"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

13 de septiembre de 2009

El viejo

Conferencia de prensa de José Mujica y Danilo Astori en Buenos Aires:

"Ahora van a dar una conferencia Mujica y el otro hombre", dijo al teléfono el productor del noticiero, con impostación de hombre seguro. "Qué tal, Lorena, sí. Te paso el número de Nacho", promete, y mira a Nacho, que empieza a dictarle su celular: "15 5 7 1 3 3…", dice uno y repite el otro. "Estoy acá, con Nacho consustanciado con toda la cuestión Uruguaya", dice el productor.
–¿Me dijiste que son 300 mil los uruguayos en Argentina? –pregunta Nacho.
–Sí. 300 mil.
–¿Estás seguro?
–Claro –responde el productor.
–Bueno, voy a confiar.

La fórmula presidencial del Frente Amplio en Uruguay, José Alberto "Pepe" Mujica Cordano y Danilo Astori, se presentó en el Luna Park el jueves por la noche en un acto que cerró con un recital del dúo folclórico Los Olimareños. El evento se realizó con la idea de invitar a los 300 mil uruguayos que viven en Argentina a participar de las elecciones que se realizarán el 25 de octubre. Sirvió, además, para juntar dinero para pagar los pasajes de los que quieran viajar y no puedan pagarse el traslado. Hubo una conferencia de presa y los candidatos hablaron a la gente.

La conferencia. Entró en escena el Pepe Mujica, ex guerrillero Tupamaro –14 años preso por la dictadura– y ex ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca del actual presidente del Uruguay, Tabaré Vázquez, recién renunciado a su cargo de senador y candidato a presidente por el Frente Amplio; lo hizo seguido por Astori, su candidato a vicepresidente, ex decano de la facultad de Ciencias Económicas, ex compañero de fórmula presidencial del fundador del Frente Amplio, Líber Seregni, y ex ministro de economía de Vázquez.
Adelante, subió a la tarima el candidato a presidente, que sin sacarse el piloto azul se acomodó delante de los micrófonos a través de los que debía hablar, recostó su cuerpo hacia adelante, apoyó las dos manos sobre la mesa y saludó: "Realmente queremos dar nuestro agradecimiento y un abrazo a la sociedad argentina y muy especialmente a todos nuestros compatriotas uruguayos desparramados a lo largo y ancho de la pampa", dijo.
Entonces, empezó la sesión de preguntas y respuestas característica de toda conferencia de prensa. El primer periodista en hablar preguntó cómo hará para cumplir su promesa de que los chicos vayan al colegio a doble turno. Mujica dijo que les pedirá a los maestros que pulan "un poco" a voluntarios universitarios. "Si esperamos a tener plata no arrancamos nunca", justificó. "¿Qué nos puede decir sobre los lineamientos del UNASUR respecto a las bases norteamericanas en Colombia?", preguntó otro periodista. "No nos planteamos el problema", dijo Mujica, aunque aclaró: "No nos gustan las bases militares. Y no nos deberían complicar la vida con esto".
Entonces, un periodista le preguntó sobre el conflicto entre Gualeguaychú, Uruguay y la papelera Botnia. Y le recordó una propuesta suya de sacarle dinero a la empresa para que financie emprendimientos turísticos del lado argentino, calificado por los ambientalistas entrerrianos como un chantaje. El candidato le explicó que esperaba que "los problemas se transformen en soluciones". Y, en el tono campechano que lo caracteriza, pidió que "no hay que darse manija (…) sino, no podríamos vivir (…) sería una inmoralidad usar papel".
Punto seguido, otro trabajador de prensa recordó que además de Presidente y Vice, Uruguay debe votar en dos plebiscitos: en uno deciden la anulación de la Ley de Caducidad, que impide el enjuiciamiento de los casos de violaciones a los Derechos Humanos ocurridos durante la última dictadura militar, y sobre el derecho a votar de los uruguayos que viven en el exterior desde su país de residencia. Quería saber si el hecho de tener que participar en dos plebiscitos perjudicaría a la fórmula presidencial.
Astori tomó la palabra y dijo que ninguno de los plebiscitos "irá en desmedro de la propuesta electoral frenteamplista". Y agregó que "la legislación electoral brinda la posibilidad de separar las dos cosas". Además, contó que sólo se vota por Sí, es decir que tiene que haber un 50% más 1 de votos positivos entre el total de votos emitidos para que se aprueben las propuestas.
Mujica retomó la conferencia con otra respuesta sobre Botnia y los temas que iba a tratar con la presidente Cristina Kirchner: "Es una tradición del gobierno argentino conceder un par de días de licencia para ir a votar. Nuestro deber es cultivar la mejor relación posible sin inmiscuirnos en cuestiones que corresponden a los argentinos", respondió. Alguien insistió y Astori lo cortó: "No hemos venido en representación de nuestro gobierno".
Les preguntaron entonces "qué pierde la izquierda si tiene que consensuar con la derecha". Y el ex Tupamaro candidato a presidente respondió que si para cumplir con el objetivo de acortar la pobreza a la mitad tenía que concensuar con la derecha, lo haría. "Después, los que hacen los libritos van a decir si fuimos conciliadores o no, pero Uruguay es una provincia pequeña, estamos entre dos gigantes que son Brasil y Argentina, y nuestras dimensiones de mercado no atraen a nadie. Tenemos que tener una pristina claridad para que digan en el mundo 'este es un país muy serio'".
"¿Van a ser socialistas?", preguntó una periodista española. "¿Qué es el socialismo? ¿Qué era? ¿Qué es? ¿Qué será?", retrucó Mujica. Y despojado de etiquetas ideológicas le dijo que iba a trabajar para crear un conjunto de reformas a favor de desarrollar una sociedad lo más justa posible. "No voy a taponar mis ideas para conseguir más votos. Mi sueño es construir una sociedad mejor, más instruida, culta y rica. Que haya una masificación del conocimiento y una sociedad sin angustia por el reparto. Pero no hay que igualar para abajo: hay que igualar para arriba".
Otro periodista preguntó por el UNASUR y Mujica le dijo: "Todavía no somos gobierno y ya nos tiran unos problemas bárbaros".
"¿Está sellado el MERCOSUR?", insistió otro periodista. "Es un proyecto de jerarquía para Uruguay. Pensamos que la apertura al mundo comienza en la región", dijo Astori.
Alguien vuelvió al tema Botnia, el emprendimiento turístico y el supuesto intento de chantaje a los vecinos de Gualeguaychú. "Nunca se puede hacer nada en contra de la voluntad de la gente. Lo más importante es encontrar una solución", respondió Mujica.
Un periodista planteó entonces la posibilidad de que haya un corte de puente el 25 de octubre, día de las elecciones en Uruguay, y preguntó qué posición tomaría el Frente Amplio, que necesita de los votos de los uruguayos en Argentina para ganar las elecciones en primera vuelta. "Una posición pacífica, tranquila y buscando la mayor bonhomía", explicó el candidato a presidente. Y agregó: "Yo me planteo transformar los problemas en posibilidades, por eso se me ocurrió que la empresa financie programas turísticos, porque debemos propender al desarrollo". Entonces, se confesó "admirador de Lula (el presidente de Brasil, Luis Ignacio Da Silva) que logró manejar un país con minoría porque, con la sapiencia de un gremialista, negocia, negocia, negocia y si no puede conseguir 100 consigue 20". "¿Y Venezuela?", preguntó alguien que quería saber si debía sumar a Uruguay en “el eje del mal”. "Tenemos que ser puente y no inmiscuirnos en la política interna", resumió Mujica.
Y "buenas noches, muchas gracias. No lo tomen como una restricción a la libertad de preguntar, pero ya es la hora y los candidatos tienen que pasar al auditorio para hablar al público", dijo el organizador.

En escena. Un clip con música de Viglietti emocionaba a los uruguayos y argentinos que esperaban por la fórmula Mujica-Astori y la presencia en vivo de Los Olimareños. Estaban en primera fila el intendente de Morón, Martín Sabatella, y el gobernador de Santa Cruz, Hermes Binner. Bastante más atrás, Luis D' Elía.
La gente aplaudía las grandes banderas del Frente Amplio que mostraban las pantallas, aunque los momentos más emotivos se los llevan Líber Seregni y el plan Ceibal, aquel por el que cada maestro y cada alumno de la escuela pública dispone de una computadora portátil de 100 dólares.
Claudio Orellano, el locutor que se hizo famoso en Crónica TV, ofició de maestro de ceremonia, recordó los plebiscitos y tras una breve arenga presentó a Astori, que ya estaba parado en el escenario, apurado por nadie, según él mismo reconoció más tarde.
El por segunda vez candidato a vicepresidente del Uruguay por el Frente Amplio agradeció al público la presencia, enumeró los compromisos cumplidos y afirmó que la izquierda ya demostró que puede conducir el país y asegurar crecimiento económico para mejorar la calidad de vida de la gente.
"Exhibamos a los que no están acá lo que ha conseguido el gobierno del Frente Amplio y comparemos con lo que hicieron otros: tenía que llegar el Frente Amplio para transformar a Uruguay", aseguró.
Más trabajo, más educación, mejor salud, el plan de Apoyo a la familia y el plan Ceibal con sus alumnos y maestros computarizados. Al que hay que sumarle la promesa de llevar adelante un plan Cardales, con el que se computarizará a los chicos de la secundaria pública: "No hay arma más poderosa para hacer justicia que no sea la educación, el conocimiento", dijo el candidato. Y más: "Aquellas políticas no cayeron del cielo, fueron producto del trabajo de servidores públicos. Hoy no se trata de que algún oriental se pregunte si podemos gobernar".
Astori habló de seguridad, de tener en cuenta las causas del delito y la necesidad de ser más eficientes en la prevención. Y de las otras seguridades, la que necesita el trabajador, la seguridad de saber que seguirá en su puesto, que tendrá un buen trabajo, que podrá progresar; de un programa para "reconquistar el derecho de permanecer en la patria en la que nacieron".
Se despidió con versos de Miguel Hernández:

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

Y entonces, Astori presentó al candidato a presidente y entró en escena el Pepe Mujica, con cierto andar bailarín, como el tigre Gatica lo habrá hecho en ese mismo Luna Park, pero no con una bandera argentina sino con una uruguaya, que colocó delante del atril colocado sobre el escenario. Después, se sacó su piloto delante de la gente y tomó un micrófono inalámbrico. Saludó: "Compañeros, compatriotas, queridos argentinos, compatriotas de la patria grande que todavía está por hacerse. ¡Uh! Qué fuerte que suena esto", dijo, sorprendido por el volumen del micrófono.
En el escenario, Mujica, de 74 años, caminó de una punta a otra, siempre al borde, lo más cerca que pudo de la gente que estaba sentada en la platea. Desde el escenario, contó unas anécdotas: les dijo que claro, que "los uruguayos cuando rajamos, rajamos para Argentina, para Buenos Aires, que es lo más cerca, el primer punto de recalada". Y contó que algún compañero alguna vez le explicó: "Mi patria es donde comen mis hijos". Y que "es una cosa muy seria, muy dramática, descuajarse de la niñez, de la adolescencia y tener que hacer raíces nuevas. Y que salgan canas y arrugas y no poder volver por no querer hacer sufrir a los chicos ese descuajarse. Nosotros, los uruguayos nos hemos dado el lujo de descuajarnos, no importa si fueron razones económicas o políticas, pero esta patria grande tiene algo de nuestra nostalgia, de nuestros hijos. Como decía Jorge Abelardo Rama: 'fundamos muchos países porque no podemos fundar la patria'".
Mujica habló a la gente como el hombre campechano que es. Se tragó todas las eses que corresponden, dijo pa por para, pal en lugar de "para el" y esas cosas parecidas: balero por cabeza o inteligencia. Y aseguró que "el Frente no pelea por ponerle una banda presidencial en la panza a un viejo. Pelea por un proyecto de 20 ó 25 años".
El discurso estuvo destinado a convencer a los uruguayos a que vayan a votar. Y que convenzan a otros uruguayos para que crucen el charco. "Unos por allá dicen: Estos van a la Argentina a buscar votos… ¡Seguro!", dijo Mujica. Y explicó: "La verdad es que los que tienen guita en el Uruguay pueden votar aunque estén en Tanganika. Pero ahí están los críticos, se ponen con pinta de prócer y dicen (los uruguayos que viven en el exterior) 'van a decidir la suerte de otros' (los que viven en el Uruguay)". Y justificó: "Tomar una decisión cívica es generar un lazo, porque no estamos dispuestos a resignarnos a no tener lazos. Hay que asumir actitudes y compromisos". Además, se preguntó: "Cuánto durarán estas fronteras en las que nos criaron".
Viajar a votar, dijo Mujica, significa tener "un sentido amplio de la lucha y la solidaridad intrageneracional", porque el Frente Amplio "no va a agotar un programa en cinco años, subiremos unos escalones, pero no hay un triunfo final, es una lucha permanente por la eterna transformación, por el progreso".
Sobre el qué hacer de su gobierno posible, prometió: "Ya que no tenemos recursos, ya que somos pequeñitos, ya que tenemos que apostar a la calidad, apostemos a la calidad de los cosos y no de las cosas. Apostemos a la calidad de los seres humanos, de nuestros hijos. ¡Que las nuevas generaciones sean mejores que nosotros!".
Mujica mencionó el plan Ceibal, dijo que el 40 % de los chicos nacen en hogares pobres y que sólo el 4 ó 5 % de ellos llega a la universidad. Entonces, contó que quiere que "cuando un uruguayo camine por el mundo digan 'ojo, es un bocho, es uruguayo. Un país de baleros". Y arengó: "Somos muy ordinarios si no lo hacemos, tenemos que enamorarnos de la sabiduría, del conocimiento, de la cultura. Somos responsables por los gurises (los chicos)". Y dio los ejemplos de Finlandia y Holanda para hablar de dos países supuestamente pequeños e improductivos.
En tono campechano, como de cacique que sabe, como viejo jefe de la tribu, contó que "hace unos años nos dividíamos por la ideología y estaba bien, pero ahora tenemos que pelear por los valores, pelear pa ser derechos, pa ser solidario, pa compartir, pa construir nosotros la verdadera ideología: la lucha por los valores".
Después, arengó: "Tengan hijos, edúquenlos, pastoréenlo cortito, que aprovechen las pilas que tienen. Si tenés un hijo no le dejes una fortuna, dejales la cabeza y el alma cultivada. No sólo vinimos por el voto, sino por el compromiso".
Como su compañero de fórmula, habló sobre seguridad: "Vas a cualquier capital, te meten en el hotel y te dicen ‘no vayas a salir que no se puede’". De la droga: "No vas a salvar al gurí de la droga con un policía atrás de un arbol. Lo vas a salvar si tiene el bocho claro". Y después insistió con la idea de trabajar en educación para conquistar el mundo: "Nadie va a desconfiar del imperialismo uruguayo", bromeo. ¿O no?
Entonces, por primera vez, mencionó su costado ideológico con una cita a Lula, que dice que "el corazón está en la izquierda".
Al insistir sobre la necesidad de la participación electoral, Mujica aseguró que "las luchas que valen son las que se transmiten", entonces pidió a los presentes, a los militantes: "Hablen con los incrédulos, con los desencantados, con los que no se comprometen, con esos que cuando en la televisión dan un programa político se ponen a mirar a (Marcelo) Tinelli o cualquier otro parecido. Los que puedan ir a votar, vayan", pidió.
"Vamos a ir todos", gritó alguien de la tribuna.
Entonces, Mujica dijo que se va a meter en los barrios periféricos "con amigos, con milicos, con voluntarios, a ayudar a la gente pero no por la gente, por nosotros". Y recordó su promesa de hacer una escuela de tiempo completo y a los que le preguntan cómo lo va a hacer les respondió: "Si voy con el proyecto al ministro de economía lo infarto, pero, como pobre, hay que inventar recursos".
Y pidió otra vez: "Orientales argentinos dennos una mano, vale la pena hacer cosas que no son pal bolso, son pal bobo. Valdrá la pena una y otra vez volver a empezar, derrotados son los que dejan de luchar, los que se resignan". Y se despidió, contundente: "Estar vivo es un milagro y hay que homenajear a la naturaleza generando vida".
Después, tocaron Los Olimareños. Y fue apenas una anécdota, como aquel militante que cada vez que terminaba un tema les pedía: "El fusilao, el fusilao".

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