"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

28 de diciembre de 2008

De la mano de Calvino


Comenzó a formarse en el teatro platense cuando tenía 13 años. Iba al colegio y después cursaba la preparatoria en la Escuela de Teatro. Allí también hizo el terciario mientras estudiaba periodismo en la Universidad Nacional de La Plata. Todos los años pensando que iba a cambiarse a Letras, pero quedándose en periodismo porque le iba bien. Es dramaturga, aunque su formación la impulsa también a la dirección. Mariela Anastasio tuvo este año en cartelera dos obras infantiles que preparó con el grupo Topográfico, del que es parte, y una para adultos, producida por la Comedia Municipal. Sus trabajos la llevaron a Colombia, Perú y Brasil. Fue invitada para ir a El Salvador, pero no pudo ser. Y vino la revancha: en febrero viaja a Venezuela para dirigir un grupo local en una obra que está escribiendo, basada en un libro de Italo Calvino.
Anastasio tuvo buenas maestras: Beatriz Catani y Diana Amiama en La Plata; Cecilia Propato, Susana Torres Molina y Natalia Pizzuto en Buenos Aires. Continúa con Alejandra Varela.
"Siempre pensé que iba a vivir del periodismo y que el teatro iba a ser un hobby, pero por suerte fue al revés", reveló a Diagonales. Este año fue el último en la Escuela de Periodismo Deportivo, en la que dio clases de periodismo radial durante ocho años; aunque seguirá con el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica, donde enseña Interpretación para locutores y Dirección de actores y Taller de libretos y guiones para productores.
Estudió periodismo porque le dijeron que iba a escribir más que en Letras, pero cada año pensó que debía mudarse de carrera. Le iba bien, aprobaba, y se quedaba. Entonces, decidió seguir el profesorado.
Con 29 años recién cumplidos prepara una obra basada en el libro Las ciudades invisibles, de Italo Calvino. "Voy a viajar a Maracaibo invitada por el grupo Ciudadpuertoteatro", contó.
–¿Cómo surgió la invitación?
–Vieron mi trabajo en un encuentro que se hizo en Perú y les gustó. Quieren tener una experiencia de dirección conmigo.
Sin esperar preguntas, Mariela cuenta: "Ellos vieron Paraguas y relojes, una obra para todas las edades, aunque se presenta como una obra para chicos. Es muy delirante, con muchos saltos temporales y con dos actores que transitan por seis personajes. Se los exprime al máximo. Creo que les gustó la austeridad de recursos con los que está hecha. La verdad es que cuando el actor labura bien no se necesita nada más. Y es que el actor lo es todo. Un buen actor, potencia".
Lo cierto es que para esta situación particular, Anastasio comenzó a trabajar con el texto de Calvino y creó situaciones propias. "En el libro, un emperador chino le pide a Marco Polo que le cuente las ciudades fantásticas que no va a poder ver. Los personajes no serán los mismos, en la obra van a ser un emperador y un viajero y los espacios y las historias van a ser inventadas. Termino de escribir la obra y se las mando. Ellos van ensayando con su director hasta que llego yo y lo hacemos juntos. Ya consiguieron el teatro".
–O sea que estrenan enseguida...
–Si. En el teatro Baralt. Cuando vi las fotos me dio terror: ¡Es como el Colón! Escribo la obra en la computadora, con la foto del teatro de protector de pantalla, es un como elemento de presión para terminar la obra, como el desafío a vencer.
Pese a la experiencia en el extranjero, Anastasio aspira a fortalecer a su grupo Topográfico, que trabaja para construir su propia sala en La Plata, organizar eventos para que colectivos artísticos de otras ciudades y países visiten la ciudad y que sus obras puedan salir de gira.
"La Plata es una ciudad con una producción cultural increíble. Lo veo cuando le cuento a alguien cómo es la ciudad en la que vivo. Sólo para el Concurso Municipal se presentaron sesenta grupos. Pero hay más grupos que espectadores. Y es muy difícil mantener una obra en cartel por más de dos meses. Por eso pensamos que tanta energía, tanto esfuerzo y tanta investigación merece que podamos hacer giras, ir al interior o viajar al exterior, para lo que estamos conectados a través de la web (www.entepolavi.blogspot.com) con otros grupos a los que conocemos a través de los EnTePoLa (Encuentro de Teatro Popular Latinoamericano); encuentros no competitivos en los que se debate qué es el teatro latinoamericano, se genera un lugar para conocerse y en el que cada invitado se toma un día para darle un taller a los demás", contó Anastasio.
–¿Qué cosas se van aprendiendo a medida que uno sale de la ciudad o del país?
–Uno empieza a ver que hay otras fuentes de trabajo. El intercambio permite ver cómo trabajan los demás, ver los espectáculos y discutir sobre el modo de hacer. Es muy enriquecedor porque hay tantas maneras de producir como lugares en el mundo.

RECUADRO
Actividades
En los últimos dos años, Mariela Anastasio hizo Paraguas y relojes con su grupo de teatro Topográfico. Se trata de un trabajo de investigación actoral basado en Alicia en el país de las maravillas y Alicia a través del espejo, de Lewis Carroll. "Con esa lógica onírica, se construyeron los protagónicos de Matilda y Perdomo, quienes trascienden las leyes del tiempo y el espacio", dice Mariela.
El grupo presentó en 2008 La Princesa Rana, otro infantil para todo público, basado en un cuento popular ruso que, a decir de los integrantes del Topográfico, "presentaba una bella estructura argumentativa y múltiples posibilidades de adaptación para ser llevada al teatro".
Por otra parte, Anastasio ganó este año el concurso de proyectos teatrales de la Comedia de la Municipal. Y estrenó en el Pasaje Dardo Rocha Buenos Aires, Hiroshima, Líbano –esta sí, definitivamente, para adultos–, una obra que contó con la actuación de Ernesto Meza, Ana María Haramboure y Néstor Villodo. Para escribir la obra, la dramaturga estudió las consecuencias de la bomba atómica Little Boy (Nenito) arrojada por el Enola Gay sobre la ciudad de Hiroshima. En el texto, bombardean Buenos Aires y tres sobrevivientes escapan en un tren que queda varado en Líbano, un pequeño pueblo de Laprida, en la Provincia de Buenos Aires. El vagón es un refugio a la radiación que quedó en el ambiente como consecuencia de la guerra.
–En esa obra hay una científica que trata de hacer mil grullas de papel...
–Sí. Está basada en la historia de Sadako Sasaki, una nena que tenía dos años cuando tiraron la bomba atómica sobre Hiroshima (el 6 de agosto de 1945). Sobrevivió, pero a los 11 años le diagnosticaron leucemia (conocida como la "enfermedad de la bomba A"). Su mejor amiga le contó una vieja leyenda en la que los dioses concedían un deseo a una persona que construyó mil grullas y la nena empezó con su creación. Murió después de 14 meses de internación sin cumplir con su objetivo y luego de haber cambiado su deseo para salvar a todos los chicos afectados por la explosión. Sus amigos terminaron con las mil grullas y en su nombre se levantó un monumento en el que se recuerdan a todos los chicos que murieron a causa de las bombas atómicas.

Foto: Alberto Direnzo

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