"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

15 de octubre de 2008

El fotógrafo de Perón


Se acomoda los anteojos con una mano, tomándolos entre el índice y el pulgar, como si estuviera haciendo foco. Y es un gesto que se imagina repetido una y mil veces en la historia de vida del hombre, que está a punto de festejar los 88 años y que fue, entre 1948 y hasta 1974, el fotógrafo personal del teniente general Juan Domingo Perón.
Antonio Pérez nació en 1920 en Castelli, en la provincia de Buenos Aires, donde comenzó a tomar fotografías. “Siempre trabajé duro. Mi vida fue siempre trabajar y trabajar. Y aprendí solo, a fuerza de poner plata, de hacer fotos y tirar papeles. Hasta que en el ´48 me fui a Buenos Aires, porque me quería perfeccionar”, contó el hombre a Diagonales. En Buenos Aires, Pérez hizo la primera fotografía oficial de Héctor Cámpora como presidente de la Cámara de Diputados de la Nación. Pronto se convirtió en su amigo y accedió a la Secretaría de Prensa de la Presidencia de la Nación. Su objetivo comenzó a perseguir entonces al General Perón, de quien se convertiría años después en fotógrafo personal.
Durante los años en las presidencias, Pérez tomó algunas de las fotos más emblemáticas de Perón. Hay una en el balcón, con su sobretodo cruzado cerrado hasta el cuello y el gesto típico de las manos en alto, desplegadas como en una despedida. Y otra en lo que parece ser el jardín de la Casa Rosada, con Perón vestido con un ambo de verano, saco oscuro y pantalón blanco a los tobillos, posando con una sonrisa. Otra con Evita, en una gala del Teatro Colón, con la banda presidencial cruzándole el pecho. Y aquella que lo muestra en pleno relevamiento de tropa, durante los festejos por el Día de la Independencia, montado sobre su caballo “El Mancha”.
“En 1972 me convertí en el fotógrafo personal de Perón. Cuando vivía en Gaspar Campos yo me pasaba todo el día con él. Incluso una vez que tomaba las fotos de alguno de sus encuentros, él me pedía que me quedara en la sala, que lo acompañara”, explicó.
La cercanía a Perón, sin embargo, no lo hizo meterse en la vida política de manera directa, sino sólo a través de su oficio. “Cumplía con mi trabajo como fotógrafo, porque nunca me metí en política”, reveló a Diagonales.
Lo que a Perón le gustaba de su fotógrafo es que le podía hablar de perros. A Pérez la cara se le ilumina aún hoy al hablar de Tago, su boxer múltiple campeón.
En La Plata, algunas fotos de Pérez quedarán expuestas en el Salón Dorado, en el primer piso de la Municipalidad, aunque la muestra “El general Perón y los políticos argentinos”, que otros se empeñan en llamar “Instantáneas del pasado reciente”, estará expuesta en el Centro Cultural Islas Malvinas durante el mes de noviembre.
Pérez, además, tiene otra exposición, que armó con lo que fue la primera expedición fotográfica sobre la Antártida Argentina. “La hice durante cuatro meses, entre el 53 y el 54, a pedido del general Hernán Pujato, que estaba a cargo del Instituto Antártico Argentino”, contó.
Si alguien se acerca a saludarlo, Pérez le toma las manos y lo mantiene cerca. Si lo dejan solo, él mira con curiosidad y charla con Liliana, la mujer que lo acompaña hace 15 años, le organiza su agenda y las exposiciones. Mientras espera que Pablo Bruera llegue al acto en el que lo van a homenajear, una chica se acerca y le pide un autógrafo. El accede encantado. De pronto, levanta la mano derecha y llama, disimulado, al fotógrafo de Diagonales, Alberto Direnzo.
-Vos trabajás distinto a todos los demás, ¿me podrías mandar las fotos?- pregunta, mientras saca del bolsillo interior del saco una tarjeta personal que dice: “Antonio Pérez, Fotógrafo personal del Tte. Gral. Juan D. Perón”.

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