"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

3 de mayo de 2010

La bicicletería


Los creadores de una bicicletería solidaria instalada en un barrio surgido de un asentamiento platense iniciaron una campaña de ayuda para recolectar cuadros, ruedas, pedales, manubrios, cajas dedaleras, estrellas, cadenas y asientos que pueda usar para reciclar y construir bicicletas. Ya hicieron 35, que se repartieron entre los chicos de la zona, pero van por más: quieren armar bicis para vender y poder avanzar con otros proyectos. No lo pueden evitar. Y ahí están: en medio de una comunidad que pelea por la tierra en los estrados judiciales y que avanza paso a paso en su transformación, de un descampado abandonado a un barrio con calles asfaltadas e iluminadas, con una plaza y la bicicletería como insignias, y un centro cultural y un centro médico en construcción. "El Centro de Resistencia Cultural Barrial nace en defensa de asentamientos y en la lucha contra las acciones de desalojo promovidas desde el Estado", se presentan. Más claro, imposible.
La Resistencia… nació en el barrio Los Robles, que ocupa seis manzanas en la zona de 16 y 609 y nuclea a algunos vecinos y jóvenes formados en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), con intereses personales que no terminaban de encajar en ninguna organización social o política, aunque trabajan en sintonía con el padre Luis Farinello, cuya fundación les brinda su apoyo.
Sebastián Cuccio es abogado y tiene 36 años. Hacía siete años que había dejado de ejercer el derecho cuando una familia amiga le pidió que interviniera en un juicio por desalojo. "Yo no sabía dónde vivían, pero a partir de ese acercamiento y de conocer su situación, es que tomé un compromiso con la gente que ocupa una tierra porque no tiene dónde vivir", describe.
Anita Osaba es periodista y tiene 29. "Conocí la experiencia de Sebastián durante el año pasado y me sumé para la realización de los talleres, pero no tenía ni tengo ninguna militancia política sino sólo convicciones", explica.
Como ellos, un grupo heterogéneo participa de La Resistencia… cuyo último logro fue el taller de bicicletas al que llamaron "Los Roblecitos".
–¿Cómo nació la bicicletería?
–Surgió como necesidad. En este barrio, arreglar una pinchadura de dos o tres pesos puede significar tener la bici colgada durante dos o tres meses– cuenta Cuccio.
–¿Cómo funciona?
–Ya reciclamos 35 bicicletas que fueron para los chicos del barrio, más algunas que hicimos para vender. Tres de los chicos: Pilín, Diego y Jhonny, le agarraron la mano. Vienen a contraturno de la escuela o entre las cinco y las ocho de la tarde.
–También los fines de semana– agrega Osaba.
–¿Ya vendieron muchas bicicletas?
–Es la idea, pero sólo vendimos algunas pocas, porque por ahora las bicicletas que armamos se las dimos a los chicos del barrio. Pensamos que podemos vender algunas más y, con esa plata, bancar el proyecto. Los chicos que trabajan se quedan con un porcentaje, como para que, de a poco, jugar con lo que es el cooperativismo. El resto lo usamos para comprar repuestos. A los chicos no se les cobra el arreglo, pero cada uno tiene que arreglar su propia bici. Les damos las herramientas y los guiamos, pero lo valioso es que aprendan. A los grandes, en cambio, se les cobra algo, aunque siempre un poco menos que en una bicicletería del centro– continúa la periodista.
–¿Quién les enseñó a arreglar bicicletas?
–Aprendieron en lo de Bigote. Este proyecto no hubiera sido posible sin Bigote, un tipo que cuando falleció les dejó la bicicletería en herencia a sus empleados. Ahí le enseñaron el oficio a un chico del barrio, que a su vez les enseñó a los otros. La bicicletería de Bigote nos permite acceder a los repuestos al costo o nos da algunas piezas para que las reciclemos– añade Osaba.

LOS PROYECTOS. Jhonnatan, de 9 años, fue quien hizo visible la necesidad de la bicicletería. El pibe, que es sordo, andaba en una bicicleta para adultos, sin pedales y algunas veces sin la cámara, por lo que la cubierta sobre el piso lo obligaba a hacer una fuerza que conmovía. Como se le zafaba el pie, se lo ataba, lo que significaba una seguidilla de caídas y golpes.
Gladys Barragán, hija de Roberto Barragán, "el tipo que tuvo la mala idea de crear la plaza del barrio –broméa Cuccio–, trabajó doble turno para comprar una casilla de cuatro por cuatro" en donde hoy funciona "Los Roblecitos".
Pero la bicicletería no es el único proyecto en marcha en el barrio Los Robles. En la plaza La Resistencia… se construye en estos días un centro cultural en donde, además del apoyo escolar, darán talleres de teatro, cine, música, plástica y fotografía, por mencionar sólo los que ya están confirmados; mientras esperan que la Municipalidad de La Plata construya el centro médico que se logró a partir de ganar el último presupuesto participativo.
"También vamos a trabajar sobre micro emprendimientos productivos, como en la realización de huertas y en talleres sobre salud preventiva y primaria", cuenta Osaba.
Para Cuccio, se trata de trabajar sobre tierra –y vivienda–, educación y salud desde lo cultural. "Estos barrios se forman por el crecimiento de la ciudad y quedan lejos de todo", describe. Y agrega: "Estas tierras todavía están en juicio por desalojo y estamos pidiendo la expropiación. La ocupación se produjo hace cinco año y de a poco se formó un barrio. Aunque el terreno ya estaba ahí, Barragán armó los juegos y fundó la plaza hace tres años. En diciembre inauguramos la bicicletería y ya tenemos varias calles asfaltadas, iluminación y los proyectos del centro cultural y el centro médico. Aquí ya hay una urbanización y no hace falta más que levantar la vista para ver que se trata de tierras especulativas. No tienen ni una vaca, ni una planta sembrada. Los dueños son una Sociedad Anónima que no paga impuestos desde hace 60 años y no pueden lotear y vender porque para eso tienen que hacer mejoras, como entubar un arroyo. Pero la gente ya no se quiere ir. Y si le preguntás a los vecinos, todos quieren comprar su terrenito".
–¿Qué pasó con los vecinos?
–Generalmente los vecinos ven una casilla de madera y lo asocian con el mal vivir y la delincuencia, pero acá, por ejemplo, se hizo un trabajo para que el asentamiento se transformara en un barrio- explica Osaba.
–Hoy, este lugar no es un asentamiento, es un barrio. Ese es el gran tema: la transformación– afirma Cuccio.

Foto: Alberto Direnzo

1 comentario:

Fernando dijo...

Excelente blog, saludos.