"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

15 de mayo de 2009

Con Onda vaga, vuelve el Ciclo Media Pila


El Ciclo Media Pila vuelve hoy con un concierto de Onda vaga en El galpón de encomiendas de La Grieta (18 y 71), con la organización de Radio Universidad Nacional de La Plata y la presencia de los locales Monoaural como invitados.
Guitarra criolla, maracas, pianica, cajón peruano, cuatro venezolano, palmas, un trombón y voces –cinco voces como instrumentos–, se mezclan como en un fogón improvisado para desgañitar rumbas, cumbias o viejos rock and rolles; tangos alegres, reggae o folclore.
Dice la leyenda que Onda vaga se formó para pasar el verano de 2007 en Cabo Polonio –una playa del Uruguay donde la civilización aún no hizo huella–, y se volvió una niña mimada, con seguidores de la talla de Fito Páez, Andrés Calamaro y Manu Chao.
Aunque es un quinteto, en aquel primer momento se trató de un cuarteto que sólo quería tocar en vivo en el barcito del lugar, desenchufados. Los músicos, provenientes del rock independiente porteño, juntaron los instrumentos que tenían a mano, consiguieron que les prestaran un cajón peruano y con maracas y todo se fueron al bar. El dueño necesitaba anunciarlos en la pizzara y les preguntó como se llamaban: “Onda vaga”, sentenció uno.
Ahora protestan contra los que los describen como vagos y sacan a relucir sus actividades, porque a Onda vaga cada uno le suma otros proyectos rockeros. Germán Cohen toca en Satélite Kingston y Me darás mil hijos, Marcelo Blanco y Nacho Rodríguez están en Tronco y en Nacho y Los Caracoles, y Marcos Orellana y Tomás Gaggero siguen en Michael Mike. Entonces, dicen, de vagos, nada: “Interpretan lo vago desde la vagancia y no desde la vaguedad... No somos vagos: hacemos notas, ensayamos, cada uno hace sus canciones en su casa, estamos planeando un segundo disco en menos de seis meses, cada uno estudió su instrumento...", disparó Cohen en una nota. Daba para la polémica, y Diagonales arrancó con el mismo Cohen por ahí.
–Eso de la vaguedad suena poco creíble...
–Y bueno, puede ser. Ahora tengo otra explicación alternativa. Vamos a decir que el nombre salió del Poema LXXII, de Gustavo Adolfo Becquer, que empieza “Las ondas tienen vaga armonía…”. Pero bueno, lo cierto es que algunos de nosotros le encontramos un sentido en ese lugar que marca la desprolijidad de las olas en el mar, que también tienen una vaga armonía.
–¿Cómo pasaron del barcito de Cabo Polonio a festivales con R.E.M. y The Jesus & Mary Chain?
–La banda surgió en enero de 2007 y no volvió a tocar hasta agosto, en una fiesta. Entonces, empezamos a decirles a nuestros conocidos que nos invitaran a cuanta fiesta hicieran, que nosotros íbamos a tocar. Así fue que hubo fines de semana que tocábamos en tres lugares. Y decidimos hacer nuestro propio show. La primera vez fueron 15 personas, pero empezó a estar bueno. Fue un poco mágico.
–La mezcla de los instrumentos es muy original. No es una copia de nada.
–No es una copia de nada, pero es una copia de todo. No tiene bajo, pero tiene cajón peruano. Es parecido a lo que puede surgir en un fogón. Hay un tipo que tiene cajón y bueno, toca el cajón. Ahora, a uno le regalaron un ukelele y en el próximo disco vamos a sumarlo. La banda se formó en Cabo Polonio, y ahí no hay electricidad. Éramos unos tipos con una guitarra y un cajón peruano prestado. Empezamos con las canciones que sabíamos de los otros y surgió. Buscado, hubiera sido difícil que saliera.
–¿Qué tocarán en La Plata?
–Nuestros shows no son muy preparados. Lo armamos cinco minutos antes de tocar. Estamos mostrando Fuerte caliente y adelantando temas del próximo disco, que entramos a grabar en junio, creo, porque no somos muy organizados. A eso me refiero con la vaguedad, no tenemos una estructura.

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