 15 años. En muchos casos, era la primera vez que veían teatro. Y la obra está buena para ellos porque todos los signos teatrales quedan claros", explicó Martínez.
Los chicos toman partido por alguno de los personajes y el murmullo se eleva en una frase que queda volando por la sala en algunos pasajes. Martínez escuchó a un chico que le advertía a otro, angustiado: "Le va a sacar la plata" (ver abajo). A los adultos, el personaje de Martínez les despierta al mismo tiempo "odio y piedad, lástima, porque está equivocado, pero quiere salvar a su familia".
El organito tiene, además, su correlato con la vida de hoy. "El mendigo y el organillero de antaño están en el cartonero. Y el hombre orquesta, bombo, platillo y cascabel, reemplaza al mendigo, que siente pasión y es sincero, porque Saverio quiere darle a la gente lo que quiere la gente, alegría, como Tinelli".

RECUADROS

Murmullos
El organito habla de la inmigración a principios del siglo XX, las relaciones familiares, la pobreza y la marginación. Entre tantos temas, los chicos del colegio que ven la obra parecen quedar atrapados en la relación entre el padre dominador, los hijos rebeldes y la madre entregada al sometimiento.
Martha Moyano, que interpreta a Anyulina, la esposa de Saverio, contó que siente cómo los chicos suspiran aliviados cuando le da una cachetada al personaje de su marido. Y Javier Batic, que hace del hijo mayor, recordó que una vez, mientras su personaje levantaba una piedra con la que amenazaba golpear a su padre en la ficción escuchó a un chico de la platea decir: "Matalo".

El actor
Horacio Martínez tiene 51 años. Nació en Gualeguaychú, Entre Ríos, donde a los 14 años empezó a tener los primeros encuentros con el teatro. Vive en La Plata desde 1975, donde llegó para estudiar Medicina. Aunque se inscribió allí, hizo la carrera docente y pasó por la Escuela de Teatro de La Plata.
Hoy considera al Taller de Teatro de la UNLP su lugar de aprendizaje. Llegó con un casting, hace dos años, y actuó en El proceso, de Franz Kafka, dirigido por Norberto Barruti. Se quedó luego para El organito. Y dice, asegura, se quedaría a vivir.
Actualmente participa también del grupo La Banquina, que tiene funciones en la sala B del Pasaje Dardo Rocha.

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