"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

18 de septiembre de 2011

“Perdimos la esperanza de encontrar vivo a mi viejo”


“Ver que hay cosas que no funcionan te golpea más”, dice Rubén, en un alto en su trabajo en la carpintería que tiene pegada a la casa de su infancia, aquella casa de la que su padre fue secuestrado el 27 de octubre de 1976 y de la que desapareció el 18 de septiembre de 2006, luego de poner en palabras sus recuerdos del horror vivido en el juicio por el que se condenó al ex comisario Miguel Osvaldo Etchecolatz a la pena de reclusión e inhabilitación perpetua “por delitos de lesa humanidad en el marco del genocidio que tuvo lugar en la Argentina entre 1976 y 1983”.

–¿Cómo está la familia frente al nuevo aniversario de la desaparición de tu papá?
–Como siempre: unidos, luchando y con la esperanza de saber qué pasó, porque perdimos la esperanza de encontrarlo con vida. Quisiéramos saber dónde está. Después, si tenemos suerte, que la Justicia encuentre a los culpables.
–Cuando tu papá desapareció los organismos de Derechos Humanos retomaron su consigna de “aparición con vida y castigo a los culpables”. ¿No te parece que el castigo o la justicia es una idea que hay que defender?
–A esta altura me conformo con saber dónde está mi viejo. Venimos muy decepcionados, porque hace ocho meses que no hay movimientos en la causa. Y el que hubo fue muy esporádico. La última novedad importante fue el rastrillaje en el parque Pereyra, que nos golpeó mucho anímicamente porque la aparición del supuesto testigo de identidad reservada fue una burla, una tomada de pelo. Nosotros pedimos que se procese al abogado (Alejandro) Sánchez Kalbermatten, porque, más allá de la falta ética, nos tomó el pelo. Su denuncia no era nada. Nos presentó un supuesto testigo de identidad reservada que nunca apareció. Peor aún, nos mandaba mensajes mediáticos diciendo que estábamos buscando mal. Se suponía que se estaba presentando como testigo de identidad reservada y aparecía en televisión hablando de espaldas ¿Ahí no lo iban a reconocer? Yo tomo como que la declaración la hizo él, porque el otro nunca apareció.
–Fue un momento complicado.
–Ver que hay cosas que no funcionan te golpea más. Yo recién ahora me estoy recuperando. Lo único bueno que generó lo del parque Pereyra fue que más gente tuvo presente lo que pasó y muchos llamaron al 911 y al 0800.
–¿Qué decían?
–Que lo vieron en un geriátrico, también en un hospital. Todas cosas que dieron resultados negativos, pero al menos el caso tomó algo de relevancia, porque en todo este año apenas se pudieron lograr dos o tres cosas.
–¿Cuáles?
–Después de tres años logramos que la Cámara de Casación Penal nos dé el visto bueno para que se investigue quién debería haber previsto que esto no pasara. Además, volvieron a procesar al ex comisario Eduardo Zaffino por el papelón de Atalaya, pese a que el fiscal Marcelo Molina pidió el desprocesamiento. Quedará demostrado que hubo una puesta en escena. Fue otra tomada de pelo, llevaron a un perro que no servía para hacer el rastrillaje (se sospecha que hubo ropa plantada para generar confusión en la investigación).
–¿Cómo iba tu papá al juicio?
–Cuando declaró lo acompañamos nosotros. Fue con mi hermano (Gustavo) y mi primo Hugo hasta el centro, donde se encontraron conmigo. El día de los alegatos lo iban a acompañar mi primo y mi hermano, que estaba viviendo en la casa de mis viejos en esa época. Ya el domingo al mediodía mi viejo había arreglado con mi primo que lo pasara a buscar a las 9. La audiencia era a las 10, pero él quería llegar antes. Estaba ansioso, pero bien. Supongo que fue muy difícil para él revivir todo lo que pasó…
–Ustedes dicen que no militaba…
–Claro… hizo trabajo social, nos llevaba a jugar al fútbol.
–Pero aquel día dijo: “no me da vergüenza decirlo, colaboraba con montoneros”.
–El día que escuché su declaración me quedé pasmado.
–Aquel día que vos lo acompañaste.
–Te imaginás que él tuvo 30 años eso en la cabeza. Una cosa es tenerlo y otra poder contarlo: te sacás un peso de encima pero te cae otro más pesado. Lo único que había hecho en todos esos años fueron unos dibujos. Nunca pudimos saber si alguien le aconsejó que lo hiciera para no perder la memoria o lo hizo porque quiso. Lo que sí se estableció fue que, dentro del desorden que tenían los textos y los dibujos -porque usaba los reversos de cualquier tipo de papel, las bolsas de cemento-, él tenía un orden para hacerlo. Había una lógica. Eso fue lo que nos dijeron los peritos. Si lo estudian pueden sacar una conclusión.
–Debe haber sido bueno para él.
–Evidentemente le sirvió para recordar muchas cosas, el stress a veces te hace perder la memoria, eso le sirvió para recordar. Incluso, cuando salió (de la Unidad 9, en donde estuvo detenido a disposición del Poder Ejecutivo Nacional) estuvo mucho tiempo averiguando, investigando, juntando datos.
–A los lugares los conocía como nadie.
–Los tenía bastante claro. El otro día estuve recorriendo la zona de Arana (el Centro Clandestino de Detención que funcionaba en la estancia La Armonía, en 137 y 640) con la gente de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) que está por hacer un documental. Él conocía el lugar porque había trabajado por ahí, pero nosotros también fuimos muchas veces. Siendo chiquitos, íbamos al puente de fierro de la calle 90 y salíamos a caminar por las vías (del tren que pasa por Arana e iba a Correa), como unos giles, a cazar pajaritos, y el tipo estaría haciendo su investigación, comprobando los lugares, tratando de recordar.
–Extraordinario.
–Sí, incluso logró señalar el lugar exacto, detrás del pozo de Arana, donde habían sido quemado con goma los cuerpos de muchos desaparecidos. Muchos dijeron que estaba delirando, pero no deliraba nada.
–Volviendo al día en que desapareció. No se sabe con certeza si se acostó a dormir.
–Mi vieja se había tomado una pastilla para dormir y no sintió si se acostó. Lo cierto es que al otro día vio que la cama estaba abierta, pero sin ninguna marca, por lo que tal vez no se haya acostado. Mi viejo siempre se quedaba hasta tarde mirando tele. Para cuando se iba a acostar, ella ya estaba dormida. Puede ser que no haya dormido. No se sabe.
–Pero sí lo vieron el domingo.
–A la tarde estuve con él, porque tenía que cargar la camioneta para ir a trabajar a Capital. Por eso te digo que estaba ansioso, pero bien.
–¿Qué pasó cuando tu hermano y tu primo se dieron cuenta que tu papá no estaba?
–Fueron para la Municipalidad (donde se desarrollaba el juicio, en el Salón Dorado) porque creyeron que se había ido solo. Hablaron con Nilda Eloy y cuando salen mi primo se encuentra con que le habían secuestrado la camioneta porque la había dejado mal estacionada y mi hermano se volvió solo en un taxi.
–¿Hizo la denuncia en el momento?
–Fue a la comisaría Tercera, pero le salieron con eso del protocolo de desaparición de personas adultas, que no existe, pero que usan de excusa para no tomar la denuncia. Le dijeron que tenía que esperar 48 horas. Generalmente pasa que las primeras 48 horas son tan vitales e importantes que cuando se perdieron, fuiste. Es lo que pasó en este caso, los testigos que decían haberlo visto (dicen que entre las 9.30 y las 10 del lunes 18 de septiembre) aparecieron a los 5 o 6 días.
–¿Creés que esos testigos son confiables?
–Creo que son ciertos. Es raro, porque mi hermano y mi primo se encontraron a las 9 y no lo vieron, pero 9.30 lo ven varios vecinos a una cuadra de la casa. ¿A qué hora se fue para estar a una cuadra?
–Se confundirán de día.
–Parece que no, porque cada uno de ellos asocia que lo vio y otro hecho puntual. Uno lo veía todos los días y está seguro que fue ese lunes y no el anterior, o el otro, porque se acordaba que habían jugado Gimnasia y Banfield. La otra chica, que es la primera que lo ve, recordó que su hijo no había ido a clases de educación física y que lo llevó al trabajo. Cinco personas lo vieron pasar.
–Es muy confuso.
–Evidentemente estaba con alguien conocido, sino, no tiene sentido.
–Los testigos lo vieron a él sólo…
–Solo.
–Ustedes tuvieron algún recuerdo de la primera desaparición, pensaron que tal vez lo hubieran secuestrado.
–Pensamos que le había pasado una cuestión… que le había pasado algo en la cabeza… que se le había saltado la térmica.
–Una autodefensa. Mejor pensar que se fue, aunque le haya saltado la térmica.
–Sí. Pensamos que había alguna cuestión de autodefensa y había tenido algún problema psicológico.
–Tal vez ustedes también hayan reaccionado con una cuestión de autodefensa. Era preferible que se fuera solo a que lo hubieran vuelto a secuestrar… No hay dudas que su desaparición fue porque declaró en el juicio.
–Algo en torno al juicio tiene que ver. Él quería que se haga justicia. Mi vieja estuvo mucho tiempo enojada con mi viejo porque si no hubiera ido al juicio… qué iba a pasar… no le hubiera pasado nada. Recién se lo pudo contar a mi mujer hace unos años.
–¿Tenés sospechas?
–Por más que tenga sospechas de alguien, nunca acusé, porque si yo digo: muchachos vengan que voy a acusar a alguien podría armar un lío bárbaro.
–¿Te han dicho?
–Tengo alguna idea, pero no tengo nada concreto, ni siquiera para presentarlo al juzgado. Fijate lo que pasó en el caso Candela (Rodríguez). Tengo un arma fuerte y no la uso, porque no quiero, no es mi estilo. Si él pudo esperar 30 años, yo no voy a ser menos. Voy a esperar.

FOTO: Alberto Direnzo

1 comentario:

Contratar Famosos dijo...

Seguimos viviendo en el pais del nadie vio nada, nadie sabe nada, ni escuho nada, y asi estamos... me duele que mi pais sufra de falta de memoria y repitamos siempre los mismos errores