"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

26 de marzo de 2015

Las fauces de la duda


—Hace muchísimos años, cuando a Adolfo Pérez Esquivel le dieron el Premio Nobel de la Paz, nos invitó a compartir con él esa gira que iba a hacer por el premio que le habían dado. Y en esa gira, él y el doctor (Emilio) Mignone empezaron a decir que los desaparecidos estaban muertos. Y a las Madres nos dio mucha rabia porque dijimos: “Quién dijo que están muertos. Ellos no pueden decretar la muerte de nuestros hijos”. Los milicos estaban callados, los fachos no habían dicho nada. Entonces, las Madres rechazamos esa idea, entre el 79 y el 80, de que había que buscarlos muertos. Quién nos lo había dicho: nadie nos dijo nada. Y el 5 de diciembre de 1980, estando en Suecia, hicimos la primera declaración de “Aparición con vida” de todos. Porque no íbamos a aceptar la muerte por decreto. Y así empezó la batalla con los organismos, que no querían poner “Aparición con vida”, porque los organismos, que eran el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales) y el Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ), y esto no es una crítica que yo les estoy haciendo a las organizaciones… Simplemente, como decimos las Madres, queremos contar la verdad que está puesta en este pañuelo blanco que no se rinde y que no negocia. Y qué pasó, compañeros: empezó el debate por la consigna “Aparición con vida”. Nadie quería poner, en las marchas que se empezaron a hacer en conjunto, “Aparición con vida”. Y cuando íbamos a las organizaciones, sobre todo a la Asamblea (Permanente por los Derechos Humanos), a discutir las consignas de las marchas, como las Madres todavía éramos bastante boludas en el 80, cuando llegábamos ya estaban hechos todos los panfletos, todos los volantes y todas las declaraciones. Y a nosotros, que queríamos discutir, no nos dejaban porque, claro, “pobrecitas las Madres, de política no saben nada”. Y un día yo pedí una reunión de todas las organizaciones de derechos humanos, y también quería pedir una reunión con monseñor Novak, con De Nevares, con los políticos, y se hizo una reunión muy grande. Pero yo para esa época ya había aprendido que los que pedíamos primero la palabra teníamos un poco más de fuerza. Así que cuando llegué dije “pido la palabra”. Y qué es lo que hice —ustedes acuérdense que estoy contando que nadie quería poner “Aparición con vida”—. Y entonces les pregunté a todos, uno por uno, si querían que mis hijos aparecieran muertos o vivos, y todos me dijeron “no, queremos que aparezcan vivos”. “Y entonces ¿por qué carajo se niegan a poner ‘Aparición con vida’?”.
El día después de la marcha con críticas al gobierno cayó jueves y las Madres realizaban su tradicional ronda en torno de la Pirámide de Mayo, visitadas por varios periodistas y acompañadas por algunas organizaciones sociales y funcionarios oficialistas como Luis D’Elía, Emilio Pérsico y Jorge Ceballos, quienes se movilizaron a Plaza de Mayo convocados especialmente por la consigna “Aparición con vida y castigo a los culpables”, en relación con la ausencia de López.
Hebe de Bonafini dio un discurso con el que explicó la posición de las Madres y las diferencias con otras organizaciones:
—Compañeros: yo respeto muchísimo a los compañeros del (MTD) Evita, pero esta Plaza, que es una Plaza de la unidad de verdad, que es una Plaza que está gritando que no está en contra del presidente Kirchner, que es una Plaza para decirle “Señor Presidente, usted es el que más hizo por los Derechos Humanos”, esta Plaza, decía, es de todas las organizaciones revolucionarias, no sólo de los compañeros del Evita, a quienes respeto, pero es de todas las organizaciones revolucionarias, de todos nuestros hijos, para eso socializamos la maternidad. Acá están presentes los compañeros del ERP, del PRT, del Evita, de Montoneros, acá están presentes compañeros de todas las organizaciones, del PCML, de todas las organizaciones revolucionarias, que lucharon por un país mejor como el que nos merecemos. Compañeros, se están viviendo días muy especiales. Hay un desaparecido que le quieren tirar al Presidente. Acá hay que pensar muy bien quiénes son los que no quieren ser juzgados y condenados, quiénes son los que no quieren ir a la cárcel, quiénes son los cómplices de los que van a ir a la cárcel. Acá siguen funcionando en las sombras los Ruckauf, los Duhalde, la peor Policía. Por eso las Madres, compañeros, tenemos una posición tomada, diferente a la de otras organizaciones, por eso no fuimos ayer a la marcha. Esta Plaza que cada jueves se manifiesta, esta Plaza que es de nuestros hijos, los desaparecidos, esta Plaza que es de los que luchan, nunca va a… por ahora y nos hemos comprometido a eso… (nunca va) a sentir que el enemigo está en la Casa de Gobierno. En la Casa de Gobierno hay un amigo que lucha junto a nosotros por la libertad, por la justicia. Es verdad que hay muchas cosas que hay que arreglar. Es verdad que nos falta mucho. Ayer el Presidente decía que estamos saliendo del infierno, que estamos llegando al purgatorio. Pero que todavía hay muchas bandas, no sólo militares, no sólo de la Policía. También están llenas de políticos corruptos y traidores, también están llenas de las multinacionales, que no quieren que les toque. Ustedes piensen que están la Mercedes Benz, la Ford, Pepsi, que está Coca Cola, que está Papel Ledesma, que participaron directamente en la Dictadura. Estos no quieren que les toque, tampoco la Iglesia quiere ser condenada. Y hasta ahora estaban callados porque sólo se los juzgaba, pero ahora han comenzado las condenas.
Y agregó:
—Queridos compañeros de todas las organizaciones, que a veces no pensamos exactamente igual, pero tenemos claro quién es el enemigo, que es lo más importante y que creo que le falta a la izquierda. Saber bien quién es el enemigo. Y el enemigo de nuestra Patria es el imperialismo y el capitalismo que está configurado desde Estados Unidos. Son ellos nuestro enemigo. Y la derecha facha de este país que se está expresando todo el tiempo desde las sombras. Todos los que amenazaron no pusieron su nombre. Cobardes, como siempre, amenazan desde la clandestinidad. ¡No les tenemos miedo, hijos de mil putas; no les tenemos miedo! ¡No les vamos a tener miedo y no nos vamos a callar, no vamos a claudicar, no vamos a negociar y vamos a levantar las banderas de nuestra Patria por la que nuestros hijos dieron su vida para que seamos libres y para que estemos aquí ahora!
Hebe y una comitiva de trece Madres entraron a la Rosada. En Balcarce 50 las recibió el presidente Kirchner junto con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; el ministro del Interior, Aníbal Fernández, y la senadora Cristina Fernández de Kirchner.
—El Presidente nos dijo que está muy preocupado. Que los servicios de inteligencia están buscando a López en todo el país pero que no funcionan bien, que no hay nada.
Hebe también revivió el horror. Y retomó la idea —que tanto trabajo les había costado remontar a los ex detenidos desaparecidos— de que todos los que sobrevivieron a los centros clandestinos de detención eran traidores. Era el primer jueves sin López. Lo tiró a las fauces de la duda:
—Para nosotros no es un típico desaparecido, no lo vemos como un desaparecido como los que sufrimos durante la dictadura… para nosotros López no fue un militante, hay que investigar su trayectoria… No quedó claro lo que dijo en el juicio. No fue un testigo clave como algunos dicen, fue un testigo más… además, vive en un barrio de policías y tiene un hermano policía (…) Se trata de una maniobra. Es un tipo muy inteligente, el haberse presentado a declarar puede ser parte de la maniobra. Las maniobras están muy preparadas a veces, muy organizadas (…) Lo ocurrido es un operativo muy grande para mostrar al mundo que la impunidad sigue en la Argentina y se hace en contra de este Presidente que es el que más ha hecho en materia de Derechos Humanos en este país (…) Una cosa es que se juzgue y otra que se empiece a condenar, y esto es lo que más les molestó.
Además, recordó su visita a la cárcel, durante la dictadura, para ser testigo del casamiento de un detenido, Walter Docters, y dijo López cuando quiso decir Docters:
—A mí me preocupa que López vive en un barrio de policías. También me preocupa que Walter Docters, que fue policía, hoy sea testigo. Eso me llama la atención. ¿Por qué se maneja así el juicio? Qué me van a decir de López si yo fui madrina del casamiento…
—¿Cree que López podría ser partícipe de esto? —le preguntó un periodista. —No lo sé —respondió.

* * *

Docters militaba en el PRT cuando entró a la policía, en 1975, y trabajó como secretario privado del director de la escuela de suboficiales y tropa. Recibía a todos los jóvenes aspirantes a ingresar a la fuerza, los inscribía, les informaba su primer destino y les entregaba el uniforme luego de que hacían el curso. Si les tocaba un destino sospechado de ser un centro clandestino, les prestaba especial atención; pasados unos días, los invitaba a un café y les preguntaba cómo eran los jefes, si estaban conformes o querían el pase. Algunos hablaban algo, algunos revelaban que había detenidos con los ojos vendados.
Su padre era un comisario alineado con Etchecolatz, pero eso no le evitó los centros clandestinos ni la tortura, aunque tal vez le haya valido la posibilidad de sobrevivir. En 1978 fue reconocido como preso político y puesto a disposición del PEN.
Conoció a Claudia en 1979. Ella había sufrido la desaparición de su papá cuando tenía sólo 16 años, se había vuelto una militante por los derechos humanos y era la niña mimada de las Madres de Plaza de Mayo.
La mamá de Docters le pidió un día que la acompañara a ver a su hijo detenido en la U9. Dos años después, cuando él estaba aún detenido, se casaron. Hebe fue testigo de casamiento.
Cuando salió en libertad convivieron un año, pero la pareja no funcionó. Se separaron en 1984 en malos términos. Docters cree que Hebe lo puso en su lista negra.

* * *

Junto a otras madres de desaparecidos, Hebe combatió con valentía a la dictadura militar. En abril de 1977 empezó a reunirse en la Plaza de Mayo con otras mujeres que buscaban a sus hijos. La primera vez estaban María Adela Antokoletz y Azucena De Devincenti. Hablaban y tejían sentadas en los asientos de la plaza, pero los efectivos de la policía desconfiaron. Por ser potencialmente subversiva, el estado de sitio impedía cualquier reunión de tres personas o más; les ordenaron:
—Caminen, circulen. No se pueden quedar acá.
Ellas caminaron alrededor del monumento a Belgrano y cada jueves, desde entonces, la plaza fue el territorio de las Madres.
Esas mujeres no sabían dónde estaban sus hijos, ni cuál había sido la magnitud de la tragedia que las enlutaba. Querían una reunión con Videla y para eso empezaron a juntarse. Pronto se asociaron con el nombre de Madres de Plaza de Mayo, con el propósito de recuperar con vida a los detenidos desaparecidos.
En democracia, Hebe se opuso a las leyes de obediencia debida y punto final y sostuvo su discurso: Para ella, sus hijos están vivos y la exhumación e identificación de los muertos tiene el propósito de terminar con la figura del detenido desaparecido.
Su pensamiento fue respaldado con hechos: en 1986 impidió en Mar del Plata la exhumación de cadáveres NN ordenada por la Justicia tras el pedido de los familiares de dos desaparecidos, Liliana Pereyra y Alberto Fonseca.
Su posición la enfrentó a las Abuelas de Plaza de Mayo y a otras Madres. Aquel mismo año, Antokoletz, quien era su vicepresidenta, intentó ganarle las elecciones pero la lista que encabezaba fue retirada por supuestos “defectos de forma en los trámites electorales”.
Las Madres se dividieron: Asociación Madres de Plaza de Mayo, por un lado, y la Línea Fundadora, por el otro.
Con los años coincidieron en la lucha contra los indultos de Menem, pero mantuvieron diferencias por otros temas. En 1994, Hebe se opuso a cobrar la indemnización dispuesta por ley a los familiares de “toda persona que hubiese fallecido como consecuencia del accionar de las Fuerzas Armadas, de seguridad, o de cualquier grupo paramilitar”, a la que consideró como la venta de la sangre de sus hijos. Enfrentó, también, el Juicio por la Verdad, porque no tenía efectos penales.
Se movilizó contra De la Rúa y Duhalde. Para Hebe, la democracia llegó con Kirchner, presidente de la Nación entre el 25 de mayo de 2003 y el 10 de diciembre de 2007, y siguió con su esposa Cristina Fernández.

Del libro "En el cielo nos vemos. La historia de Jorge Julio López"; del periodista Miguel Graziano, editado por Ediciones Continente http://enelcielonosvemos.com/

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