10 de MAR 2006.- Un grupo de 53 trabajadores misioneros y de nacionalidad paraguaya fue trasladado a Tandil por una empresa contratista que realiza una obra pública y los alojó en un galpón que no cumple con las condiciones mínimas de salubridad e higiene. Es el segundo caso denunciado, luego del registrado en enero pasado con obreras santiagueñas, 12 de las cuales fueron socorridas por la municipalidad para que pudieran regresar a sus localidades de origen.
Un informe de la Policía Federal confirmó que el 80 por ciento de los empleados es de nacionalidad paraguaya y no cuenta con una constancia de ingreso al país, por lo que difícilmente pudieran trabajar en blanco.
Inspectores de los ministerios de Trabajo nacional y provincial realizaron un procedimiento en el que comprobaron las condiciones de hacinamiento en la que se encuentran los obreros. “Viven y trabajan como en la Edad Media”, afirmó el delegado de la cartera laboral nacional, Juan Carlos Berrios.
Aunque en el distrito serrano hay más de 11 mil personas desocupadas, los trabajadores fueron trasladados más de 3.700 kilómetros para que construyan varios módulos de la Escuela Agraria, cuyas reformas se llevan adelante con fondos provenientes de un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) otorgado al ministerio de Educación de la Nación.
César Sosa, delegado en Tandil de la cartera laboral provincial, explicó que “se intimó a la empresa porque no había efectuado los pagos de la quincena, por incumplimiento de las normas laborales y por las condiciones de seguridad e higiene". El funcionario detalló que trabajaron en conjunto con la Policía Federal "para que envíe un informe a Migraciones”.
Berrios fue un poco más allá y describió: “el estado en el que viven es de la Edad Media, están en un galponcito y duermen en cuchetas hechas a mano, en ese lugar comen, hacen sus necesidades y al lado está la cocina”. Sosa aseguró que “los sanitarios no tienen agua caliente”.
Las autoridades locales compararon el descubrimiento con el realizado en enero en un frambuesal que exporta su producción vía aérea a Suiza. En el lugar, fueron halladas 70 mujeres que vivían en condiciones infrahumanas a las que, para convencerlas de viajar desde Santiago del Estero hasta Tandil, les habían prometido mayor remuneración y mejores condiciones de trabajo: “¿usted sabe las condiciones en las que vive esta gente en Santiago del Estero?”, le dijeron los empresarios a la concejal María Rosa Toncovich (FpV), presidenta de la comisión de Derechos Humanos.
“Mis inspectores dicen que el lugar donde viven las mujeres del frambuesal es un palacio, al lado de este galpón”, comparó Berrios, quien explicó que “a diario se ven cosas, pero como este caso, pocos”.
Esta tarde, Toncovich se presentará en el lugar para inspeccionar las condiciones en que se encuentran trabajando y viviendo, y verificar que no se violen los derechos humanos básicos de las personas.
Aunque la contratista que ganó la licitación para ampliar la Escuela Agraria es misionera, por lo que hay trabajadores oriundos de esa provincia, Berrios contó que “sólo contrataron a tres obreros de Tandil cuando comenzaron los trabajos, en mayo, pero los echaron. Prefieren traer mano de obra extranjera porque es mucho más barata y viven tirados en un galpón, además, no pueden renunciar porque quedan boyando o tienen que hacer otro trabajo para sobrevivir, gente que tiene familia y se le dificulta volver a su lugar de origen”.
Hasta esta tarde, la delegación de Migraciones de Mar del Plata no había recibido ningún informe sobre la presencia de extranjeros en el obrador por parte de las autoridades de los ministerios de Trabajo ni de la Policía Federal, según confirmó a esta agencia el director del organismo, Fernando Adolfo Scarpatti.
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