"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

11 de junio de 2008

Lucía Cedrón enfrentó a sus fantasmas y parió Cordero de Dios, su primera película


Lucía tenía una convicción: primero madurar como cineasta y aún como ser humano antes de animarse a levantar la sábana, mirar cara a cara a sus fantasmas y conversar con ellos. Pensaba que iba a necesitar muchas horas de cámara antes de revisar la siniestra historia argentina y hurgar en la suya propia, aquella que la llevó a Francia cuando apenas tenía dos años, en 1976, y que la dejó sin su papá, Jorge Cedrón, cuando apenas cumplía seis, en circunstancias poco claras que se dieron a conocer como suicidio y se supone un crimen de agentes de la dictadura militar argentina que actuaban en París.
Es decir, Lucía Cedrón pensaba que Cordero de Dios sería su obra póstuma. Sin embargo, un día se dio cuenta que era al revés. Que, antes que nada, tenía que levantar esas sábanas y conversar con esos fantasmas. Si no, nunca iba a largarse a hacer lo que tenía que hacer. Así nació lo que ella llama su “ópera cero”: su primera película de ficción, un potente trabajo sobre la complejidad de los lazos humanos, el amor y la mentira, la política y la tragedia, la suya y la de todos.
"Creo que tenemos temas que nos importan y nos trabajan la cabeza durante los tres o cuatro años que se demora una película. Una película exige muchos años de soledad, de angustia, de inmenso trabajo. De alegrías, pero también de disgustos. Si no tenés muchas ganas de filmar te quedás en tu casa, eso es verdad. Entonces, pensé que de esos temas que tienen tanta potencia, no hay tantos en la vida...", dice Lucía Cedrón a Diagonales.
El primer largo de ficción de Lucía Cedrón se levanta el jueves de la cartelera platense. Pasó por Cinema City y ahora está en el Cinema Paradiso, donde hoy tendrá sus últimas funciones en una sala comercial. "Creo que al final de todo tendría que haber puesto una leyenda: Todos los hechos de la ficción son producto de la realidad", afirma Lucía.
A la directora de Cordero de Dios, a la hija de Jorge Cedrón, le gusta pensar qué es lo que hay que hacer con la herencia de "revolucionarios o milicos" y qué es lo que se dejará a los hijos: "Lo que ellos nos dejaron es nuestra herencia. Nosotros, como adultos, tenemos que saber qué hacemos con esta sociedad. Me parece importante juzgar a Alfredo Astiz. No tanto porque me lo pueda cruzar por la calle, que puede pasar porque vivo en Buenos Aires y que, además, me preocupa, y no sé si no lo voy a cagar a trompadas, aunque espero que no, por mi, espero poder apiadarme de él, pero no importa. Lo que importa es juzgar a Alfredo Astiz, porque si no lo juzgamos enseñamos que se puede secuestrar, torturar y matar. Y que no pasa nada. Por eso tenemos que juzgarlo. Tenemos que condenarlo y que cumpla su condena. Recién ahí puedo ofrecerles a mis hijos parámetros morales para que pueda crecer".
Dice Lucia que se está reponiendo del parto y se siente dichosa. Con la certeza de que su película está hecha con amor.

El padre
Jorge Cedrón es conocido por haber llevado al cine Operación masacre, el libro de Rodolfo Walsh.

La Película
Cordero de Dios tuvo 33 guiones. La versión definitiva que Lucía Cedrón llevó a la pantalla tiene una trama temporal que se desarrolla en 2002, con un secuestro extorsivo, y está puntuada por hechos ocurridos en 1978, durante la dictadura militar. El pasado encuentra eco en el presente y se resignifica con cada escena.
La película, que termina con “un rayito de sol en este mundo de brumas y tormentas en el que vivimos”, con un final feliz, cuenta con la actuación de Jorge Marrale, Mercedes Morán, Leonora Balcarce y Malena Solda.
Para escribir el guión, con tantas idas y vueltas, la directora se documentó con la idea de que ningún detalle quedara librado al azar. Cada línea de diálogo tiene una razón de ser y es el resultado de un largo desarrollo.
Cordero de Dios es el primer largo de ficción de Lucía, que apenas una semana antes de empezar a filmar terminó un documental sobre su tío Alberto Cedrón, al que describió como "un artista plástico maravilloso". Su documental se llama El azul del cielo.

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