"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

20 de febrero de 2009

¡El culto al reviente ya fue!


Diego Billordo, de vuelta en La Plata
“¡La droga ya fue! El culto del rock al reviente es re antiguo, caducó”
El músico, que gira por el país mientras graba un disco, toca el sábado en Pura Vida

Diego Billordo fue un pibe al que le gustaban los recitales y ahora es un tipo que quiere darlos. Tuvo su banda y luego le dio por el proyecto solista. Post Cromañón la cosa se le puso difícil para tocar en Buenos Aires y decidió salir a rodar por ahí. A los 32 años y próximo a cumplir los ocho en solitario, el músico platense ya lleva siete giras por el país. Una vez durmió en el pelotero del pueblo y otra en la plaza, todo para poder presentarse en vivo. Este verano, además de recorrer el sur, comenzó a trabajar en un proyecto que terminará en 2010 con un disco en el que cada canción habrá sido grabada en una ciudad diferente.
Su gira de verano 2009 arrancó en La Pampa, pasó por Río Negro, bajó hasta Chubut, volvió a Río Negro y pasó por Punta Alta, donde tocó en un club social habilitado por la municipalidad para festejar un cumpleaños en horario matiné. Después, volvió a Buenos Aires y viajó a La Plata para organizar el concierto que el sábado dará en Pura Vida (8 y 61), junto a Tranquilo Enano y Trizeto Funkino Pepuza.
UNA HISTORIA. El proyecto solista de Billordo tiene fecha de nacimiento. Fue el 8 de marzo de 2001, con un show, como no podía ser de otra manera. “Fue en un bar que se llamaba Fin del mundo y ahora es una heladería. Me había juntado con amigos a tocar en un momento en el que me llamaban de varios lugares y… bueno… salió. Esa noche me vino a ver el Mosca, de Dos minutos. Para mi fue un día muy importante”, recordó.
A los pocos días, Billordo se presentó en La Plata y a esas ciudades les sumó Rosario, donde comenzaba a hacerse conocido. Sin embargo, a finales de 2004 iba a producirse la tragedia de Cromañón y tocar en vivo iba a convertirse en un imposible: los bares rockeros, imposibilitados de cumplir con las exigencias de seguridad, se convertían en heladerías.
“Los festivales están buenos. Yo no toco en ninguno, pero tienen escenario, sonido y público, están buenísimos, pero no puede ser que con 40 años de rock en Argentina no haya más de 10 lugares para tocar en vivo. En Buenos Aires pueden ser Niceto, el ND Ateneo, La trastienda, pero son muy caros. En La Plata sólo hay dos o tres. Y además los pibes prefieren juntar plata para ir a ver a Radiohead, y los entiendo. Entonces, me di cuenta que había gente en el interior que me escuchaba. Había gente que se conectaba conmigo y quería verme en vivo. Y supe que tenía que ir a tocar para ellos. Hoy tengo cuatro (cuentas de) messenger´s con más de mil contactos cada una”, festejó.
Músico, manager y productor de sus propios trabajos, Billordo también produjo espectáculos para otras bandas, en especial les dio la posibilidad de tocar en La Plata. “Hay bandas que creen que el rock es tocar de soporte en un estadio, salir en MTV o en la Rolling Stone y agarrarse una tetona. Se olvidan que fueron público. Para ellos, ir a tocar a La Plata es como ir al Lejano Oeste”, se quejó. Y agregó: “Hay rockeros que viven el reviente como si estuvieran en los ´70 o los ´80. Hacen un culto a la droga como si estuvieran en los ´70 o los ´80 ¿Qué es eso? Es re antiguo, caducó ¡La droga ya fue!”.
Billordo no se olvida del pibe que fue. Aquel que iba a Cemento y preguntaba todo. Y entonces se ideó un plan para salir de gira. Una vez establecido el contacto, manda 300 afiches, diez o doce discos y algunas instrucciones simples: hay que empapelar la ciudad, lograr que las radios de la ciudad –incluso las que pasan cumbia- pongan algún tema de su disco y que el diario local haga una nota anunciando el evento. Hubo bares que abrieron un lunes, sólo porque él llegaba para tocar. Son cosas que le quedaron de su curiosidad adolescente y su paso por la Facultad de Periodismo platense, a la que aún le adeuda –y le adeudará- tres o cuatro materias y la tesis.
INTERIOR VS CAPITAL. Buenos Aires es una locura. Según Billordo cualquier esquina es como 7 y 50 los viernes a la tarde, pero todo el tiempo. Grabar un disco es tensionante y alquilar una sala resulta muy caro. “Es estresante. Para los discos anteriores alquilé entre 7 y 15 días de sala. Pero los que grabaron mis primeros discos ahora salen caro. Y es difícil que un técnico que trabaja para un disco independiente se ponga la camiseta. Por eso me fui a Bariloche y voy a recorrer el país. Ya casi todos tienen los mismos equipos que tienen en un estudio de capital ¡Pero en Bariloche grabé a cien metros del lago Nahuel Huapi! Tranquilo, sin mala energía, sin envida. Me tocaban la puerta para preguntarme si quería comer un pedazo de torta o para darme un mate”, describió.
“Me dan bola en el interior. Entonces, voy al interior”, reconoció. Y así es que gira con tres ó cuatro acompañantes, con una banda que funciona como el trío tradicional de guitarra, bajo y batería. “Aunque en el disco hay teclados y también un chelo y algunas máquinas, la base sigue siendo un trío rockero –contó-. En vivo somos eso. No podemos pagar más, hay que hacerse cargo del viaje, la comida y la estadía. A veces salimos en una combi y otras veces en micro de línea. Estar conmigo es poner corazón, porque le deben pagar más al que le alcanza el agua al Indio Solari que al que toca la batería conmigo”.

RECUADRO
Osvaldo
Para poder llevar adelante su proyecto, Billordo ha trabajado de cualquier cosa. Aunque hace un año y medio que puede vivir sólo de tocar y como DJ, antes fue pintor y actor, con gran repercusión cuando hizo la publicidad Osvaldo, de la cervecería Quilmes. Además, fue che pibe de una distribuidora de discos, lo que le permitió conocer muchas disquerías.
Billordo dice: “conmigo no tendría que haber pasado nada. Sueno raro, canto raro, no inventé la pólvora. Pero salió. Salió así. Soy mi manager, mi prensa y hasta asesoro a otras bandas. No sé hacer un tema como Spinetta, pero me manejo”.
Así como está, le gusta. “La fama no me cabe. Un poco más me vendría bien, pero no quiero dejar de ser una persona. Quiero poder tomar el subte, quiero ir en carpa a Villa Gessel”, aseguró.

Trabajos
Billordo tiene tres discos solista. Low-fidelity (2002), Amor es capital (2004) y A full, que es su frase de cabecera, porque siembre vive a full, y un pequeño texto que viene a funcionar como una llamada en un asterisco: “Hagamos de esto una leyenda”. Aunque fue editado en 2007, recién pudo ser distribuido en 2008, por lo que esa es la fecha que el músico prefiere para darle certificado de nacimiento.
A full es el disco que está presentando ahora, mientras piensa en el proyecto del nuevo disco, para 2010 o 2011. En la valija lleva una canción que grabó en Bariloche, a cien metros del Nahuel Huapi, y pronto cargará otra que grabará en las sierras cordobesas. El proyecto cuenta también con un tema grabado en la “República separatista de Balvanera”, que será el único porteño.

No hay comentarios.: