"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

29 de septiembre de 2008

¡Carísimo!

Fue el 26 de septiembre de 2008, en la esquina de 2 y 38, a las 13.20, que comenzó esta historia. Era un día de sol. El tipo tenía que ir hasta Plaza Italia y se vio tentado a subir a un micro de la 273 que venía por 2, de 38 a 39.

- 75-, le dijo, distraído, al chofer.
- El boleto sale 90-, contestó el hombre.
- ¡Ah!, claro -cayó-. 90 entonces. Bah -molestó-, tengo que ir hasta Plaza Italia. ¿Cuánto sale hasta ahí?
- Hasta Plaza Italia te sale 1,50.
- ¿1,50?
- Si.
- Pero… si voy por la diagonal son cuatro cuadras…
- Si
- Dejá, gracias. Me bajo acá-, recapacitó.

Se bajó en la esquina de 2, 39 y diagonal 74. El micro pasaría por la estación de trenes y luego tomaría 44 hasta la Plaza Italia. Él, en cambio, caminaría cuatro cuadras. Entonces, calculó: a unos 200 pasos por cuadra, más 60 pasos por ochava y las dos calles que tenía que cruzar cada vez, caminaría unos 1.040 pasos hasta la plaza. Si pagaba 1,50 el boleto, cada uno de esos pasos le hubieran costado $ 0,00144. No le pareció mucho, pero supuso entonces un precio por cuadra: $ 0,37; ahora sí ¡una fortuna!

- Si vas al cementerio, pagás apenas unos centavos por cuadra-, le dijo su otro yo matemático.
- ¿O sea que yo tengo que subsidiar al pasajero que va al cementerio?-, le preguntó.
- Y si.
- Y bueno, por eso voy y vengo caminando a todos lados- le aclaró el yo al otro yo matemático.
- Y algunas veces en taxi- dijo con tono irónico el otro yo matemático, que, como no podía ser de otra manera, también se encarga de las finanzas.
- Ma sí, yo me voy a vivir al medio del campo, me hago una quintita y cuando me agarre una gripe me muero y listo, que ni al cementerio me lleven.

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