"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

21 de agosto de 2008

Sismo Trapisonda


La revista digital que se consigue donde uno menos lo espera
El periodista Sebastián Lalaurette cuenta la aventura de hacer una publicación en cd

Es en el rincón menos esperado que el objeto o cosa se aparece, dentro de un sobre transparente con un muñequito de plástico pegado con cinta scotch. Puede ser arriba de la tabla de una hamaca de Plaza Moreno, en el capot de un auto o en el zócalo de una columna que uno se encuentre un cd que dice, escrito en fibra negra, llevame. Si el objeto es apropiado y el disco entra en una computadora, la revista experimento, plop literario azaroso, repentino e imprevisible; intervención urbana y apuesta literaria, toma forma. El objeto o cosa en cuestión se llama Sismo Trapisonda y es una apuesta del periodista Sebastián Lalaurette, que trabaja en la corresponsalía local del diario La Nación y, según se presenta en su blog There's a place, a veces escribe poemas, más raramente cuentos y hace años que lucha con una futura novela. Lalaurette es director, editor, diseñador, reclutador y distribuidor de la nueva revista platense que no es de papel ni está colgada en internet, sino que brota misteriosamente a lo largo y ancho de la ciudad.
El proyecto se explica en el hecho de que se trata de una revista literaria para quienes no leen literatura ni consumen arte. Y tal vez por eso no es de papel ni está disponible en internet, sino que aparece por ahí. "En la ciudad ya hay ofertas culturales. Y en internet hay tantas cosas que podrías pasar miles de vidas consumiendo productos culturales. Hay tantas cosas que uno se atraganta, no puede procesarlas y su aprovechamiento es mínimo. No estoy en contra de internet, no me opongo, de hecho tengo un blog y doy a conocer el proyecto por internet, pero no quiero llegar a los que leen, sino a los que no leen", explicó Lalaurette.
Una vez que decidió que el soporte de la revista sea un cd abandonado en un sitio público, el periodista se puso a trabajar sobre el objeto: "Lo primero que hice fue ponerle llevame, para que se vea que no es basura, que no es un cd perdido por nadie sino que alguien lo dejó ahí. Y en segundo lugar le agregué un muñequito de cotillón, para que pueda ser identificado como un objeto artístico. Esos muñequitos, además, son únicos, porque no se repiten", contó.
Lalaurette confía en que la curiosidad haga el resto y que el potencial lector aproveche el objeto único y suyo e ingrese el disco en su máquina. Antes de poner en marcha el proyecto, el periodista realizó varias pruebas para saber si el disco soportaría un par de días a la intemperie. Un cd al sol salió airoso del examen. Y dejó otro bajo la lluvia con el mismo resultado. El sobre de plástico transparente en el que está envuelta la revista digital, fue elegido por sobre el de papel por razones obvias: no se mancha ni sedeshace con el agua.
"El concepto de Sismo Trapisonda reconoce varios antecedentes. Entre ellos, la red mundial de BookCrossing, la primera etapa de Axxón (pionera en revistas digitales que, en sus inicios, se distribuía en diskette) y formas de intervención urbana como las colgadas de poesía platenses, los poemas paracaidistas del también platense grupo Sal Diagonal y hasta el trabajo del Frente de Liberación de Enanos de Jardín", cuenta el periodista en la web en donde presenta a la revista (http://sismotrapisonda.com.ar).
Además de no estar colgada en internet y de carecer por completo de un circuito de distribución, la revista tampoco tiene periodicidad, sino que saldrá cada tanto.
"Pienso que puede salir cada dos, tres o cuatro meses", especuló Lalaurette. Habrá que buscarla.

DONDE?
El primer número de Sismo Trapisonda salió en agosto con cien ejemplares. Además de un texto de Lalaurette, tiene colaboraciones de Celia Ríos, Carlos Aprea, Greta, Carolina Mettini, Ariadna Pérez Ramírez, Verónica Rodríguez, Griselda Collazos y José María Pallaoro, entre otros. La revista se consigue en cualquier sitio: una parada de colectivo, un banco de plaza, el cordón de la vereda, la mesa de un bar, un buzón de correo o un zaguán.

Otras influencias platenses para conocer
Sismo Trapisonda reconoce influencias platenses de Colgada de poesía y Sal Diagonal. El primero es un colectivo de poetas que tiene un blog (http://www.colgadadepoesia.blogspot.com/) y el segundo un proyecto poético urbano creado por Pablo Nardo, que también tiene un blog (http://saldiagonaldeaqui.blogspot.com/). Lo que hace el grupo Colgada de poesía es, como su nombre lo indica, colgar poesía de los árboles de las plazas.
Sal Diagonal, en tanto, se reconoce como un proyecto poético urbano y cuenta en su haber con dos intervenciones. La primera fue un reconocimiento de la Diagonal 74, a través de recorrerla en toda su extensión empezando en 120 y 32 y terminando en el cementerio; en "rechazo a la idea de las cosas aprendidas sin cuestionar, de las cosas dadas por ciertas"; en "actitud de encarar la ciudad de una manera no cotidiana".
Por último, "a modo de poema o acto poético naciendo en una punta de la línea y muriendo en el otro, el cementerio".
El segundo hecho fue una realización de un poema visual aéreo, armado en cintas de papel con un texto de Etienne de La Boite del año 1548, escrito para ser proclamado en espacios públicos, bajo el título de Discurso de la servidumbre voluntaria y editado en la ciudad de La Plata por una editorial llamada "Superabundans Haut".

La palabra justa
Salir afuera, mostrarse. El objetivo de toda persona que escribe es simple, pero muchas veces el mercado no proporciona los medios para que se cierre el círculo que arrancó con el escrito. Algo de esto sabía un casi adolescente Jorge Luis Borges cuando en 1921 publicó el primer número de Prisma, la revista mural en la que los porteños podían leer, en hojas pegadas en las paredes del centro de Buenos Aires, sus ideas y durísimas críticas contra los libros y escritores del momento.
Pero las ideas innovadoras no sólo son fruto de las fluctuaciones del mercado. En Cuba, luego de la caída del Muro de Berlín y el desajuste económico que se vivió mientras la Unión Soviética se desmembraba, una de las faltas más violentas fue la del papel. En ese momento, el grueso de los movimientos de escritores jóvenes (poetas y narradores de entre 15 y 35 años) tomaron una decisión acertada y, por si fuera poco, netamente revolucionaria: salieron a escribir sus poemas y cuentos en las paredes de La Habana. Los vecinos, por supuesto, aplaudieron la medida y cedieron gustosos los frentes de sus viviendas para que el arte triunfe por sobre las necesidades.
Las intervenciones, los grupos de poetas y las revistas como Sismo Trapisonda en La Plata son herederas brillantes de todas esas historias.
Por Miguel Russo, editor de la sección Cultura del diario Diagonales

2 comentarios:

Laura Lago dijo...

muy interesante , da curiosidad y ganas de encontrarse el cd en la calle.

No Publicable dijo...

¿Cuántas posibilidades matemáticas habrá de encontrarse el CD en la calle?