"La gente cree estar plenamente informada sin haberse aproximado siquiera a una sola idea que contradiga sus prejuicios", Bill Keller.

20 de agosto de 2009

Cromañón



“¡Los absolvieron!”, se sorprendió una chica. “Hijos de puta”, gritó alguien de entre los familiares de las víctimas. “Son culpables”, se escuchó a otro. Y más gritaron “hijos de puta”.
“La concha de su madre”, aulló alguien y hubo más gritos y más insultos hasta que todos empezaron a cantar “Jus-ti-cia, Jus-ti-cia, Jus-ti-cia”… “Justicia pa Dardo”, gritó un padre que lloraba. Y empezaron las corridas. Apenas escucharon la decisión del Tribunal Oral Nº 4 de absolver a los integrantes de Callejeros, los familiares que estaban en Lavalle entre Talcahuano y Uruguay corrieron a la vuelta de la esquina, tiraron las vallas que habían sido apostadas en el lugar sin custodia e intentaron entrar en a los tribunales por una pequeña puerta protegida por unos pocos policías. Entonces, irrumpió infantería, medio centenar, con cascos y escudos. Hubo palos, piñas, empujones, más vallas tiradas y entraron en escena los camiones hidrantes con su agua azul, que mancha. Se escuchó alguna detonación y empezó la represión.
“¡Los absolvieron!”, festejó un chico y sintió como explotaba de alegría la Plaza Lavalle, donde se juntaron los defensores de Callejeros, frente a Tribunales. Y entonces aplaudieron, se emocionaron, se abrazaron los que llegaron de Lanús con los que habían ido de Morón. Y los de Adrogué se juntaron con los de Temperley a festejar. Y se dijeron que “se hizo Justicia”. Y “yo sabía”. “Vaaaamos loooco”. Y lloraron igual que los otros, pero de alegría. Yessi, Brenda, Nadia y Janet llegaban tarde y de la plaza los llamó un amigo para contarles la buena nueva: “lloramos desde once hasta acá”, contaron.
De un lado había carteles que hablaban: “Callejeros asesinos”, “Justicia por nuestros 194 ángeles” y una gran bandera negra con letras blancas en mayúsculas JUSTICIA. Habían sido atadas a las vallas las zapatillas de los pibes y las pibas. Y muchos pares de zapatillas de los nenes que murieron en el concierto, estaban atadas en un cartel de prohibido estacionar: “reservado Corte Suprema de Justicia de la Nación”. Y había algunos militantes del MST con una gran bandera: “cárcel a Ibarra y a Chabán, asesinos de Cromañón”. Del otro lado había otros carteles: “No nos cuenten Cromañón, nosotros lo vivimos”, “Prohibido olvidar”. “No incentivaban la pirotecnia, no coimeaban, no cerraron la puerta ¿Culpables de qué?”. “Basta de culpar a Callejeros”. Y había algunos militantes del MST con pequeños cartelitos: “cárcel a Ibarra y a Chabán, asesinos de Cromañón”.
Satisfechos por la condena a Omar Chabán e indignados con las penas a los funcionarios políticos que permitieron que Cromañón pudiera estar abierto pese a ser, como quedó demostrado, una trampa mortal; fue la decisión de absolver a Callejeros la que dejó marcada la diferencia en los alrededores de los tribunales. Nadie se acordó de Diego Argañaraz, el manager. O casi nadie: “los músicos absueltos y el pobre infeliz condenado a 18 años (ver página 14). Se nota que estos jueces no entienden nada del rock”, se quejó una chica que esperaba justicia para su amiga María Sol, “asesinada en Cromañón”.
Después de las corridas, los hidrantes con agua azul y los golpes, los familiares que estaban en la sala quisieron dejar los tribunales, pero no los dejaban salir. Fueron de una puerta a otra, hasta que quedaron en la doble hoja de rejas, justo donde sus familias los esperaban, en Lavalle entre Talcahuano y Uruguay: “No nos dejan salir”, gritaron. Y empezaron a gritar. “Justicia de mierda, Justicia de mierda”… “Jueces corruptos. Hijos de puta”. “Los pibes de Cromañón: Presentes”. “Los pibes de Cromañón: Presentes. Ahora y siempre”. “Callejero, callejero, yo te quiero preguntar, si a vos te hubieran matado un hijo, de qué lado ibas a estar”. Entonces, les abrieron las puertas y pudieron salir a la calle, donde se dieron abrazos.
En la plaza, los chicos que había ido a apoyar a la banda eran arriados por la seguridad que organizó el banderazo, entre los que había varios sobrevivientes, mientras que a los familiares se les iba la tarde, aunque sentían que se les iba la vida.

Foto: Alberto Direnzo

1 comentario:

Nanu Galán dijo...

Migue me encantó la nota, excelente!!!