Horas después de la represión en pleno centro de La Plata, los
trabajadores de la municipalidad despedidos realizaron una asamblea en la que
ratificaron su plan de lucha por la reincorporación y recibieron con un gran
aplauso a Ana María, la empleada que recibió los nueve perdigones de la bala de
goma que le fue disparada por la espalda a pocos metros de distancia.
Más de 200 trabajadores participaron del evento que se
realizó en la glorieta de la plaza San Martín, entre los edificios de la gobernación
y la legislatura bonaerense, en el que acordaron volver a movilizar el lunes 11
a las 11, otra vez a las puertas de la Casa de Gobierno local.
Sobre sus escalinatas fueron subiendo uno a uno para dar sus
puntos de vista sobre la situación, luego de que Ana María contara cómo había
sido herida: “escuché que el intendente había dado la orden de reprimirnos y
pensé que nos iban a empujar”, reveló. Minutos después cayó dolorida en medio
de la plaza Moreno, sin lograr entender aún por qué le ardía tanto la
espalda.
Los despedidos acordaron no ceder en el justo reclamo de los
trabajadores de ser reincorporados a sus puestos y repudiar
cualquier forma de represión.
En el lugar se informó sobre la denuncia presentada ante la
fiscalía de Alvaro Garganta, a la que presentaron las pruebas que acreditan la
utilización de balas de goma, además de una filmación del momento en que comienzan
los disparos, en el que se escucha lo que Ana María había revelado minutos
antes pero en boca de un policía: “el intendente dio la orden de reprimir”.
Se recordó la situación por la que pasaron los trabajadores
de las cooperativas municipales, quienes fueron arriados como ganado al Estadio
Ciudad de La Plata, luego de varios meses sin cobrar (3.500 pesos mensuales), y
se denunció la muerte de un hombre que había estado hacinado y al rayo del sol,
que por la noche sufrió un paro cardíaco que le costó la vida.
El lunes, mientras se realice la marcha, el municipio
tendría que efectivizar el pago a los cooperativistas, algo que muchos pusieron
en duda durante la asamblea.
Otro trabajador advirtió que la decisión de reprimir no es
local y reveló que también los trabajadores municipales de Neuquén habían sido gaseados
y baleados. Se enumeraron luego los conflictos en los que intervino la policía de
los diferentes gobiernos de Mauricio Macri: la represión en el indoamericano, en
el hospital Borda y a los trabajadores de Cresta Roja.
Se habló del nuevo gobierno no como el futuro, sino como el pasado: se mencionaron el ´55, el ´76 y los años ´90.
Se habló del nuevo gobierno no como el futuro, sino como el pasado: se mencionaron el ´55, el ´76 y los años ´90.
Los municipales platenses que iniciaron el conflicto con la
toma del palacio municipal contaron que lo primero que hicieron fue cortarle el
agua y la luz al edificio al que acababan de llegar los funcionarios de la nueva gestión y no fue porque fueran ñoquis, sino porque conocen perfectamente
el lugar en el que trabajaban todos los días. Y por eso mismo se dieron cuenta
que los iban a echar sin que mediara siquiera una mínima comunicación.
Algunos diálogos, polifónicos, se impusieron ante las
presentaciones, como cuando se habló de persecución política.
–Dicen que nosotros éramos empleados de Bruera y que por eso
nos pueden despedir –afirmó alguien.
–Dicen que van a ir a buscar a la casa a los punteros
políticos –agregó otro.
–¡Que vengan! –retrucó alguien–, pero hay que avisarles que
somos peronistas.
–La represión es para todos –respondieron más allá.
–Nos están tirando mierda, demonizándonos. Dicen que somos
planeros y choripaneros y a hasta algunos de nuestros vecinos les creen. Pero
tenemos que advertir que no vamos a bajar los brazos, que esto es por el amor
que nos tenemos el uno al otro, que son ellos los que quieren la guerra,
nosotros queremos trabajar. No queremos denunciar el lunes a la tarde que
tenemos un muerto y veinte compañeros heridos –logró decir a viva voz un
trabajador subido a la escalinata de la glorieta.
–Si somos 300 nos van a cagar a palos otra vez, pero si
somos 3000 no van a poder –le respondió otro.
–No seamos ingenuos y no pensemos que esto le pasa a fulano
o a mengano, esto nos pasa a todos. No seamos boludos de esperar a las
paritarias, el gobierno ya le aumentó el sueldo a la policía para que salga a
reprimir la protesta social –afirmó un hombre–.
En medio de un debate que se abrió por el compromiso que
deben asumir los gremios en el conflicto alguien parafraseó a Juan Domingo
Perón: “Con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes”.
Una chica recordó que también la Unión Cívica Radical
integra el frente Cambiemos y pidió interpelar al partido porque no puede estar
de acuerdo con la represión. Otra se mostró sorprendida por la situación y
recordó que hace años que hay manifestaciones sin que pase nada grave.
El rol de los medios de comunicación y las redes sociales también
estuvo presente en el debate cuando los trabajadores denunciaron un cerrojo
informativo y advirtieron que debían confiar en internet y en los medios
comunitarios. Los despedidos decidieron sumarse a la página de Facebook de “Resistiendo
con Aguante La Plata” para coordinar las acciones y el plan de lucha que
prometieron no abandonar. Y volvieron los diálogos.
–Los medios no nos van a sacar, pero tenemos a las radios
comunitarias y las redes sociales –dijo uno de los trabajadores.
–Tenemos que confiar en las redes sociales –le confirmó alguien.
–Tengamos en cuenta que no es “compartir” y poner “me gusta”
–aclaró una estudiante de comunicación.
–Vamos a estar en la calle –la respaldó un hombre.
Antes de cerrar el acto, como una forma de exorcizar los
miedos y la estigmatización, cada militante gritó el nombre de la organización
que se sumó desde ahora al reclamo de los municipales despedidos. Y cada uno fue
recibido con un cerrado aplauso.