"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

15 de junio de 2011

Cartoneros



–Ponete a pensar –pidió Luis–, nos quieren sacar los carros pero no se dan cuenta que atrás nuestro hay una familia.
–Trabajamos con lluvia, con frío –agregó Mónica.
–A la noche, los chicos me están esperando para ver qué les traje de comer. Por ahí no tengo plata para el pan, pero, en la calle, consigo –dijo él.
–Tal cual –reafirmó ella.

Para Luis y para Mónica esta semana empezó más difícil que de costumbre. La Municipalidad de La Plata colgó en el centro carteles con los que recuerda la prohibición de la tracción a sangre y realizó una razia con la que secuestró carros y caballos. Los cartoneros reaccionaron con una movilización solidaria y lograron que les devuelvan sus herramientas de trabajo. Tres temas quedaron planteados y serán motivo de debate entre las partes durante los próximos días: los horarios de recolección (que pretenden restringir), la presencia de niños en los carros (y su consecuente trabajo infantil) y la tracción a sangre (con la violencia que significa para los animales).

Víctor y Marisa son los jefes de una familia numerosa que cartonea. Tienen ocho hijos y once nietos, de entre 8 meses y 11 años. Viven en una casa del Plan Federal en 122 y 521 y tienen tres carros: uno tirado por un caballo, otro tirado a mano y un tercero que tiran con una moto de 110 centímetro cúbicos. Mónica está casada con Alejando, uno de los hijos de la pareja, y fue la encargada de contar a Diagonales cómo es un día de trabajo de la familia.
A la mañana, los chicos van al colegio y al jardín, Víctor sale a cartonear hasta el mediodía y los otros adultos se encargan de separar los residuos que recolectaron el día anterior y acopiar cartones, plásticos, botellas y papeles, según sus características. También guardan chatarras en un espacio cerrado con una puerta con candado, para que los chicos no se lastimen. Ocupan un terreno frente a su casa, donde los objetos se amontonan 10 ó 15 días, tal vez un mes, hasta ser vendidos, de acuerdo a las necesidades familiares. Cada 100 kilos de cartón, cobran 60 pesos.
El dinero que ganan se reparte en partes iguales para cada una de las familias, mientras que los que tienen chicos cobran también la asignación universal por hijo y dos de los adultos tienen un plan de 150 pesos por mes, por atender el comedor de los carreros, construido con objetos hallados en la calle, en el que jueves y vienes dan la cena a 60 chicos y los sábados sirven una copa de leche.
La separación de residuos termina al mediodía y la familia se toma la tarde libre. A las 17.30 vuelven a poner manos a la obra. Víctor sale en el carro tirado por un caballo junto a dos de sus nietos, alguno de los que tienen 10 años y el de 11 lo acompañan casi siempre. Marisa, una de sus hijas y Mónica van en el carro tirado a mano, mientras que sus otras dos hijas salen con el nene de 9 años en la moto que tira de una enorme bolsa amarilla que llenan hasta el tope.
–¿Salen todos los días?
–De lunes a lunes.
–¿Aunque llueva?
–También, porque tenemos muchos chicos.
–¿Qué encuentran los domingos?
–Los domingos la gente tira más cosas. Podés encontrar una estufa o hasta un televisor, pero también cartón y papel.
–¿Sacan todos los meses más o menos el mismo dinero?
–Hay meses más complicados. En invierno se trabaja menos.

Luis Pio vive a pocos metros de la esquina de 122 y 521 y, aunque cartonea solo, tiene dos carros y dos caballos. Nació en Capital, se crió en Cañuelas y hace 12 años se mudó a La Plata en un carro: 92 kilómetros por la ruta Provincial 6.
Tiene un hijo varón de 18 años que trabaja en una fábrica y en las horas libres sale a cartonear porque acaba de formar una familia y tiene un hijo al que no quiere que le falte nada. Casado, tiene otros tres hijos que viven con él en la casita del Plan Federal a la que invita a Diagonales, para mostrar las bolsas de avena con las que alimenta al petizo que tiene atado a la ventana del frente.
Dice que peleará a muerte por el carro y que, como los demás, sale a trabajar todos los días, haga frío o calor, llueva o truene. A diferencia de la familia de Víctor y Marisa, Luis acopia lo que junta en el frente de su casa durante algunos días, hasta que necesita dinero.
–¿No le gustaría tener una moto para reemplazar al caballo?
–Los que nos quieren dar una moto no tienen ni idea de nuestro trabajo. Si me encuentro una heladera o un ropero, con mi carro y mi caballo los podría cargar sin problema, con una moto no.
Además, ¿y si se rompe y no hay plata?
–Claro. También habría que ponerle nafta. ¿Cuánto dinero necesita para mantener al caballo?
–Ahora compré unas bolsas de avena y maíz. Gasté 70 pesos y me dura tres días. Dicen que el caballo tiene que estar gordo, pero tenemos los bolsillos flacos. Ponete a pensar –pidió Luis–, nos quieren sacar los carros pero no se dan cuenta que atrás nuestro hay una familia.
–Trabajamos con lluvia, con frío –agregó Mónica.
–A la noche, los chicos me están esperando para ver qué les traje de comer. Por ahí no tengo plata para el pan, pero, en la calle, consigo –dijo él.
–Tal cual –reafirmó ella.



Un oficio
El cartoneo es un oficio que consiste en recolectar cartón, papel y objetos reciclables por las calles de las ciudades, productos de los residuos urbanos, utilizados luego para el reciclaje.

Una respuesta

El cartoneo creció en Buenos Aires y el Conurbano luego de la profundización de la crisis económica y social desde 1999 hasta 2002, como respuesta al desempleo y la pobreza extrema.

Prohibido
La tracción a sangre fue prohibida en la ciudad de La Plata en 1969 por la Ordenanza 7280. Además, el artículo 32 del Código de Tránsito que rige en la Provincia de Buenos Aires permite la tracción a sangre sólo en el caso de vehículos de “carácter histórico y folklórico”, “por vías públicas pavimentadas con carácter excepcional y previa autorización emitida por autoridad municipal y/o policial”.



Una costumbre: nadie, nunca, nada
Graciela Fernández es presidenta de la Unión de Cartoneros Platenses. Hace años que pide un censo que permita saber con exactitud cuántos son los cartoneros que trabajan en La Plata y es capaz de resumir la actitud de las autoridades con una frase contundente: “Nadie nos escucha”.
“Debemos ser unas 5 mil personas cartoneando, pero no tenemos estadísticas porque hace cuatro años que pedimos un censo pero no nos hicieron caso. Necesitamos saber cuántos somos, si tenemos planes sociales, cuál es la situación de los caballos –si pueden salir o si les pueden dar otra cosa–, y cuántos niños tenemos. Con toda esa información podríamos hacer una buena ordenanza”, describió.
Fernández aseguró que todos los cartoneros saben que “la tracción a sangre está prohibida, pero es el único recurso que tenemos para darle de comer a nuestros hijos. El Estado tiene que tomar conciencia de lo que hacemos y bajar recursos, porque lo que pedimos es un trabajo digno”.
Para la dirigente, hay experiencias que se podrían copiar, como la guardería que se implementó en el Bajo Flores, donde los cartoneros porteños pueden dejar a sus hijos mientras recorren la ciudad y que nació como una práctica de autogestión.
“Salimos con nuestros hijos porque dejarlos en nuestras casas es más peligroso. Ya nos ha pasado que nos vamos a hacer algo y cuando volvemos se nos prendió fuego la casa y nos encontramos con nuestros hijos muertos”, describió.
Según Fernández, la mejor experiencia es la brasilera, donde los gobiernos crean direcciones que analizan la particularidad de la problemática y ofrece trabajos en blanco. “Tienen que entender que si no estuviéramos nosotros se enterraría más basura”, afirmó.

1 comentario:

Anónimo dijo...

EN ESTA NOTA NO VEO MAS QUE LAS EXCUSAS DE LOS CARTONEROS SOBRE PORQUE USAN CABALLOS PARA TIRAR DE SUS CARROS. NO SEAMOS HIPÓCRITAS. TODOS LOS VEMOS, TODOS LOS DÍAS, CUANDO SALEN A CARTONEAR, EN QUE ESTADO TIENEN A LOS CABALLOS. MUERTOS DE HAMBRE, DE SED, LOS MALTRATAN, LOS GOLPEAN Y LOS HACEN CARGAR LOS CARROS SUPERANDO EN EXCESO EL PESO QUE EL CABALLO, EN SU ESTADO NORMAL DE SALUD, PUDIERA CARGAR. EL POBRE ANIMAL NO TIENE LA CULPA DE LAS MALAS POLITICAS DE LOS GOBIERNOS DE TURNO QUE GENERA, LAMENTABLEMENTE, LA POBREZA QUE SE VIVE HOY EN DIA EN NUESTRO PAÍS, Y QUE LLEVA A ESTA POBRE GENTE A TENER QUE CARTONEAR PARA VIVIR. USEMOS EL SENTIDO COMUN Y PENSEMOS TAMBIEN EN LOS SERES VIVOS QUE NO TIENEN LA CAPACIDAD DE DEFENDERSE.