"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

13 de agosto de 2009

Emotivo adiós a Juan Andrés Maldonado


Los restos de Juan Andrés Maldonado, asesinado de un tiro el domingo a la madrugada en la puerta de la disco Alcatraz, en Berisso, fueron inhumados en el cementerio público local después de haber recorrido las calles de la ciudad, precedido por una bandera que exigía "Justicia para Juan".
A las 11 de ayer, Mercedes, la mamá, y los 8 hermanos de la víctima, salieron de la casa velatoria después de bajar las escaleras que los sacó directamente de la sala D, en la plata alta, a la calle.
En la vereda, los familiares advirtieron la presencia de una decena de cámaras, apostadas en U para tomar la salida del coche fúnebre. Uno de los camarógrafos caminó hacia la mujer, pero el hijo mayor levantó el brazo derecho lo más alto que pudo, con la palma hacia delante, y el hombre se detuvo, dio la vuelta y volvió a su puesto.
Un vecino que pasaba por la vereda de enfrente imaginaba que tanto movimiento debía ser por esa noticia que vio por la tele: "¿Esto es por el chico asesinado en la disco?", preguntó. Tres vecinas que acababan de salir del autoservicio Olivares conversaban animadas en la vereda. En el techo de la casa pegada a la sala velatoria, un hombre joven tiraba un cable para conectar una antena de TV.
La madre lloraba en la entrada de la sala secundada por las voces de los cronistas de la radio y la televisión: “Andrés Maldonado, asesinado el domingo”… “los restos de Juan Maldonado serán inhumados en el cementerio local”… “la víctima fue velada en la casa de sepelios Flamini, ubicada en la intersección de las calles 11 y 163”…. “Juan Andrés recibió un disparo en el pecho que le ocasionó la muerte”… “hasta esta mañana no había detenidos por este crimen, en el que está implicado parte de la barra brava de Estudiantes”, decían.
A las 11.09 comenzó a levantarse la cortina metálica. Y a las 11.10 los vecinos comenzaron a despedir a la víctima con su primer aplauso del día. Luego, el coche fúnebre se hizo cabeza de una caravana de familiares, amigos y vecinos que irían hasta el cementerio, algunos en sus autos particulares, otros en bicicleta, en moto o subidos a un colectivo de transporte de escolares dispuesto para trasladarlos.
Algunos pocos vecinos atendían en el cementerio local los arreglos florales en las sepulturas de sus seres queridos. La señora que le ponía flores a su abuela Tatiana, fallecida en 1975, advirtió la presencia de los vecinos del barrio Chino, del barrio Solidaridad, y se detuvo en sus labores para ver a la gente llegar al lugar.
“¡Ay, mi hijito! ¡Mataron a mi hijito, a mi hijito adorado! ¡Me lo mataron! ¡No lo tengo a mi hijo, no lo tengo más a mi hijito!”, lloraba Mercedes, sostenida por sus hijos, mientras que otros familiares y amigos de Juan Andrés cargaban el cajón con sus restos.
Algunos brazos se estiraron para tocar la madera por última vez, antes de que fuera enviado adentro del nicho. Y a las 11.38 se escuchó el golpe seco de la tapa que se cerraba. Hubo otro aplauso, cerrado, y de fondo quedaron los llantos de la familia y los amigos, mientras el viento hamacaba a las ramas más altas de los árboles, que sonaban.
En el nicho, quedó una placa blanca con apenas una identificación, en papel, escrita a máquina: Juan Andrés Maldonado 13/12/1984 - 9/8/2009.

Recuadro:
Después del sepelio, los familiares y amigos de Juan Andrés Maldonado marcharon hasta la puerta del boliche Alcatraz, en Montevideo y 5, donde se produjo el crimen, y después de un aplauso fue cada uno a su casa. Había algunos policías apostados en el lugar y otros muchos en la comisaría Primera, preparados para responder a posibles incidentes que estuvieron lejos de producirse.

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