"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

8 de marzo de 2010

Oficios terrestres



En una casa de 11 y 68 un hombre guarda los recortes de su vida. Contra una pared, colgados unos sobre otros, Pedro Alberto Peroni, de 84 por cumplir, puso los moldes de las polleras, los pantalones, las camisas y los blazers que hizo cuando era un joven emprendedor que aprovechaba su oficio de sastre para comenzar a vestir a los colegios platenses.
–¿Cómo fue que empezó a vestir a los estudiantes?
–Me vino a buscar el sacerdote del colegio Padre Castañeda (13 entre 68 y 69). Usaban blazer color bordó y no se conseguía en confección. Yo lo cortaba, lo hilvanaba, lo probaba y, si había que hacerle alguna corrección, lo afinaba. Al otro día lo entregaba. Las chicas usaban boina.
–¿Trabajaba solo?
–Era capaz de levantarme a las cuatro de la mañana para cortar un molde, pero no trabajaba solo. Tuve una compañera buenísima en mi mujer y también un oficial de primera. Un hombre que también trabajaba con su esposa.
–¿Qué hacía su mujer?
–Ella se encargaba de la administración y de las empleadas. Ordenaba las ventas.
En la pequeña habitación en donde Peroni guarda moldes de camisas, jumpers y polleras evasé, también resguarda una máquina en la que todavía se sienta a coser, a veces para su mujer y compañera de toda la vida, Carmen Fiscarelli, y otras para alguno de sus nietos.

Don Peroni empezó en el oficio de sastre en Junín, aunque fue en La Plata donde terminó de formarse.
Tenía 14 años cuando comenzó a trabajar. El primer año en la sastrería no cobró un centavo. El papá había acordado con el sastre que le enseñara el oficio al mayor de sus hijos varones (en total fueron siete hermanos). Algo que se acostumbraba, tanto que en el negocio había otro aprendiz de la misma edad, también enviado por sus padres.
En aquel entonces, Peroni hacía de todo. “Limpiaba los vidrios y hacía los mandados. Era así porque también me enseñaba un oficio”, recordó.
Cuando empezaba el segundo año en la sastrería, el dueño se apiadó de sus aprendices y comenzó a pagarles unos 120 pesos mensuales. Sin embargo, el papá de Peroni no tuvo mejor idea que hacerse un traje a medida y con lo que costaba el traje dejó a su hijo con otro año sin paga.
Cuando tenía 16 años su familia se trasladó a La Plata con la idea de quedarse. “Mi papá había conseguido trabajo en la Dirección de Escuelas y a mí me llevó a una sastrería de 11 y 59. La fachada del edificio está igual, aunque ahora funciona una carnicería”, contó Peroni.
Una cosa llevó a la otra. El hombre conoció a un sastre platense de apellido Rucci y trabajó para la casa Delmar, hasta que un día de 1948 se decidió a armar el taller en el patio de la casa de sus padres, en 68 entre 10 y 11, con su propia máquina de coser. “Si ponés el lomo Dios te ayuda”, revela: el vecino de la esquina de su casa le ofreció un local en el que podría trabajar. Y a los pocos meses de haberse mudado, otro vecino le alquiló un salón con luz y gas, para que, además de confeccionar o arreglar ropa, pudiera exhibirla para la venta. En 1950 tenía abierto un negocio que ya no debía compartir con nadie en la esquina de 11 y 68, ahí donde hoy vive. No tenía cocina ni baño, sino apenas un salón y tres habitaciones que reformó en pocos meses.
Al tiempo llegaron los primeros uniformes del Castañeda y luego de todos los colegios privados de La Plata. Los moldes aún están guardados en su casa, junto al caballete, el pascalote y la media luna.
–¿Por qué guarda los moldes?
–Algunos se pueden usar. Mis hijos tienen algunas cosas que usan, pero… además… lo que pasa es que me da lástima. Me ha pasado que tiré algo y después lo ando buscando.
Los moldes de Peroni son recortes en los que se puede leer la historia de la ropa de los colegios platenses. Sus tres hijos tuvieron sus propias inquietudes y, aunque dos de ellos siguen con el negocio familiar, heredaron el bordó e impusieron el escocés. Y fueron de la camisa, el blazer y la corbata a la chomba.

Foto: Alberto Direnzo

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